LISTAS ELECTORALES
08.02.08 @ 18:48:15. Archivado en Política, Corrupción
Se avecinan elecciones. Los aparatos de los partidos se afanan en la elaboración de las listas a través de un proceso, taimado y traumático donde, amén de legítimas ambiciones personales, se ponen de manifiesto, notoriamente, dos cosas:
De un lado, la absoluta falta de democracia interna a la hora de decidir qué personas concretas integrarán las listas del partido político correspondiente para representar a los ciudadanos en las instituciones del Estado. Los partidos, para elegir a sus candidatos, han relegado ya definitivamente y sin complejos el sistema de elecciones primarias (tan importante en la democracia norteamericana). Así, las listas, -todas-, se elaboran casi clandestinamente en un despacho, marginándose en este trámite a las bases del partido, -lo que provoca un claro cortocircuito democrático-, y primándose únicamente la fidelidad sectaria sobre cualquier criterio de excelencia personal o profesional. Este proceder envilece inevitablemente las relaciones personales en el seno del partido y, por supuesto, adultera la calidad democrática exigible por imperativo constitucional a toda organización política que, como tales, forman parte de la arquitectura constitucional de nuestro país.
Por eso, los ciudadanos venimos asistiendo estupefactos, en los últimos días, a la representación pública de todo un esperpento, en el que aparecen personas muy válidas que por oscuras razones son excluídas de las listas por el mandamás de turno (el asunto Rajoy-Gallardón es sólo un ejemplo), mientras otras, cuyos únicos atributos son la adulación y el servilismo al líder, cuando no inconfesables servicios a la causa, ocupan lugares preferentes en dichas listas. Todo lo cual se intenta justificar siempre, de manera cínica y desvergonzada, en aras del interés del partido. Pero, ¿y el interés de la ciudadanía, ese que por ley están obligados a respetar, qué pasa con él? ¿Acaso la deseable categoría y la necesaria eficacia de las instituciones democráticas no merecen ser preservadas, por encima incluso del interés del partido?.
Por otra parte, este déficit democrático se ve aumentado por el hecho de que en el sistema electoral vigente rigen las listas cerradas y bloqueadas, de forma que nadie puede elegir a otra persona que no sea la que figura en ellas y por el orden igualmente establecido en las mismas. De este modo, la democracia directa y la representación política auténtica son una mera entelequia en nuestro sistema constitucional.
Llegados a este punto, la pregunta es obligada: ¿aún piensa, querido lector, que es Vd. quien elige a los políticos que le representan en su Ayuntamiento, en la Junta de Andalucía, o en las Cortes?

Comentarios:
Aún no hay Comentarios para este post...
Se muestran únicamente los últimos 40 comentarios de cada post.
Los comentarios para este post están cerrados.