Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Sharia católica

Que se cuide quien esté en la tan católica República de Irlanda y profiera un blasfemia de esas tan comunes entre los españoles, antiguamente devotos de Frascuelo y de María, ahora de Jesulín y de Belén Esteban.

Cuidado: el 1 de enero entró en vigor allí una ley que multa la blasfemia con 25.000 euros. A quien sólo proclame, digamos, que el Dios del Antiguo Testamento era brutal, o que la Virgen no era tal, o la denigre con palabras gruesas.

Una sharia en un miembro de la UE de tradición católica, donde los malos tratos en los internados religiosos y la pederastia de numerosos sacerdotes son noticia permanente que escandaliza a muchos creyentes, más propensos por eso a vociferar juramentos.

Un ataque frontal a la libertad. Porque deben distinguirse el deber de respetar al ser humano piadoso, y el derecho a denigrar sus creencias, muchas veces detestables.

El librepensamiento, la Ilustración, se conquistaron en el siglo XVIII rechazando con razonamientos, y también con groserías, los dogmas religiosos.

Con esta ley irlandesa no existiría la Enciclopedia. Voltaire, Diderot, D’alembert habrían terminado arruinados o en prisión en la democrática República de Irlanda.

Habrían sido incapaces de divulgar impetuosamente el racionalismo, algo que para los creadores irlandeses de la ley parece blasfemo, ignorantes de que si tienen fe deben dejar que su Dios sea quien castigue los pecados ajenos.

La sahria irlandesa sólo le ofrece traición a los musulmanes que desean liberarse de la literalidad cruel y sanguinaria del Corán, un sacrilegio que según el fanatismo islamista también merece castigo: la muerte.

Es algo peor que esa multa irlandesa, que justifica los intentos del islamonazismo para asesinar a los dibujantes daneses que ridiculizaron a Mahona , o de atentar contra todos los que rechazan el mensaje de su profeta.

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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