Error humano

Jesús Mellado Valle
Doctorando en Filosofía

Últimamente nos vienen bombardeando con la muerte de un bebé por el error de una enfermera. Sin lugar a dudas el hecho cuenta con toda la carnaza para ser manipulado hasta la saciedad. El bebé en cuestión era superviviente de una madre que murió por la gripe A, además son marroquíes, es decir emigrantes. Vimos estupefactos como el gerente del hospital Gregorio Marañón se apresuró a decir que la responsable había sido una enfermera, sin embargo yo me hice una pregunta, ¿si hubiera sido un semidiós, es decir un médico, se hubiera apresurado a criminalizarlo como lo hizo con una muchachita de veintitrés años? Claro que no sólo él, sino todos los políticos de izquierda y de derechas corrieron a culpabilizarla como algunos periodistas de diferentes medios de comunicación.

¿Saben realmente todos los parlanchines de radio televisión y prensa escrita, cómo funcionan las suplencias de un hospital como el Gregorio Marañón, donde todas las enfermeras o auxiliares valen para todo? Por otro parte me he sentido consternado al ver como ninguno de los semidioses, es decir los médicos, no han sido capaces de dar la cara por una niña de veintitrés años, que al parece se ofreció para ayudar con la mejor voluntad. Que el bebé se haya muerto por una equivocación humana no quiere decir que yo personalmente no lo sienta, es evidente que lo siento como el que más, pero no pretendo hacer leña del árbol caído que es lo que al parecer está haciendo la prensa, la mala prensa, el oportunismo político y la proyección morbosos e inmoral que representa el hecho de un drama que ha recaído en una familia de emigrantes; la política necia y parásita de izquierdas o de derechas no va a dejar pasar la ocasión de demoler al más débil en su propio y nauseabundo beneficio.

La profesión de enfermería -yo no soy profesional de sanidad- es y tiene que ser respetada en todo momento. Si una persona ha cometido un error, porque entre otras cosa hay una notable falta de profesionales y se tienen que multiplicar para atendernos en las plantas de los hospitales, no tenemos que criminalizar, ni a ella en concreto, ni a un colectivo ejemplar, eficiente, responsable y capaz, que representan las enfermeras y enfermeros de España. Sin embargo es posible que en algunas ocasiones pueda haber algún error, ¿quién no los tiene en su trabajo?. Por eso es conveniente que antes de descargar nuestra ira y nuestro malestar social contra una persona que ha tenido la mala suerte de equivocarse pensáramos un poco si nuestro trabajo nos demanda tanta responsabilidad.

Siento la muerte del pequeño, si duda, pero me gustaría que esta carta sirviera para dar ánimos a una profesional de la enfermería que tuvo la desgracia de equivocarse, desgracia que sólo le puede ocurrir a quien hace las cosas. Como ya es sabido, el que rompe los platos es el que los friega

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