Crónicas Bárbaras

Manuel Molares do Val

Imprudentes criminales

Seguramente ya conoce usted el caso de ese hombre que estuvo a punto de morir la semana pasada por la mordedura de una rara serpiente de cascabel, uno de los ocho reptiles venenosos que tenía en su piso en una casa de vecinos, en Madrid.

Juan C. M., de quien no dan más datos las autoridades, acudió urgentemente a un hospital en el que había médicos que sabían de ofidios. Lo salvaron, pero de milagro, porque incluso en México, de donde trajeron esta cascabel poco común, tardan varios días en crear el antitóxico para su veneno.

Quizás a usted le apene este hombre, pero muchos de sus vecinos, que son buenas personas, afirman indignados que no sentirían dolor alguno si hubiera muerto tras la mordedura.

Porque igual que se le escapó esta serpiente, pudieron huir las otras siete y matar a alguien menos familiarizado con esos animales e incapaz de ir al hospital idóneo.

No hace mucho ocurrió algo parecido con una cobra que huyó de una casa y entró en un piso cercano por la habitación de un niño que dormía en su cuna. El perro de la familia percibió el peligro y atacó a la serpiente. Murió inmediatamente.

¿Qué vale más, la vida de ese perro fiel y sacrificado o la del dueño del ofidio? Esa familia no tiene duda alguna.

Nos rodean imprudentes criminales. Cada vez hay más gente cuyos animales peligrosos pueden matarnos, pero también tipos insensatos que van alocadamente a la montaña y que rescatarlos cuesta vidas de bomberos o policías, o los habituales locos del volante que asesinan con sus vehículos antes de morir.

Quien siente pena por seres humanos así, que además le generan enormes gastos a los contribuyentes, merece la santidad, pero no apoyo.

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Autor

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

Manuel Molares do Val

Natural de Vigo/Pontedeume, Galicia, trabajó para la Agencia EFE como corresponsal permanente en México, Bélgica, la República Popular China --el primer peridista español destinado allí--, y EE.UU. Fue enviado especial en todo tipo de acontecimientos en los cinco continentes.

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