Mª Antonia Jiménez Milla
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Han transcurrido varios días y aún mantengo el sentimiento de rabia e impotencia ante el maltrato que procura la operadora MOVISTAR a sus clientes.
Soy, junto con mi familia, la titular de varias líneas telefónicas que bajo un contrato familiar hemos mantenido suscrito con esta operadora más de seis años. Como el “boca a boca” sigue siendo la estrategia de marketing más efectiva que conozco, llega a nuestros oídos que otras operadoras ofertan unos costes mucho más baratos que Moviestar, así que compruebo el “rumor” accediendo a Internet y efectivamente no solo me espanto sino que corroboro la escandalosa diferencia de tarifas que esta operadora mantiene y oferta respecto a otros operadores de telefonía móvil, así que decido cambiar el contrato con la que operadora que mejor se ajusta a las circunstancias de mi familia.
Y he aquí que comienza la historia del maltrato: minutos interminables de espera para que te atienda un/a comercial, dificultad para comprender a ciudadanos y ciudadanas de otros países de habla hispana que atienden las llamadas de los clientes (hablar un idioma común no garantiza ser poseedora de todos los giros lingüísticos de cada zona), llamadas de enojo desmedido y cuasi insultos por haber osado cambiar, imposibilidad de acceso a ninguna entidad real para efectuar las reclamaciones que se estimen necesarias ya que nunca te permiten el acceso más allá del comercial que atiende tu llamada.
Y precisamente sobre esta última situación es sobre la que quiero dejar constancia de la indefensión legal y “emocional” a la que nos vemos sometidos los consumidores de cara a esta operadora que NO TIENE CARA, NI LUGAR: la estrategia de los ladrones, desmontar todo y salir corriendo para que no les cojan con lo que han robado a otros
Y todo esto en un estado de derecho donde casi todo esta normalizado y reglamentado, y nosotros aún con estos pelos de no poder reclamar a nadie nada, por que la nada es MOVISTAR. Creo que la responsabilidad de que estas situaciones tan comunes a muchos de nosotros supervivan sólo la tiene quien ejerce la titularidad del gobierno y quien representa la oposición también, porque tampoco lo denuncia.
Sirva esta carta para que los políticos y representantes de los/las ciudadanos/as de este país, sepan que necesitamos estar protegidos frente a este tipo de maltrato, tan lamentablemente frecuente, y tan terriblemente impune. Creo que no puede tener cabida en un país en el que se protegen los derechos fundamentales de las personas que vivimos en él, por nimio y superficial que pueda parecer, el maltrato y la humillación, constituyen siempre una vulneración de derechos.
