El empresario español hallado muerto en Honduras fue asesinado por encargo de un amigo

El empresario español Ángel García Rubio, cuyo cadáver fue hallado el sábado en Honduras, donde había desaparecido el pasado 21 de mayo, fue asesinado por encargo de una persona de su confianza para no tenerle que dar explicaciones del uso indebido que había hecho del dinero que le gestionaba.

Esas son algunas de las conclusiones de la Policía Nacional, cuyos agentes, tres en concreto, se desplazaron al país centroamericano después de que el padre del empresario denunciara en una Comisaría de Madrid la desaparición de su hijo, que vivía en Honduras.

Los agentes colaboraron con la Policía hondureña y llegaron a la conclusión de que un guardaespaldas, podía estar relacionado con los hechos un guardaespaldas, al que había contratado Ángel García, de 31 años, meses antes.

Finalmente, este guardaespaldas es uno de los cuatro detenidos en relación al asesinato del empresario, cuyo cuerpo apareció el pasado día 8 enterrado y en avanzado estado de descomposición en una propiedad privada del municipio de la Villa de San Antonio, cerca de la ciudad de Comayagua.

La Policía hondureña comunicó a la española el hallazgo del cadáver y también le dio cuenta de las pesquisas: además del guardaespaldas, había sido detenido un amigo de Ángel y dos jóvenes delincuentes locales, a los que había contratado para que le mataran.

El inductor del homicidio era una persona de confianza de García Rubio y gestionaba varias propiedades y una cuenta bancaria que le había cedido el empresario. El objetivo de esta cesión, según informa la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, era evitar una posible intervención judicial derivada de un litigio mantenido por la víctima con su mujer. Según se extrae de la investigación de la Policía hondureña, el depositario de estos bienes había realizado un uso indebido del dinero y decidió acabar con la vida del ciudadano español para no tener que darle explicaciones.

El 21 de mayo, este individuo acordó una cita con Ángel García para mostrarle unos terrenos en el municipio de Villa de San Antonio y cuando ya se encontraban en el lugar sus cómplices le ejecutaron con varios disparos y le enterraron en una fosa. En la farmacia del «amigo» del fallecido se pudo comprobar que el pasaporte del empresario había sido quemado, pero además se hallaron las llaves de su coche, que habían sido arrojadas al interior de una cisterna.

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