Igual que muchos que se rieron de la epidemia de depresión de la década pasada, terminaron presa de consultas y medicamentos, algunos de los que hoy se ríen de los bautizados ‘T.O.C.’ (Trastornos Obsesivos Compulsivos) mañana quizás lloren. Pero no hay nada más cotizado en el mundo del espectáculo que hacer reír al público. Reír cueste lo que cueste, aunque sea a base de trucos facilones: gritos, tacos, aspavientos, alusiones, todo lo que conforma el imaginario popular más insulso, superficial y anodino.’Toc toc’ no aporta nada, pero si lo que busca es reír a toda costa, ésta es su obra.
Laurent Baffie es un conocido humorista francés de bastante éxito en todos los formatos -radio, televisión, cine, teatro, libros- que en 2005 escribió esta pieza que ha extendido su éxito a las zonas de influencia francófona, Quebec y Bélgica, pero también a esta España que no habla francés pero como si lo hiciera. Julián Quintanilla es un teatrero español que vive en París, que fue ayudante de Tomaz Pandur en Infierno de Dante Alighieri, y de José María Flotats en La Cena de Jean Claude Brisville, y ha adaptado la obra a nuestros lares con todas las alusiones necesarias a la beatería de los fieles de Ratzinger, a la prostitución enquistada en los aledaños de la Gran Vía, al Real Madrid más merengue que nunca y otros temas de actualidad candente. Esteve Ferrer goza de gran experiencia en las artes escénicas, ya sea como director, productor o actor, tanto de teatro como cine y televisión. No sólo dirige la pieza sino que interpreta al personaje de más gancho, el taxista Camilo, aquejado de la manía de calcularlo todo.
Seis personajes con diferentes trastornos obsesivos compulsivos (TOC) -blasfemar por todo, contabilizarlo todo, desinfectarse de todo, comprobarlo todo, repetirlo todo y equilibrarlo todo- coinciden en la sala de espera de un afamado psiquiatra, reputado especialista en la curación de estas manías, que pierde el avión, se retrasa, y así provoca que el grupo de pacientes emprenda una terapia grupal de resultados sorprendentes. El humor ya sabemos que puede ser de muchas clases, irónico y faltón, surrealista y populachero, intelectual y pedestre, poético y ramplón, creativo y destructor, inteligente y zafio. El humor de esta pieza es el más fácil de asimilar por la clase media ciudadana: chistes fáciles sobre lugares comunes, aspavientos graciosos, confusiones obvias y nada que necesite cavilar o replantearse un tópico.
Nadie promete innovaciones ni trascendencias. Nadie busca dilemas tortuosos y dramas existenciales. No hay confusión: venimos a reírnos a toda costa. Y se logra. Sólo enfermos irrecuperables de tristeza y pesimismo congénito, como nosotros, permanecerán serios, atónitos y un tanto avergonzados de su propio T.O.C. ( ¿desconfianza exagerada en el prójimo, individualismo virulento?) en medio de la generalizada diversión de cien minutos sin pausa.
Con tales pretensiones no puede extrañar que la producción y la realización sean escuálidas en inversión e innovación, que la escenografía sea plana y roma, y que el grupo de competentes actores y actrices no intenten sacar los pies del tiesto de un vodevil rampante. Hacen sus papeles a gusto del director y a mayor gloria de la simpleza de la audiencia. Camilo, Fred y Pep, por este orden, desatan carcajadas y aplausos, con sus tics y sus ocurrencias; Blanca, Lili y María les siguen a la zaga con los suyos. Todos tienen sus momentos de gloria, es un texto democrático y equidistante. Pero a Camilo lo interpreta el director y de esta forma es el príncipe de la velada.
La productora Lazona hace también otros productos menos comerciales o más minoritarios, como ‘Días Estupendos’, de Alfredo Sanzol (nominado a cuatro Premios Max en la última edición) estrenada hace un año en el Teatro Valle Inclán del Centro Dramático Nacional, y con la que actualmente están de gira. Distribuyen ‘El Encuentro entre Descartes y Pascal el Joven’, protagonizada y dirigida Josep María Flotats; la producción ‘Glengarry Glen Ross’ de David Mamet, del Teatro Español, con dirección de Daniel Veronese, y hasta el éxito de Miguel del Arco, ‘Veraneantes’, basada en esa pieza de Gorki, estrenada en abril pasado en el Teatro de La Abadía de Madrid.
‘Toc toc’ es plana, no tiene matices ni en su texto ni en su transcurrir ni en su interpretación ni en su presentación. Todo responde al principio del mínimo gasto y el máximo taquillaje. Nos tememos que es un indicador preciso del nivel estable de la temperatura media de nuestro teatro comercial. Puedes sentirte tan cómodo como en el sillón frente a la tele, como en el teatro de los años sesenta antes de la provocación, como en ese mundo impasible de la clase media consumista sin más aspiraciones.
El éxito ha corroborado el proyecto. Toc Toc fue estrenada en el Teatro Príncipe-Gran Vía de Madrid, el 4 de septiembre de 2009, e inició el viernes pasado su tercera temporada: presumen de más de quinientas funciones, más de doscientos mil espectadores. Ante tales logros, sólo cabe felicitar al equipo. Su trabajo no es exigente e innovador, pero es coherente y profesional. Le dan al público lo que el público que va a verlos quiere.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Texto: 5
Dirección: 6
Escenografía: 3
Interpretación: 6
Realización: 4
Producción: 4
TEATRO PRÍNCIPE GRAN VÍA
http://www.teatrosdemadrid.com/principe_obra1.htm
Calle Tres Cruces, 8 (Madrid)
Desde el 26 de agosto
TOC TOC
Director: Esteve Ferrer
Autor: Laurent Baffie, versión española Julian Quintanilla
Escenografía y vestuario: Ana Garay
Iluminación: Juanjo Llorens
Producción: Lazona, Marcus teatral
REPARTO
ESTEVE FERRER: CAMILO
FRAN SARIEGO: PEP
MIGUEL FORONDA: FRED
ÁFRICA GOZALBES: BLANCA
ANA FRAU: MARÍA
INGE MARTÍN: LILI
SARA MOROS:ASISTENTE.
