Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

Se me acaba la sabática temporada de ocio.

(o “A ver qué hace ahora mi sabia señoría”).

Mi señoría tiene escrito tanto y tan bien acerca de casi todos los temas de su interés particular que mientras no haya otros eventos diferentes que puedan interesarle, me temo que –si esto no se remediara o remediase– sus innumerables lectores, o sea, vuesarcedes, iban a estar muchos días ayunos de las sonrisas que les provocan las chirigotas o cuchufletas que este pobre diablo pero excelente escribidor, garabatea desde, o mejor, en este lugar. Y es que uno está persuadido de que tampoco merece la pena que una inteligencia de la envergadura de la mía se vaya a preocupar de reflexionar acerca de temas tan baladíes como, por ejemplo, el del caso Gowex, del que habla hoy, en su columna de ABC “Una raya en el agua”, el ilustre periodista don Ignacio Camacho, con la maestría que le caracteriza, en su trabajo “Jenarín”. No. Uno ha de preocuparse de cuestiones de mayor importancia. Porque, ¿cuántos miles de millones de euros, es decir, millardos hay, o mejor, debía haber en el caso en cuestión? Bueno, los que haya o debiera haber. Uno no está para ocuparse de cuestiones así. Mas, decía antes que, si esto no se remediara o remediase, vuesarcedes se iban a ver privados de esas sonrisas que probócanles mis parletas , siempre de tan excelente urdimbre, que decimos los cultos que sabemos apreciar los tesoros literarios que en ciertos escritos haya. Y mi señoría, a partir de este mismo instante, va a interrumpir su´dolce fare niente´ y va a dedicar a todo el cúmulo de neuronas que ha, a resolver esta cuestión para que vuesarcedes no sufran con su abstinencia. (El síndrome del mono, ¿no?).

Atiendan: el problema es el siguiente. Mi señoría debe haber escrito en este blog del orden de Acabo de contarlas: 1.256 chirigotas o cuchufletas. Y en ellas he reflexionado en torno a una serie de cuestiones que, tomadas de la realidad, del día a día, de lo que ha ido sucediendo y a mi me ha parecido de interés para los leedores, o sea, para vuesarcedes que eran interesantes, en la inteligencia de que me interesaran o interesasen a también, que la caridad bien entendida empieza por uno mismo y en esto de la literatura del voluntariado está siempre en vigor lo de o jugamos todos o rompemos la baraja. En esta situación o ´statu quo´ quiere uno, o sea yo, seguir garrapateando las reflexiones que se le ocurran acerca de los temas que, a su juicio, o sea, al mío merezcan la pena o tengan algún rasgo proclive a la ironía, a la sonrisa, a la crítica o algo parecido. Y con ello alimentar ese hambre cercana a una necesidad irreprimible de drogadicción que tienen vuesarcedes de mi prosa.

Ni que decir tiene que la tarea a la que se somete a lo que he llamado todo mi “cúmulo de neuronas” es muy vasta y enojosa, con lo que no crean que vaya a poder ofrecerles la solución a este enorme problema en poco tiempo. Tampoco vayan a pensar que a demorarme voy tanto como se demora la justicia española en dictar sentencias en general, porque eso sería ya antológico. Puedo adelantarles, eso sí, que confío en que mi “cúmulo” (¿cuántas quedarán en mí, transcurridos los setenta y dieciséis tacos -de almanaque, claro- que he o tengo…?) se va a empeñar en que su objetivo se alcance cuanto antes, mejor.

¡Que así sea! Es decir, amén. ¿O no?

11-07-2014.

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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