«Obama tiene unas opciones bastante incoherentes en política exterior»

«Obama tiene unas opciones bastante incoherentes en política exterior»

José Rosado (PD).- Barack Obama ha ganado las elecciones estadounidenses tras la superación de prejuicios y la promesa del cambio. Sin embargo, su política exterior se ha visto condicionada por problemas heredados de la anterior administración. Irak, Irán o el eterno conflicto entre israelíes y palestinos pueden jugarle una mala pasada a un presidente sin apenas experiencia en política exterior.

Adrian MacLiman, periodista y analista político, prevé un comienzo titubeante por parte 44º presidente de EEUU en materia internacional y el uso de la diálogo antes que su antecesor. Cree que cualquier retirada de Irak es inaceptable mientras que aboga por un acercamiento con el régimen talibán dado el fracaso de la coalición en el aspecto militar. No obstante, es cosciente que el mandato de cuatro años es insuficiente para llevar a cabo una política coherente.

¿Podemos esperar que Obama negocie con el Gobierno iraquí para buscar una salida paulatina sin refozar a Irán?

Partimos del supuesto de que lo dicho en campaña nada tiene qué ver, por lo general, con las acciones del político. Promesas electorales así son preciosas, pero una postura pragmática no le permitiría a Obama -ni a nadie- fijarse una retirada de Irak.

En el caso de Irán, parece que Obama preconiza una solución negociada. Podría enviar emisarios a Teherán para ver si puede, antes de utilizar la baza militar, llegar a un acuerdo con los iraníes. A priori parece sencillo ya que el lenguaje político de los iraníes está más o menos en la onda de lo que piensan los republicanos.

Ahora bien, todo depende de hasta qué punto los iraníes -que también están en un período electoral- puedan permitirse el lujo de ceder ante el nuevo presidente y hasta qué punto los asesores de Obama digan que se puede seguir adelante con una negociación. Son dos factores, un presidente novato en política internacional y una campaña electoral en Irán, que no permiten mucho juego en este momento.

¿Intervendrá en el caso de que Irán lleve adelante su programa nuclear?

Los iraníes siempre han defendido que su programa nuclear tiene fines pacíficos. Queda por ver si la nueva administración norteamericana confía más en la política de Teherán en materia nuclear o sigue la misma línea que ha adoptado Bush sabiendo positivamente que la argumentación a favor del programa con fines no militares no es cien por cien cierta.

A pesar de que haya organismos dentro de EEUU como la CIA que puedan tener intereses contrarios…

Es algo que ha pasado mucho en la política internacional. Sabemos que, tras el 11-S, han habido grandes campañas de intoxicación sobre temas estratégicos dentro y fuera de EEUU. Muchos políticos de la administración Bush estaban al tanto del origen, un tanto dudoso, de las informaciones que se filtraban. Veremos si Obama se deja llevar por estas campañas o entra en una nueva era en la que se acaben con todos los rumores de armas de destrucción masiva y ataques inminentes de Al Qaeda. Algo que sería muy sano para Estados Unidos.

¿Podría aprovechar Israel el cambio de Gobierno para iniciar alguna acción en contra de Irán?

Los archivos norteamericanos demuestran que Israel pidió permiso hace dos años para bombardear las instalaciones nucleares de Irán, a lo que EEUU se negó. Hasta qué punto Israel se quiere jugar sus relaciones con la nueva administración no se sabe, pero también está en un período pre electoral y pueden pasar muchas cosas.

Obama es partidario de aumentar la presencia militar en Afganistán, ¿ayudaría a refozar las relaciones con una OTAN que está en decadencia?

Disiento con que la OTAN esté en decadencia; la Alianza está cambiando de enfoque y filosofía, lo que conlleva cierto desconcierto. Entra en una nueva fase en la que pasamos del Atlántico a los Urales o, incluso, a Indonesia.

En el caso de Afganistán, ni la OTAN ni EEUU han logrado acotar el peligro que suponen los talibanes. Desde el punto de vista militar, la presencia occidental ha sido un fracaso; hace falta otra política, no sólo de medidas bélicas. Muchos analistas han sugerido a EEUU la posibilidad de unos contratos discretos pero eficaces con los talibanes.

¿Hipotecó Bush el futuro de su sucesor en política exterior?

En política exterior, EEUU ha tenido siempre el handicap de que una estrategia global suele durar menos de cuatro años. Los seis primeros meses ningún nuevo presidente se atreve a cambiar de rumbo ya que está tratando de analizar y asimilar los datos concretos y en el último año antes de la elección tampoco hay grandes cambios.

A menos que un presidente dure ocho años en la Casa Blanca –como ha sido el caso de Bush-, nos encontramos con unas opciones bastantes incoherentes a nivel mundial. Es una política exterior a muy corto plazo para la gravedad de los problemas que se plantean. Lo más probable es que nos encontremos ante una política exterior muy titubeante.

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