Concentrado de Beckett al cubo, por J.C.Deus

BECKETT3Samuel Beckett, gracias a su discutido premio Nobel o a sus propios méritos, se decanta como el máximo exponente de la ruptura teatral que en los años sesenta del pasado siglo acompañó a todas las demás rupturas. Jorge Eines, un veterano dramaturgo, no se ha contentado con representar alguna de sus obras, como hace casi todo el mundo, sino que en ‘Tejido abierto-Tejido Beckett’ ha urdido un cóctel -‘molotov’, probablemente- con personajes y diálogos de varias de sus obras -‘Esperando a Godot’, ‘La última cinta de Krapp’, ‘Final de partida’, ‘Días felices’-. Y contra todo pronóstico ha conseguido una propuesta muy interesante que al principio asusta pero que al final convence.

‘Buscamos descubrir un tejido constituido de interacciones entre situaciones y personajes. Captaciones del universo beckettiano para tejer una trama’, plantea Eines, que con cuatro de los discípulos de su escuela de actores, monta una aventura teatral arriesgada. Qué decir si no de un escenario donde coexisten Vladimiro, Estragón, Krapp, Winnie, Pozzo, Lucky, Moran, Molloy y Malone, esos personajes marginados, disfuncionales, psíquicamente enfermos y físicamente tarados que componen el panorama con el que Beckett confundía premeditadamente a los seres humanos.

Sus explicaciones para entender la obra, poco valen y poco aportan. Propone suponer que cuatro locos amantes de la obra del autor irlandés se encuentran en una estación de tren abandonada. Han sido convocados por una carta anónima. Cada uno debe traer un personaje dramático del autor y un texto literario. Un carrito, una maleta y una bolsa contienen todo lo necesario. Estos personajes son cuatro versiones de Belacqua Shuah, un constructor de laúdes que aparece en La Divina Comedia de Dante Allighieri, y que era fetiche favorito del irlandés desesperado.

BECKETT2Añade Eines que el espectáculo está dividido en cuatro segmentos. En el primero se nos descubre el mito de origen de todos los personajes del universo de Beckett. En el segundo, Primer Amor y Último Deseo se llaman entre sí y nos muestran conductas tan explosivas como cotidianas. Son los títeres homicidas. En el tercero, los vínculos de poder y dominación se esconden detrás del amor. No es difícil amar a alguien. Lo difícil es vivir con alguien. En el último segmento, lejanos ecos de Krapp, Winnie o Vladimiro y Estragón. Son el último tren. El último esfuerzo para combatir el sinsentido. Si no lo capta cuando vea la obra, no se preocupe; a todos nos pasa lo mismo.

Como no todos hemos dedicado tanto tiempo a estudiar las obras de Beckett, para el común mortal lo que ocurre en una escena especialmente desangelada es que cuatro marginales, cada uno a su bola, escenifican imponentes diálogos para besugos, monólogos inconexos, exabruptos varios y reflexiones paranoicas y depresivas juntas y por separado. ‘Un tejido constituido de interacciones entre situaciones y personajes. Captaciones del universo beckettiano para tejer una trama’, como el creador de la obra y director suyo dice.

Son cuatro pirados, cuatro sin techo, cuatro marginales que cuando hablan entre ellos no se entienden y cuando se internan en soliloquios no se oyen. ‘El espectador tendrá que atrapar lo que pueda con relación a lo que cada uno pueda significar’. Así de difícil nos lo ponen. ‘Nadie ha podido comunicarse con nadie’. Cierto. Pero a pesar de una escenografía lamentable, la obra se termina imponiendo y funciona.

Jorge Eines cita a Alain Badiou: “No, la obra de Beckett no es lo que siempre se nos ha dicho que era: desesperanza, absurdo del mundo, angustia, soledad, degradación… Es una indagación seria sobre la humanidad pensante. Poner entre paréntesis todo lo que es superfluo y retrotraer al hombre a sus funciones indestructibles. La indigencia de los personajes de Beckett, la pobreza, sus enfermedades, su vagabundeo sin finalidad aparente, todo lo que parece una alegoría de las miserias de la condición humana se puede comparar con la duda con la cual Descartes conduce al individuo al vacío». Interrogar desde el teatro al desasosiego. Cavilar. Darle al coco. El mejor de los vicios.

La Compañía Tejido Abierto dice haber nacido en el año 2007 alrededor siempre de la obra de Samuel Beckett, para dar salida a unos actores y una metodología de formación técnica actoral ‘que hace factible una pertenencia”. Los cuatro protagonistas son criaturas nacidas de la escuela de Eines, antiguos alumnos ya profesionales diversos pero con algo en común. ‘Con ellos iniciamos hace más de un año este viaje. Difícil sería entender el porqué de este proyecto sin entender la naturaleza de los vínculos. Desde ellos hacia el universo del llamado Teatro del Absurdo por la vía más larga. La de la retribución más que nada humana. Más que nada artística’. Director y actores han formado un equipo conjuntado y logrado el objetivo.

‘El lenguaje -explica Jorge Eines- no es un instrumento del pensamiento en el mundo que nos regala Beckett. Hablan, porque no tienen otro remedio que emplear las palabras. Saben desde siempre que no van a conducir a ninguna parte. Desde el comienzo sabemos el final, pero aquí estamos’.

Esta pieza estuvo ya el año pasado en el XXVII festival de otoño en primavera y está subvencionada por la Comunidad de Madrid. Jorge Eines nació en Buenos Aires en 1949. Debido a la situación política argentina emigró a España en 1976, instalándose en Madrid, donde obtuvo la Cátedra de Interpretación de la Real Escuela Superior de Arte Dramático y Danza (RESAD) hasta que en, en 2001, fundó su Escuela de Actuación; ha dirigido un Woyzeck, de Georg Büchner (ahora que se acaba de estrenar otro), un Tío Vania, un Fuenteovejuna y una La señorita Julia. Da seminarios para actores y profesores teatrales de este y del otro lado del charco.

La obra merece la pena. Se nota el saber del ideólogo y se palpa su sapiencia en esas maletas que arrastran sus personajes con un mundo dentro, en la bicicleta y la escalera, y sobre todo en el notable alto colectivo de los actores, elevados por encima de la precariedad del escenario, prolijos en registros y recursos actorales, sorprendentes casi siempre positivamente a lo largo de hora y media. El telón que ‘adorna’ la escena, no es una buena idea. La vía de madera es pobretona. La iluminación, sin embargo, lo salva todo, y la emoción del tren que llega y no llega es sencillamente magnífica. También nos gustó el fantasioso vestuario aunque no terminara de entenderse una ‘deshabillé’ contra corriente.

Estamos en un intento inédito de condensar en una sola propuesta teatral lo fundamental de la obra dramática del premio Nobel irlandés. Esencialismo y minimalismo del teatro del absurdo reducidos a su esencia más pura, un intento logrado de captar su espíritu negativo, su sombrío pesimismo apenas adornado con algo de ironía y sarcasmo. Beckett sobre todo estuvo obsesionado en demostrar que el lenguaje, nuestro invento supremo, ya no servía para nada, que las palabras han perdido todo su sentido, que frases hechas, prejuicios, creencias y pereza hacen imposible a los humanos comunicarse entre ellos.

BECKETT1La inteligente y meritoria propuesta de Eines plantea algo más, la duda sobre la vigencia del teatro de Beckett o su obsoleta supervivencia. Él y otros plantearon hace medio siglo que Occidente no sobreviviría al estado de bienestar basado en el consumo. Que la alienación anegaría la existencia. Las profecías no se han cumplido y aquí estamos, tan campantes. La enfermedad existe, pero ha sido controlada. Hay que buscar otros revulsivos más allá de la provocación que no provoca y del absurdo asumido.

Este ‘Tejido abierto-Tejido Beckett’ puede entenderse como recapitulación final de un par de temporadas llenas de Beckett. Vimos ‘Happy Days’ en el Centro Dramático Nacional el pasado enero; vimos una extraordinaria versión musical de ‘Neither’ en la pasada edición de Operadhoy; vimos ‘Fin de partida’ en La Abadía ahora hace un año; y vimos una conmovedora versión de ‘Krapp’s Last Tape’ (La última cinta de Krapp’) en el Festival de Otoño de 2009; y hasta vimos el año pasado un experimento fallido de fusión de Beckett con Shakespeare en ‘Próspero sueña Julieta (o viceversa)’. Les incluimos los vínculos a las reseñas, porque parece buen momento para recapitular. Pero, una vez hecho, a ver si nos vamos acercando a este siglo.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Textos, 8
Adaptación, 7
Dirección, 8
Interpretación, 7
Realización, 6
Producción, 5

Para ver un clip de la obra

Para saber más del director
www.jorge-eines.com


CÍRCULO DE BELLAS ARTES
CICLO ESCENA CÍRCULO
Tejido abierto – Tejido Beckett
del 22.03.11 al 27.03.11
Dirección y dramaturgia: Jorge Eines
Escenografía: José Luis Raymond
Vestuario: Ikerne Giménez
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Reparto: Carmen Vals, Inma González, Dani Méndez y Alexander Caballero.

Fórum.- Los días 23, 24, 25 y 27 de marzo, tras cada función, tendrán lugar en el teatro una serie de coloquios a los que podrán asistir las personas que hayan abonado el importe de la entrada. Participarán pensadores y especialistas en el campo dramático.

Tras ésta su tercera propuesta, Escena Círculo, este ciclo de teatro contemporáneo, continuara con:
-El amante
05.04.11 > 10.04.11
-Acreedores
15.04.11 > 23.04.11
-El jardín de los cerezos
26.04.11 > 01.05.11
-Fando y Lis
11.05.11 > 21.05.11

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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