Celebración del hastío y del rencor, por J.C.Deus

11_6hSiéntese en el mejor restaurante de la ciudad creyendo que ha acudido al teatro. No le darán de cenar pero verá cómo lo hacen varias parejas de gente guapa. Y sobre todo escuchará lo que se dicen. ‘Celebración’ es una de las últimas obras escritas por el consagrado premio Nobel Harold Pinter. Es un muestrario de la frustración, el odio a uno mismo y los demás, y la violencia apenas soterrada y nada vencida, que la mayor parte de nuestro amado prójimo acumula en su dolorido corazón. Brutal disección, vive Dios. Morboso, inquietante muestrario de perversión cotidiana, de perversión perfumada, de perversión con chaqueta y tacones de aguja. Peligroso acudir con la pareja habitual y más aún quedar a cenar después con tus mejores amigos.

Pinter estaba al final de su vida profesional y aplicó su experiencia a un texto sobrio, a unos diálogos certeros muy lejanos de las metralletas ocurrentes de los guionistas de Hollywood. Es una obra de esas en las que no pasa nada, es decir, en las que pasan cosas profundas que tienen poco que ver con la acción por la acción y bastante con esos silencios elocuentes, esas frases afiladas, esa maldad tan gratuita y tan hipócrita que los supuestos civilizados aplican en sociedad.

11_5hUna pareja celebra su aniversario de boda e invitan a celebrarlo a sus mejores amigos, la hermana de ella y la hermana de él, casados también entre sí. Matrimonios en el lado malo de los cuarenta, adultos encarando la amarga verdad, seres dañados bajo corazas relucientes, que todavía se preguntan por qué nada salió bien. El marido presume invitándoles a un sitio muy caro, pero desde el primer intercambio de frases es obvio que la pareja únicamente se mantienen juntos para poder seguir haciéndose daño. La cena es una permanente sucesión de agresiones verbales apenas barnizadas formalmente, y al desastre de los celebrantes se une el desastre de los acompañantes.

Además, en la mesa cercana cena otra pareja rota, de insulsas aventuras extramatrimoniales y un abismo de incomprensiones, que terminará confluyendo en la mesa de los otros comensales en una traca final entre las tres parejas. No hay opiniones, conclusiones, tesis y desenlace. Es como si efectivamente estuvieras en un restaurante con un micrófono direccional escuchando y contemplando a tan problemáticos comensales.

11_3hNo hay buenos ni malos, son como cualquier hijo del vecino, mejor dicho, como nosotros mismos a veces. Pero nadie se aplica un magnetófono a sus lamentables discusiones caseras, nadie es consciente de la atropellada degeneración que es la vida después de los cuarenta, del descenso tambaleante a los infiernos que supone. Sólo algunos rectificarán, escucharán la voz de la experiencia, tendrán la valentía de cambiar, de intentarlo al menos. Estos seis adultos desgraciados no van a hacerlo. Teatro comprometido, teatro de denuncia: no de las injusticias sociales sino de las aflicciones personales. Quizás el activista Pinter fue descubriendo tardíamente que la llave de los males de nuestra sociedad debe estar más bien dentro que fuera, en cada persona más que en la organización social.

El director de esta versión, opina que es una obra actual que refleja el funcionamiento de la sociedad de hoy. La obra se estrenó efectivamente en 1999, pero no habla de la sociedad, habla de las personas que la formamos, lo cual es muy diferente y mucho mejor a la hora de comprender los problemas del mundo, después de un siglo de desastrosas recetas que iban a arreglar las cosas y casi las estropean para siempre. Pinter, un señor muy politizado, se cuida muy mucho de dar recetas. ‘Celebración’ es simplemente eso, la celebración de su aniversario de boda por una pareja en la cuarentena, una cena en restaurante de postín. Una cena que se atraganta, que te hiela la sonrisa y te quita la máscara.

11_2hFernández de Castro ha convertido la sala pequeña del teatro en un restaurante con música bailable en directo y un servicio de sala tan cargante como es habitual. El equipo técnico está acertado y el espectador es un comensal más, con un ángulo de visión condicionado por el azar, con una óptica diferente de lo habitual. El elenco actoral lo hace mejor que bien. Las tres parejas son auténticas, bien las mujeres, bien los hombres. Lola Baldrich y Jesús Cisneros interpretan a los desgraciados celebrantes, la sardónica Julia y el violento Ramón, unidos en un desamor que podría arreglarse cambiando de registro. Pero las palabras hirientes construyen murallas heladas, y las premeditadas humillaciones en público las coronan de vidrios cortantes. Para hacer más llevadero el drama, el director de escena se ha «inventado» un camarero plasta, y una pianista y un cantante que amenizan la bronca, permiten escenas de baile y llenan los silencios con música de los ochenta. Hace más tragadera la pócima que Pinter prefería servir sin suavizantes.

Harold Pinter (1930-2008) es autor de 29 obras de teatro, entre ellas The Birthday Party, The Caretaker, The Homecoming y Betrayal, y 21 guiones de cine, entre ellos The Servant, The Go-Between y The French Lieutenant’s Woman. En 1985 Pinter viajó a Turquía con el escritor estadounidense Arthur Miller y conoció a muchas víctimas de la represión política. En la función en honor a Miller en la embajada estadounidense, en lugar de intercambiar cortesías, Pinter enumeró una lista de detenidos políticos que habían recibido descargas eléctricas en sus genitales, declaraciones que hicieron que lo echaran. (Miller, en apoyo, abandonó la embajada con él). Junto a otras personalidades judías acordó no aceptar la ciudadanía israelí ni celebrar el 60 aniversario de este Estado como protesta por su comportamiento con el pueblo palestino. En 1999, criticó airadamente los bombardeos de Kosovo por la OTAN, una justa posición que contados intelectuales mantuvieron. También se opuso a las invasiones de Afganistán en 2001 y de Iraq en 2003. En 2005, anunció que se retiraba del teatro para dedicarse a la acción política. “En sus obras se descubre el precipicio bajo la irrelevancia cotidiana y las fuerzas que entran en confrontación en las habitaciones cerradas”, se dijo de su teatro. Murió de cáncer a los 78 años, en diciembre de 2008. Apoyaba al movimiento de izquierdas Respect.

11_1h‘Celebración’ hace doblete en nuestros escenarios. Otra versión de Lluís Pasqual estará del 13 de enero al 27 de febrero en el Lliure de Gràcia, en Barcelona. Curiosamente, Fernández de Castro fue durante cuatro años ayudante de dirección de Pasqual en el Centro Dramático Nacional. Hace un par de temporadas pudimos ver una buena versión de su The Homecoming a cargo de Ferrán Madico. En la reseña de entonces comentábamos también la figura de Pinter, sus ideas y su teatro, denominado absurdamente ‘del absurdo’.

Cuando recibió el Nobel se autocitó diciendo: ‘No hay distinciones concretas entre realidad y ficción, ni entre lo verdadero y lo falso. Una cosa no es necesariamente verdadera o falsa; puede ser al mismo tiempo verdadera y falsa… A veces, sientes que tienes durante un instante la verdad en la mano para que, a continuación, se te escabulla entre los dedos y se pierda. Pero la búsqueda de la verdad no se puede detener nunca. No puede aplazarse, no puede retrasarse… Hay que evitar los sermones a toda costa. Lo esencial es la objetividad. Hay que dejar a los personajes que respiren por su cuenta. El autor no ha de confinarlos ni restringirlos para que satisfagan sus propios gustos, disposiciones o prejuicios’. Pinter supo mantener su teatro al margen de sus ideas políticas, abordando ambas dimensiones -personal y social- de forma dialéctica, pues la obra de arte preconcebida suele fallar estrepitosamente.

Celebración
de Harold Pinter
Traducción, Ana Riera
Dirección, Carlos Fernández de Castro
Producción, Centro Dramático Nacional
26 de noviembre a 2 de enero de 2010
Teatro Valle-Inclán | Sala Francisco Nieva

Escenografía Carles Cugat
Vestuario Pepe Corzo
Iluminación Juan Gómez Cornejo
Videoescena Álvaro Luna
Composición y arreglos musicales Cristina Presmanes

Reparto (por orden alfabético)
Julia: Lola Baldrich
Susi: María Casal
Ramón: Jesús Cisneros
Mateo: Gabriel Garbisu
Camarero 2: Rodrigo Mendiola
Alberto: Sergio Otegui
Camarero 1: Miguel Rellán
Ricardo: Javier Román
Cuca: María José del Valle
Sonia: Usun Yoon
Músicos en escena:Cantante Joselo Esbrí; Pianista Cristina Presmanes

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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