John McCain: «Sé cómo funciona el mundo, el bien y el mal que hay en él»

(PD).- El candidato republicano a la Casa Blanca, John McCain, afirmó en su discurso de aceptación ante la Convención Republicana que recibe la nominación con «agradecimiento, humildad y confianza». Después de ser recibido con un aplauso de cerca de dos minutos del público, McCain expresó su agradecimiento –aunque sin mencionar su nombre– al presidente Bush por «liderarnos en esos días oscuros tras el peor atentado en suelo de EEUU en nuestra historia».

El candidato quiso arrebatar a su rival demócrata, Barack Obama, la exclusividad de la imagen del cambio y esgrimió su experiencia en Washington, donde dijo haber trabajado «muchas veces por unir a miembros de los dos partidos para solucionar problemas que necesitaban soluciones». «Y eso es lo que haré como presidente. Tenderé mi mano a todo aquel que me ayude a volver a hacer avanzar este país. Tengo el historial y las cicatrices que lo prueban, y el senador Obama no», aseveró.

Aun así, tuvo palabras de reconocimiento para Obama, del que dijo que tiene su «respeto y admiración». «Son más cosas las que nos unen que las que nos separan» y «yo no sería merecedor de llamarme americano si no reconociera el honor del senador Obama y los suyos por su logro», afirmó.

McCain prometió a su partido devolver a Washington los ideales republicanos y se presentó como un hombre independiente con la experiencia de la que carece su rival. «Vamos a cambiar Washington», anunció el senador de Arizona ante los miles de delegados y miembros del partido presentes en el Xcel Energy Center, en el centro de St Paul (Minnesota). Y describió ese cambio en base a los principios tradicionales de su partido: impuestos bajos, disciplina en el gasto y mercados abiertos.

Así, se comprometió a tratar de superar el «constante rencor partidista» del que está impregnada, en su opinión, la élite de Washington, y que es lo que no le permite «resolver los problemas», y advirtió que se trata «no de una causa, sino de un síntoma». «Es lo que ocurre cuando la gente va a Washington a trabajar para sí mismo y no para vosotros», dijo.

La intervención de McCain fue la última del día y la clausura de la convención, que comenzó el lunes. Le precedió un video que, con música de la serie «Dallas», alababa su vida y destacaba en especial los cinco años y medio que pasó en una cárcel en el centro de Hanoi durante la guerra del Vietnam. Habló en un estrado modificado particularmente para él, con una rampa que avanzaba hacia el público, en un estadio de hockey con un aforo de unas 20.000 personas.

«Perdimos la confianza del pueblo estadounidense cuando algunos republicanos cayeron en la tentación de la corrupción», afirmó McCain, ante el silencio de la audiencia. «No trabajo por un partido, no trabajo para un grupo de interés, no trabajo para mí mismo. Trabajo para ustedes», dijo el senador de Arizona, que fue interrumpido en un momento dado por una manifestante a favor del aborto. Para llevar ese cambio a las estructuras de gobierno del país, McCain se apoyó en la gobernadora de Alaska y candidata a la vicepresidencia, Sarah Palin. «Estoy deseando presentarla en Washington», afirmó.

McCain acudió también al segundo eje de su mensaje: la experiencia. «Nos enfrentamos a muchas amenazas en este mundo peligroso, pero no tengo miedo de ellas. Estoy preparado», dijo. «Extenderé la mano a cualquiera que me ayude a hacer progresar a este país de nuevo», prometió, y en una alusión a su tiempo como prisionero de guerra en Vietnam insistió: «tengo el historial y las cicatrices que lo demuestran».

McCain, que estuvo arropado por sus siete hijos, su esposa, Cindy, y su madre, terminó su discurso con un relato íntimo, que levantó a una audiencia donde abundaban los carteles que decían «McCain, héroe». El senador recordó la mañana de 1968 en la que fue derribado sobre Hanoi y las penalidades y torturas que sufrió a manos de sus captores. Su amor por EE.UU., según él, se hizo más intenso durante esos años. «Lo amaba, porque no era solo un lugar, sino una idea, algo por lo que merecía la pena luchar. Ya nunca fui el mismo. Ya no me pertenecía a mí mismo. Pertenecía a mi país», afirmó. «Mi país me salvó, no lo puedo olvidar», dijo McCain ante una audiencia enardecida, mientras en las gradas se leía el lema «el país primero».

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