Cajón de Sastre

Rufino Soriano Tena

De la libertad de horarios comerciales.

(o “Nunca hay que tomar a chanza los dichos de doña Esperanza”).

Mi señoría no sabe si la libertad de horarios anunciada por la Presidente o Presidenta de la autonomía de Madrid ha recibido ya todas las bendiciones legales que necesite para entrar en vigor. De cualquier forma, ella estaba encantada cuando dio a conocer el anteproyecto. No así los sindicatos, que amenazaron, como de costumbre, con echarse a la calle.

Esto de los sindicatos, especialmente los pertenecientes a las dos centrales mayoritarias (sobre todo , como aclara uno siempre en un paréntesis como éste, lo son porque se llevan la parte del león en cuanto a subvenciones, ayudas, participación en los cursos de formación de personal, etc.); esto de los sindicatos, concretamente CC. OO. y UGT, ambos inclusive, a juicio de mi señoría deben transformarse en asociaciones libres de trabajadores, que se financien con las cuotas de éstos y con el patrimonio de que dispongan, pero nada de subvenciones estatales en sus distintos niveles (nacional, autonómico, municipal, etc.). Lo cierto es que no dicen los ingresos que reciben, en primer lugar porque según mis noticias, no tienen obligación de hacerlo ; y en segundo punto, parece que en alguna ocasión han alegado, para no hacer públicas sus cuentas, que al tratarse de ingresos de tan diversas procedencias, no era fácil determinar con exactitud su cuantía total. Bueno, esta última escusa es tan infantil que, si la dieron ellos –que lo dudo-, ocurrió la cosa en un momento de enajenación mental transitoria o incluso no existió nunca y la difundieron extraños medios ´antisindicalistas´.

Lo que pasa es que uno ha escrito ya bastante acerca de los sindicatos. Y muy bien, por cierto. Ah, claro, eso sí: desde el punto de vista literario. Para comprobarlo pueden recurrir a “A los sindicatos, simples migajas, a pesar de todo lo que están haciendo” o a “Del origen de los casi 25 millones de pelas regaladas a CC.OO. y a UGT”.

De cualquier forma, mi señoría , en esta chirigota pretende comentar el tema de los horarios comerciales y alabar la idea de doña Esperanza Aguirre y su Gobierno autonómico por haberse decantado por una total liberación. Es decir, que cada tienda , comercio, sitio expendedor de bienes o servicios, o ambos inclusive, vendan o, en el más amplio sentido, dispensen sus mercancías, tangibles o intangibles, en el horario que sus dueños estimen más conveniente.

A partir de esta disposición cobra una importancia definitiva el letrero o pancarta (¡perdonen el ´modus dicendi´ o ´loquendi´ de mi omnisciente u omniscia señoría, pero es uno tan culto… Sí, eso de pancarta parece lenguaje sindical o ´politiqués´; sin embargo o no obstante, don Amando de Miguel, usted sabe que no lo es); cobra, itero, una importancia decisiva el letrero, pancarta, anuncio o placa que rece, con perdón, cuándo está operativa la tienda, comercio, bazar, expendeduría, negocio o espacio transaccional para el consabido mercadeo de bienes y servicios, ambos inclusive (esto de “ambos inclusive” es un latiguillo que con frecuencia utiliza mi señoría y que, como tal, es frase que se repite innecesariamente en la parla de estas chirigotas o cuchufletas con las que torturo a vuesarcedes con harta asiduidad. Y si el empresario o emprendedor de algún negocio o ´business´ a los que vengo haciendo referencia fuera o fuese anárquico, por no decir anarquista , que ya es vocablo de mayor calado en el “ars rerum civilium sciencia” o política; si el emprendedor anárquico fuera avaro a la par, uno, desde su atalaya de sabio, tomaría licencia para aconsejarle que en la placa del horario pusiera la conocida copla de

Abrimos cuando venimos;
cerramos cuando nos vamos.
Si cuando viene no estamos
es porque no coincidimos.

Y, como complemento, éste de carácter económico-financiero, quizá fuese bueno un segundo cartel o espacio informativo en el que se advirtiera a la clientela el consabido epitafio de “HOY NO SE FÏA: MAÑANA” para que presuntos deudores se abstengan de solicitar artículos con demora en el abono correspondiente.

Hay quien recomienda un tercer letrero, pero mi señoría no es partidario de él (del tercer letrero, ¡caramba! ¿De qué va ser?) para que advierta a los clientes, diciéndoles escuetamente: “Los que quieran pagar con tarjeta / váyanse a hacer p… pipas de barro colorado”. ¿Y por qué no es uno proclive a que se instale también, en algún frontispicio del negocio, este tercer mensaje? Porque vuesarcedes y mi señoría, ambos inclusive, sabemos que la capacidad lectora de muchos españoles es, según el Informe Pisa, asaz precaria, con lo que una dosis de esta envergadura podría tener efectos si no letales, sí al menos de incapacidad cognitiva transitoria. ¿O no?

16-04-2012.

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Autor

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

Rufino Soriano Tena

Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Granada y Licenciado en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad Comillas (ICADE) de Madrid

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