Estos veraneantes no son los de Gorki, por J.C.Deus

12.5462Se cuenta que el día del estreno en 1904, de las localidades donde estaban los radicales llovían alabanzas -“¡Gracias, camarada Gorki!”-, y desde las que ocupaban los intelectuales liberales llovían los insultos. Gorki se había cebado en las contradicciones de la pseudointelectualidad burguesa. Hoy sería cosa que hacer lo mismo con el cinismo y oportunismo de sus sucesores. Esta versión es demasiado complaciente. «Somos veraneantes en nuestro propio país, extranjeros en nuestra patria», decía uno de sus personajes. Estos ‘Veraneantes’ son más un buen guión de miniserie televisiva que un alegato literario. Pero refleja bien la banalidad pretenciosa con que la ‘generación de la Transición’ ha llegado al poder.

De la obra que escribiera en 1904 ‘el amargo’ Maksim Gorki (pseudónimo de Alekséi Maksímovich Péshkov, 1868-1936) queda poco además de la frase final y el título. Como meritorio reflejo de la realidad que nos rodea, la obra es un buen documental. Todo el ‘tiquitaca’ social -frases, gestos, posturas, imposturas, formas de ir tirando, sistemas de morir en vida,- está representado en una serie de eternos jóvenes que antes de parpadear entrarán en la cuesta abajo de la cincuentena, maduros inmaduros; arquetipos de: político cínico, emprendedor cruel, artista homosexual, escritor de éxito, y rebelde sin causa, por el lado masculino, y melindrosa acomodada, activista solidaria, creyente de la nueva era y rabiosa salida, por el lado femenino. Les acompañan una acomplejada ama de casa y un empresario que no quiere serlo más, los cuales son de alguna manera lo más vivo de la obra, testigos implicados en la inmensa impostura.

Miguel del Arco, guionista y director en la cresta de la ola, con su anterior ‘La función por hacer’ planteó una «versión más que libre» del clásico ‘Seis personajes en busca de un autor’ de Luigi Pirandello. Repite fórmula con esta ‘reeescritura’ de otro clásico, ‘Los veraneantes’ de Máximo Gorki. La formula es utilizar el argumento y la fama de obras consagradas, para vampirizar su trama, olvidando su trasfondo y convirtiendo un drama decimonónico en una ‘soap opera’ ligera, con cierto aroma intelectual, el justo para no estropear su levedad. Adaptar, actualizar, no es tan fácil como muchos creen, y ocurre a menudo que eliminando la distancia histórica se mata el espíritu y el propósito originales de la obra. No decimos que sea completamente fallida, decimos que no es bastante acertada.

La Rusia de primeros del siglo XX se convierte en la España de primeros del siglo XXI. Como en el original de Gorki, -se nos dice-, vemos a un grupo de veraneantes que por una parte desea un cambio vital y social y, por otra, lo teme. Mientras tanto, velarán por que nada les amargue el aire festivo’. La segunda reflexión que se propone es: ‘¿Cómo puede ser que durante todo el año vivamos absorbidos por nuestro trabajo, incapaces de llevar con plenitud nuestra vida afectiva, y que de pronto en verano nos juntemos llenos de ansiedad por disfrutar al máximo?’ Y ambas van acompañadas de lo único que ha sobrevivido del original, la frase sobre la que cae el telón: «Los veraneantes llegan, lo ensucian todo y se van».

11.4767Del Arco ha redactado un largo texto explicando su objetivo, repleto de las preguntas y respuestas que flotan en el aire. Dice que esta obra es la historia de un grupo humano que se enfrenta a un cambio, inmersos en lo que Schopenhauer llamaba el error innato: la creencia de que estamos aquí para ser felices. Que son un grupo de personas esforzándose en vivir. ‘No todos tenemos el mismo talento para afrontar esta tarea, pero la exploración de los diferentes caminos que Veraneantes propone es lo realmente emocionante’. Y que ha modificado el original porque ‘la inercia carece de ritmo y nosotros no queremos dejarnos llevar… we’ve go rhyhm’.

¿Cómo captar la trivialidad sin ser trivial? ¿Cómo sacar poesía de la banalidad, sentimientos de la simple apariencia, trascendencia del ritmo? Es el desafío de los creadores que pretenden reflejar nuestra época, supongo que como en todas las épocas. Gorki sacó oscuros presagios de sus veraneantes; Del Arco ha sacado fatiga infinita de los suyos, de sus discursos miméticos, de sus poses fingidas. Todos las inquietas minorías de todas las generaciones se equivocan irremisiblemente. Pero el camino es lo que cuenta. Aquí no se hace camino al andar, se sigue un rastro polvoriento.

08.3027La pieza está bien escrita en general, con algunas partes que suenan ‘muy vistas’, es decir, muy oídas. Los diálogos son casi de verdad. Los personajes, un tanto esquemáticos. La escenografía, inexistente, con unos telones confusos. Los movimientos en escena, aceptables. La duración, excesiva, y el efecto general al final de la pieza, agridulce. No deja de tener interés el testimonio y no deja de ser presentado de buena manera. ¿Qué es lo que falta? Un punto de riesgo más allá del correcto consenso oficial; un grado más de sinceridad; algo menos de guionista comercial y algo más de experiencia personal que contar.

Donde la obra se afianza es en su largo y buen reparto, al que sólo encontramos -lamentablemente- una excepción en la protagonista, a la que posiblemente darán dentro de unos días el premio a la mejor actriz de nuestra escena, y a la que por tanto este rapapolvo importará tres pimientos. Pero la Bárbara veraneante es la menos real de todos los personajes, con mucha distancia sobre los otros dos personajes más discutibles, Eli y Cris, un tanto forzados. Isra, Raúl y Miquel son un trío convincente. Manuela y Lidia mantienen sus caricaturas. Ernesto no termina de ser creíble. De Miriam y Chema ya hemos dicho que son los que más nos gustan, especialmente la primera. Es decir, el elenco es muy bueno, pero interpreta unos personajes un tanto acartonados.

08.2927Por eso, estos ‘Veraneantes’ tienen un aspecto televisivo inconfundible. Entretenido, pasable, divertido a veces, para verlo en el salón de casa. Coincidimos con la frase que enarbola la propuesta: ‘La imaginación es más importante que el conocimiento’ (Albert Einstein). Pero ni una ni otro amplían lo que vemos.

A Del Arco le aplaudimos ‘La violación de Lucrecia’ y le criticamos ‘La función por hacer’, que ha obtenido ni más ni menos que nueve nominaciones para los Premios Max que se darán en Córdoba el próximo 9 de Mayo: mejor espectáculo de teatro, mejor adaptación de obra teatral (Miguel del Arco y Aitor Tejada), mejor director de escena (Miguel del Arco), mejor diseño de iluminación (Juanjo Llorens), mejor actriz protagonista (Bárbara Lennie), mejor actriz de reparto (Miriam Montilla y Manuela Paso), mejor actor de reparto (Raúl Prieto) y mejor empresario o productor privado de artes escénicas. Un opcional palmarés impresionante que, sin embargo, no puede ni debe desviarnos de lo que honestamente pensamos.

08.2698‘Veraneantes’ no es una crítica social, es una amable caricatura, una componenda con el ‘spanish establishment’, sus poderes fácticos y su ‘noosfera’. Del Arco ha avanzando desde su remedo pirandelliano. Ahora le queda la tercera, a la que va la vencida. Dejarse de perchas y aprovechar el tirón para decirnos más sobre el ambiente y el material humano que conoce. Dejar de mimetizar el pasado, adentrarse en el futuro. Porque el arte es el que hoy predice y explora, y nada será esta vez igual a las anteriores.


Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Texto, 6
Dirección, 7
Interpretación, 7
Realización, 6
Producción, 5

Veraneantes
A partir de la obra de Maxim Gorki
Dirección Miguel del Arco
Teatro de La Abadía
Madrid
Del 13 de abril al 29 de mayo

Reparto
Bárbara Lennie: Bárbara, esposa de Israel
Israel Elejalde: Israel, marido de Bárbara
Miriam Montilla: Miriam
Raúl Prieto Raúl: marido de Elisabet
Miquel Fernández: Miquel, hermano de Bárbara
Lidia Otón: Lidia, hermana de Israel
Manuela Paso: Manuela
Elisabet Gelabert: Elisabet, esposa de Raúl
Cristóbal Suárez: Cristóbal
Chema Muñoz: Chema, tío de Raúl
Ernesto Arias: Ernesto

Ficha artística
Miguel del Arco: Texto y dirección
Eduardo Moreno: Escenografía
Juanjo Llorens: Iluminación
Arnau Vilà: Música original
Ana López: Vestuario
Studio 340: Espacio sonoro
Carlota Ferrer: Coreografía
Aitor Tejada: Ayudante de dirección
Andrea Delicado: Asistente de dirección

Teatro de La Abadía en coproducción con Kamikaze Producciones.

Duración aproximada: 2 horas y 30 minutos
Encuentros con el público: miércoles 4 de mayo y miércoles 11 de mayo al término de la función en el Café Siboni (Fernández de los Ríos, 31). Con la presencia del equipo artístico de la obra. Entrada libre hasta completar aforo.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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