Triste despedida de Duato, temores en danza, por J.C.Deus

La Compañía Nacional de Danza presentó su balance de la temporada, esta vez teñido de polémica ante el cese de su director de las últimas dos décadas, Nacho Duato, y las incógnitas sobre su futuro. Duato quiso hacer de la comparecencia una despedida un tanto desafiante, y el programa incluía dos producciones suyas históricas -Remanso y Arenal- con tan sólo un nuevo trabajo en medio de ambas, pero a cargo de Gentian Doda, que forma parte de la compañía desde 2003 y presentó la temporada pasada su primera coreografía. No hubo nuevos ‘duatos’ ni siquiera grandes ‘duatos’. Fue triste.

Es más, fue patética más que triste. No es correcto autohomenajearse a cargo del erario público. Y además, hacerlo de forma un tanto balbuceante. Al gran bailarín y coreógrafo se le están últimamente cruzando los cables, y se ha preparado una despedida que le desmerece, como si hubiera sido obra de esos enemigos que le obsesionan. Debió optar por presentar una última contribución rompedora, o en su defecto por algo más… rotundo. Ciertamente, sus trabajos recientes, Cobalto, Herrumbe o El jardín infinito, tienen pegas. ¿Es lo mejor suyo ‘Alas’ de 2006 o Rassemblement de1990 o o White Drakness de 2001? En todo caso, el programa elegido no nos satisfizo como hubiéramos deseado.

‘Remansos’ es un fragmento arqueológico de los tiempos del gay power; Arenal es una penosa actuación de una veterana cantautora, micrófono en ristre como si estuviera de gira, acompañada de unas bailes pseudofolclóricos que quieren ser mediterráneos -ahí es nada, méteme un mar en un florero- y parecen de los tiempos de ‘Coros y Danzas’ de Educación y Descanso. Entre estas dos coreografías mediocres que inexplicablemente ha elegido el gran bailarín y coreógrado valenciano para hacer balance de sus dos décadas, el programa incluye una novedad de su favorito Gentian Doda muy discutible y discutida. Ninguna coherencia entre las tres piezas del espectáculo. Un trabajo colectivo que ha vuelto a empeorar. Todo indica que la CND necesita iniciar otra etapa. Dicen que habrá concurso de méritos y que el/la/lo elegido se sabrá en diciembre. Por fortuna no estuvimos el día del estreno, que fue aún más patético, con intervención incluida desde el escenario del protagonista. Pero la sensación dominante es de final de época y nubarrones en el horizonte.

Remanso, sobre los Valses Poéticos del compositor Enrique Granados, fue una breve contribución por encargo del American Ballet Theater, estrenada en Nueva York en noviembre de 1997. A partir de aquella primera versión, el coreógrafo ha alargado la obra con tres de las danzas populares del compositor. Con tan sólo el piano de fondo, contiene numerosas alusiones a una homosexualidad glorificada, efebos con un clavel entre los dientes y una estética afeminada que hoy no se ve ya afortunadamente en los escenarios.

Aksak es un contraste completo, un aquelarre de bandidos kosovares a mayor gloria de una atmósfera de opresión y aislamiento. Comienza como un Capricho de Goya pero termina en una orgía de taburetes. En todo caso, es para nuestro gusto la mejor de las tres escenografías. Dice hacer referencia al mito de la caverna de Platón, pero sin dejar de tener originalidad y aciertos, resulta ‘Coja’, que es el significado de la palabra con que se titula. Tiene algo de patibulario, de rufianesco, que obviamente no resulta bello. Interesante a pesar de todo la música en que se basa la pieza, del compositor también albanes César Aliaj. La escena de hombres y mujeres en torno al convite invisible es de gran fuerza. Los movimientos disfuncionales, los retorcimientos espasmódicos sin embargo, podrían obviarse y la pieza ganaría. Tiene algo especial, teatral, que le da dramatismo más allá de la danza, que penetra en territorios aún por explorar en la coreografía de nuestro tiempo. A destacar su espectacular realismo, a echar en falta su carencia de alma, su espiritualidad grado cero.


Arenal es una coreografía de Nacho Duato inspirada en canciones de Mª del Mar Bonet. ‘El propósito del coreógrafo con este ballet, es mostrar la desinhibida alegría del carácter mediterráneo en contraposición a la cotidiana lucha de la vida’: por un lado, un grupo de hombres y mujeres bailan motivados por la pura alegría de la música. Su júbilo es reflejado con claros movimientos de los bailarines -paso a dos, paso a tres, paso a cuatro- sobre canciones griegas traducidas al catalán y mallorquinas. Por otro lado, una mujer permanece aparte y baila sola cuatro canciones cantadas a capella. Estas canciones, sin acompañamiento musical, con un contenido realista, surgen como un desgarrado grito del corazón. Sus movimientos están más cerca del suelo que los del resto de los
bailarines. Ella es la expresión del influjo de la tierra. Color, coreografía, movimiento, todo es innegablemente mediterráneo’. Ésa es la descripción oficial. Lo que vimos nos resultó tremendamente decepcionante. Más allá de la falta de interés de los cantos y la coreografía, el resultado final era una amalgama kistch de figurines toscanos, menhires aztecas, aires balcánicos, convencionalismos y triviliadades decididamente inabordable.

En resumen, una velada desangelada e incoherente. Una mezcolanza sin posar de referencias dispares en la que no aparece hilo conductor alguno. Una despedida triste para un período sobresaliente. Ojalá el colectivo se sobreponga a los aspavientos y siga adelante.

Colaboró a la penosa impresión que dió la CND, el hecho de que unos días antes nos visitara la NDT holandesa. Del Nederlands Dans Theater vino a la Compañía Nacional de Danza nuestro Nacho Duato hace dos décadas. Las coreografías del checo Jiri Kylián fueron su inspiración como la de tantos otros coreógrafos. Pero de la NDT se fue hace tres lustros Kylián sin alborotos, abriendo las puertas a los que vinieran detrás, y éstos han correspondido a la herencia generosa. La distancia entre el espectáculo que trajeron ellos y el que ofrecieron los nuestros, -ambos con el mismo formato, es decir, aquel con dos piezas de Kylián y en el medio otra de la casa, éste con dos piezas de Duato y en el medio la de Doda- es la misma que entre la actitud de Kylián y la de Duato, el primero abierto, el segundo, cerrado, convirtiendo la CND en su compañía feudataria, con 46 coreografías propias frente a 43 ajenas, y de ellas sólo en veinte años las de otros dos españoles. Así no puede haber continuidad. La distancia, enfín, entre el sucesor de Kylián, que celebra el cincuentenario de la NDT con dos trabajos de su antecesor, esperemos que no se mantenga con el sucesor de Duato cualquiera que sea, y que sepa recoger todo lo que de bueno ha dejado éste por el bien de la danza contemporánea española.

Los dos espectáculos anteriores de la CND:
El mismo Nacho Duato
26.03.09 | 17:46.

Entre cobalto y herrumbe

10.07.09 | 16:27.

Madrid – Teatro de la Zarzuela
Del 25 de junio al 4 de julio de 2010
PROGRAMA
XX AÑOS CON NACHO DUATO

Remansos
Coreografía: Nacho Duato
Música: Enrique Granados
Escenografía y Figurines: Nacho Duato
Diseño de Luces: Nicolás Fischtel (A.A.I.) (Danza Oriental, Minueto, Danza Villanesca), Brad Fields
(Valses Poéticos)

Estrenado por el American Ballet Theater, en el City Center de
Nueva York el 5 de noviembre de 1997
Estrenado por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro de
Madrid el 5 de junio de 1998

Aksak
Coreografía: Gentian Doda
Música original: César Aliaj (Laura Oliver de la
Guerra, violonchelo; María Orejana Salinas, piano;
Alejandro Sancho Pérez, percusión; Fernando Colás
Sánchez, grabación)
Escenografía: Susana Riazuelo
Figurines: Jaime Noel Roque de la Cruz
Diseñador de Luces: Nicolás Fischtel (A.A.I.)
Asistencia artística: Dimo Kirilov

Estreno absoluto por la Compañía Nacional de
Danza, el 25 de junio de 2010, en el Teatro de la
Zarzuela de Madrid.

Arenal
Coreografía: Nacho Duato
Música: Mª del Mar Bonet (*)
Escenografía: Walter Nobbe
Figurines: Nacho Duato
Diseño de luces: Edward Effron

(*) Maria del Mar Bonet: voz
Cristobal Rentero, laúd, archilaúd, bandurria y cuatro.
Dani Espasa, voces y acordeón
Antonio Sánchez percusiones
Jordi Gaspar, contrabajo
Vicenç Solsona, guitarras
Jordi Rallo, percusiones
Joan Fornés, técnico de sonido

Estrenado por el Nederlands Dans Theater en
Muziektheater de Amsterdam, el 26 de enero de 1988
Estrenado por la Compañía Nacional de Danza en el
Teatro Romea de Murcia, el 6 de octubre de 1990

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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