Una Carmen tremendista, por J.C.Deus

carmen_caballo_centrado_robert_ramosMuchos años han estado Salvador Távora y La Cuadra de Sevilla representando este espectáculo por todo el mundo. Ahora llegan a Madrid con una versión corregida que incluye un fabuloso corcel blanco en escena y conserva todo su primitivismo visceral, su bárbaro ritual, su esencia carpetovetónica. Es casi surrealista, bordea lo grotesco y lo ridículo, recurre a todos los símbolos atávicos -del candil a la espuerta, del capirote al bonete, de la faca a la liga- y los combina con procacidad burda y propaganda andalucista. Suple su esquematismo escenográfico con fuerza telúrica. Es descomunal, puede atragantarse, pero no deja indiferente. Recomendada especialmente a hijos pródigos de la madre patria, modernos denostadores de las esencias, y todo el necesitado de constatar quiénes somos y de dónde venimos.

Una ‘Ópera Andaluza de Cornetas y Tambores’ se subtitula. Esto sí que es posmoderno y no las provocaciones adolescentes de Rodrigo García y Angélica Lidell. Se sabe desde el primer momento, cuando la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de Las Tres Caídas irrumpe en la platea desde el fondo con el ‘atonalismo’ salvaje, el aullido y el estertor de los agudos de sus cornetines. Esa evocación agigantada de la semana santa conecta con ignotos reductos de la memoria, y el ritmo marcial e hipnótico de los tambores será la ola que arrastre la obra, la rescate una y otra vez del naufragio y se convierta en un recital impresionante de música clásica distorsionada al más puro estilo contemporáneo.

‘Cascanueces’, el bello semental blanco que protagoniza un ‘pas à deux’ con la protagonista es el otro maremoto del espectáculo, con su enorme grupa, su majestuoso andar, sus espumarajos salpicando todo, como bestia mitológica surgida de los avernos. No en vano dice Távora que su Carmen ‘tiene el lenguaje profundo de la tragedia griega, la emoción del circo y la magnitud de la ópera’.

No estamos ante la Carmen de Merimée y Bizet, aunque se recurra inevitablemente también a los pasajes más famosos de esa ópera. Carmen es ahora una heroína popular, una luchadora por las libertades, una precursora del feminismo y hasta subliminalmente una andalucista continuadora del motín de Riego y hasta combatiente en la trinchera republicana. Todo ello son ocurrencias que sólo contribuyen a desmadrar la trama, en la que la escena del ahorcamiento del general famoso alcanza el máximo desatino, y el cuadro de la cigarrera empuñando la bandera de las Cortes de Cádiz al son distosionado del himno oficial de la II República, tiene más de manifiesto dadá que de agitación socialdemócrata.

carmen_josediazmeco273El cante reina, como siempre en el flamenco. Las tres cigarreras equivalen a siete montajes de Peter Brook, aunque cada cosa sea cada cosa. ‘Por el barrio de Triana/ casi por la madrugá/las gitanas cigarreras/pasan sin mirá patrás/Pisando calles de albero/y entre farolas de gas parecen fantasmas negros/que van en busca del pan’. El martinete inicia un recital siempre poderoso de seguirillas, bulerías, alegrías y demás palos de esa poderosa tierra. Especialmente emocionante resulta el canto popular ese de ‘Con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones’.

El baile es un zapateado obsesivo y remachante que se hace frase, argumento y guión. Lalo Tejada y El Mistela lo dominan como el andar. El fragor retumba y retumba y desafía a los timbales, marcha unido, se separa y retorna siempre. Las guitarras acompañan bien.

El problema es que no basta para contar la historia lineal que aquí se cuenta con zapateados y tonadillas populares. Lalo Tejada es Carmen, y El Mistela es Don José. Tienen que actuar, suplir con el ademán las palabras que no tienen. Y es aquí donde el esfuerzo se hace imposible de salvar, sobre todo para la Tejada que se desangra en una gesticulación exagerada, reñida con el teatro, que perjudica bastante a la estética general. El Mistela está más comedido y se defiende mejor.

Y es que el espectáculo tiene una coreografía paleolítica, casi de danza aborigen, que puede juzgarse desfasada y propia de alguien que ignora todo de la danza moderna. Aquí todo es lo que es, y si alguien es detenido se le ata, y si alguien es atacado se le aporrea, y si alguien es bandera de libertad mueve los brazos como una paloma. Así que no estamos con Eduard Lock y su ‘La, la, la, human steps’ donde todo es al revés y deconstruido. En esta Carmen todo debe ser evidente, para un público quizás que lo quiere mascado y bien mascado, y que acepta a regañadientes la menor estridencia.

La Cuadra de Sevilla quiere ‘devolver a la trianera la dignidad que le robaron Prosper Merimée y Georges Bizet, despojarla del «romanticismo y el folclorismo» con que la vistieron, homenajear su paisana y loar la cultura andaluza, cualquiera que pueda ser tal entelequia. Todo esto nos parece peor, propaganda subvencionada de mistificaciones demagógicas. Y realmente se cargaría el espectáculo de no ser por la Hermandad del Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Nuestra Señora de la Esperanza de Triana, cuyo cornetín solista, don Julio Vera Cuder se suelta un solo escalofriante propio del mejor Ligeti.

_mg_5280_curro_casillasApenas ya falta hablar de la lograda escenografía, una estampa ‘kistch’ con un poblado campanario en cuyas gradas se acopla la banda, por cuyo soportal entran los personajes, a cuya vera se sientan las cigarreras a liar cigarros, y cuyo redoblar crea momentos también en el que el esperpento se codea con la emoción señera.

Esta Carmen, que no es la de Merimée- -ni la de Gades ni la de Saura ni de Calixto Bieito ni la de tantos otros-, se estrenó en el Festival de Peralada en 1996. Al principio incluía una corrida, que luego se quedó en rejoneo y finalmente en esto. En 2010 se estrenó una revisión en la plaza de toros de la Maestranza de Sevilla con rejoneo simulado y con cinco ‘Recortadores Valencianos’ haciendo acrobacias delante de un toro. No tiene franceses ni bandoleros. y dice basarse en la verdadera historia de la cigarrera trianense cuyos amores ilícitos con un militar navarro llamado José Lizarrabengoa fueron escándalo; que luego se enamoró del picador Lucas, y además de ello ‘asumió posturas políticas progresistas que la llevaron a liderar importantes conquistas en el campo de las incipientes libertades de la mujer andaluza’. Arrea bacalao. Menos mal que reconocen que estamos ante ‘una leyenda de transmisión oral’. A la que se le pueden seguir añadiendo cosas -una aparición de Blantes, un monólogo de Boabdil- que prolonguen la vida de este inusual espectáculo.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Guión: 5
Dirección: 8
Música: 8
Coreografía: 6
Interpretación: 5
Escenografía: 7
Realización: 8
Producción: 8


TEATRO ESPAÑOL
Carmen, en versión de Salvador Távora.

Intérpretes
Carmen, Lalo Tejada
Don Jose, El Mistela
Caballo de Alta Escuela, ‘Cascanueces’
Picador Lucas, Jaime De La Puerta
General Rafael de Riego, Juan Romero
Cigarreras cantaoras, Ana Real Y Ana Fernandez
Cigarrera bailaora, Cristina Rodriguez O Rocío Suarez
Soldados/Toreros/Monaguillos: Juanjo Díaz, Manuel Gonzalez y José Ángel Salazar El Chato
Guitarristas, Manuel Berraquero Y Miguel Aragón
Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de Las Tres Caídas.

Ficha artística
Concepción, geometría coreográfica, escenografía, ordenación dramática de la música, Salvador Távora.
Músicas, Salvador Távora, Julio Vera, Rafael Soto Reyes, José Ramón Pérez Soto, Francisco J. Rodríguez, Ángel Manuel Cebero Miranda.
Estractos de Ópera de Carmen Georges Bizet.
Director de la banda de Cornetas y Tambores, Julio Vera.
Cantos corales interpretados por Coral Santísimo Cristo de las Tres Caídas y Coros de Nuestra Señora de la Esperanza de Triana.
Diseño de vestuario y complementos Creativo Fridor.
Pintura sobre seda de la bandera de la constitución de 1812, Evelyne Chevalier.
Bordados sobre terciopelo, Taller de Bordados F. Carrera Iglesias.
Diseño de Iluminación, Claude Corval, Jef Dubois.
Producción, La Cuadra de Sevilla.

Sala Teatro Español – Sala Principal
Del 23 de noviembre al 11 de diciembre de 2011
Horario De martes a sábado 20h. domingos 18h.
Precio Entradas de 4 a 22€. martes y miércoles 25% dto.
Duración 1h. 30min. aprox.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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