Iñigo Méndez de Vigo: «El desacuerdo de Irlanda no puede convertirnos en rehenes»

Iñigo Méndez de Vigo: "El desacuerdo de Irlanda no puede convertirnos en rehenes"

Alejandra Morales.- “Ha sido aprobada con una gran mayoría”. La Eurocámara ha decidido dar el visto bueno a la directiva sobre inmigración con 367 votos a favor, 206 en contra y 109 abstenciones. El eurodiputado popular Iñigo Méndez de Vigo se muestra satisfecho: “con esto se demuestra que Europa puede llegar al consenso”. Con respecto al “no” irlandés el popular insiste en que “la voluntad de la Unión Europea no se puede someter al resultado de un país”.

La directiva sobre inmigración obligará a cambiar la normativa de los Estados miembros para introducir el nuevo límite de seis meses, que se podrá ampliar a 18 si hay una falta de cooperación del inmigrante o si hay demoras en la obtención de la documentación necesaria que deban expedir terceros países. Se aplicará también a familias y menores no acompañados, aunque en este caso se prevén garantías específicas.

La norma establece que cuando una persona en situación irregular sea expulsada, tendrá prohibida su entrada en territorio comunitario durante un periodo de cinco años. Cada inmigrante tiene derecho a dejar el país voluntariamente y los Estados miembros deberán fijar un plazo para ello de entre siete y treinta días.

¿Cómo se ha vivido la aprobación de la directiva?

Se ha aprobado con una gran mayoría. Se tenía que pasar en primera lectura. No se ha aprobado ninguna enmienda de las que se habían presentado.

¿Se puede decir que hay un consenso general?

En unos más que en otros. Desde luego, mi grupo ha estado detrás de la directiva. El ponente Agustín Díez de Mera ha sido una figura importante en esta forja de consensos. Este es un buen paso adelante con el que se demuestra que Europa se puede poner de acuerdo en cuestiones que afectan a la gente.

¿Cuáles eran los principales puntos de desacuerdo?

Creo que no todo el mundo tiene claro cuales son los principios que deben regir los asuntos de inmigración. A mi juicio son tres:
Una política común de inmigración respecto a las posibilidades de acogida, una política que facilite la integración social del inmigrante y, por último, una política común contra de la inmigración ilegal.El que ésta directiva toca es el tercero.
No estoy seguro, pero pienso que puede haber algunos que no se atreven a decir con claridad que no se debe hacer nada contra la inmigración ilegal y escudándose en el desacuerdo de uno de los puntos de la directiva, intentan evitar que se llegue al consenso general y por tanto a la aprobación.

Creo que en la asistencia legal previa al retorno del inmigrante se ha dado un gran paso así como con el tema de los menores. Para nosotros no es fácil porque hay que poner de acuerdo a 27 países. Cada uno tiene unas circunstancias y vive la inmigración de una manera distinta. Cada una tiene una legislación determinada y una experiencia propia.
Hay que buscar el equilibrio. Creo que es lo que ha conseguido la directiva.

Hablando de equilibrio, ¿qué ha supuesto el “no” de Irlanda en el seno de la U.E?

Ha supuesto un contratiempo. Primero, por una razón sicológica. En el tema institucional llevamos hablando de este tema 13 años. Hemos pasado por tratados que no han resuelto la cuestión.
Segundo; había previsiones para que entrara en vigor el 1 de enero. De ésta entrada en vigor existen una serie de consecuencias con respecto a un presidente permanente, la sustitución de las presidencias rotatorias por tríos presidenciales, el alto representante vicepresidente de la Comisión, etc. También afecta a temas que conciernen a España como es el número de eurodiputados.
Por lo tanto, esa entrada en vigor el primer día del año está en duda.

Dicen que el “no” irlandés ha podido ser una vengativa de los irlandeses al gobierno más que otra cosa…

Hay dos errores estructurales. En su momento ya batallamos por ello, aunque no lo sacamos adelante.
Primero; un tratado europeo en el que convergen 27 países no puede estar sometido a la unanimidad para su entrada en vigor. Me apoyo en un hecho histórico; la Constitución Norteamericana de 1787 que tanto se glorifica. Si ésta hubiera estado sometida a la unanimidad de las 13 colonias, no hubiera nunca en vigor ya que tuvo el desacuerdo de 2 de las colonias.
Segundo; es un error someterlo a la voluntad de uno u otro estado.
El desacuerdo, ya sea por una respuesta al gobierno de turno o una vendetta entre partidos políticos de un país determinado, no puede hacer que todos los demás seamos rehenes. No se puede supeditar a la Unión Europea a la decisión de Irlanda.
Creo que vale lo mismo la aprobación parlamentaria que la plebiscitaria. Las dos son igualmente democráticas.
Pedimos al Consejo Europeo que se respete el resultado de Irlanda pero que también ésta respete la voluntad de los demás países de seguir adelante. El proceso de ratificación debe continuar.
La misma tarde del referéndum irlandés,el PP pidió al Gobierno español que presentará la Ley Orgánica para la ratificación del Tratado de Lisboa en la Cortes. El Gobierno ha dado su asentimiento y vamos a prestar apoyo en este tema.
Cuando termine la ratificación, que será en noviembre, tendrémos que ver cuántos hay a favor y cuántos en contra. Creo que el Consejo Europeo de octubre es un punto decisivo.Hay que preguntar a los irlandeses qué piensan hacer. Pero si en ese momento hay 26 estados que han ratificado los irlandeses tendrán que brindar una solución.

Quedan todavía 8 países, ¿cree que darán un “sí”?

Creo que la respuesta se dilucida esta tarde. Si la Cámara de los Lores aprueba definitivamente esta tarde el Tratado en Inglaterra, pienso que va a ser un paso más para seguir adelante sin contaminación.

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