Recital de Pessoa y ecos de Brecht, por J.C.Deus

Recital de Pessoa y ecos de Brecht, por J.C.Deus

El acercamiento Portugal-España se resiste en el terreno artístico. Por eso la visita a Madrid del Teatro Nacional São João, embajador oficial de la cultura portuguesa desde hace años en los escenarios europeos, es un acontecimiento reseñable e interesante. Vino con dos obras: ‘Tambores na noite’ (Trommeln in der Nacht de Bertolt Brecht, de1922 en versión de 1953) y ‘Turismo infinito’ (a partir de textos de Fernando Pessoa). Un ‘brecht’ primerizo y anticuado como aperitivo de una visión discutible del mejor de sus literatos contemporáneos. Dos espectáculos muy diferentes, algo fallido el primero y muy interesante el segundo. Empezaremos por lo más atractivo, el acercamiento al grandísimo poeta portugués que hubiera sido premio Nobel de ser este premio algo más que una lotería trucada.

‘Turismo infinito’ es una dramatización de la obra del poeta Fernado Pessoa a través de la personificación de los diferentes heterónimos que adoptó en vida, personalidades más que seudónimos con que gustó expresarse y esconderse. El autor de esta particfular adaptación de la vida y la obra del intelectual portugués más importante del último siglo, ha realizado una selección caprichosa, condicionada por encontrar una trama atractiva para el público. Así, Antonio M. Feijó no ha buscado lo mejor, sino lo que mejor le venía, y así se explica que junto a textos sublimes haya tonterías disculpables.

Fernando Pessoa fue en vida y obra Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Bernardo Soares, partes no estancas de su personalidad, firmas que adoptaba en función de su estado de ánimo, sosias que no llegaron a cuajar en voces separadas pero que estuvieron cerca de hacerlo.

El director de este Turismo infinito, Ricardo Pais, -título que hace referencia a la visión del autor de su propia vida como un viaje en vez de una evolución hacia algún punto concreto- , afirma que ha trabajado para el espectador que no conoce previamente la fascinante obra de Pessoa. Pero la obra de Feijó y el montaje de Pais no facilitan que los profanos se acerquen a la obra de Pessoa, más bien, confusión del texto y oscuridad del montaje colaboran a hacer más hermética y menos accesible la personalidad y los versos de Pessoa.

Feijó nos apunta que el espacio escénico de Manuel Aires evoca el interior del cerebro del poeta, por el que vagan y penan sus heterónimos. Y defiende que nunca quiso montar un recital de la poesía de Pessoa. Pero opinamos que el trabajo de todo el equipo es precisamente poco más que un recital desordenado aunque fabulosamente escenificado, y que en absoluto facilita ni motiva el interés por el homenajeado.

El exotismo del idioma portugués para los españoles colabora a fascinar al espectador durante la primera mitad del espectáculo. Luego, la dificultad de los subtítulos y la perplejidad ante la trama van aumentando la distancia, que al final se hace grande. Así se fueron produciendo algunas retiradas de espectadores y los aplausos finales no llegaron a entusiastas.

Pero no caigamos en el mismo error del montaje y digamos algo del grandísimo poeta y fascinante personaje que fue Fernando Pessoa (1888-1935), nacido en una familia burguesa, huérfano de padre y educado en Sudáfrica en inglés desde muy niño, que se conforma a partir de los veinte años con ser un discreto oficinista mientras se entrega a la poesía. Su originalidad choca con un país aún más atávico que lo era el nuestro, y sus intentos por abrirse camino en la literatura inglesa tampoco funcionan. No conseguirá una relación sentimental estable y vivirá en un autoexilio resignado, melancólico y creativo el resto de su corta vida. Su obra empezará a publicarse sistemáticamente después de fallecido, y la primera versión de su impresionante Libro del Desasosiego sólo saldrá en 1982.

La propuesta del TNSJ portugués, una especie de compañía nacional de teatro, es una ‘portugueisada’ en la misma medida que se han hecho tantas ‘españoladas’ sobre Lorca. Goza de una escenografía y una interpretación excelentes, pero permanece fiel al ineludible tópico portugues: tristeza, tinieblas y fado.

DE PESSOA A BRECHT

Si Pessoa hubiera sido español, los del gatillo verbal fácil lo tendrían tachado de fascista. Dijo que le importaba más un árbol que la clase obrera y huía de la plebe como de la peste bubónica. Todo lo contrario que el militante comunista Bertolt Brecht al que nada hizo dudar públicamente en su vida de las bondades de la dictadura del proletariado y la sociedad socialista.

Bien es verdad que el Brecht que aquí se nos trae es un joven dubitativo que todavía no ha abrazado el dogma comunista. Escribe una obra menos definida que sus célebres alegatos teatrales posteriores, de la cual abominó al poco tiempo y estuvo a punto de destruir por remordimientos puristas. No lo hizo aunque la revisara ya instalado en la Alemania socialista tras la segunda guerra mundial.

‘Es la más ambigua de mis primeras obras, escribirá Brecht en 1953. El soldado recupera a su chica y le vuelve la espalda a la revolución. Ésta parece ser la peor de todas las variantes posibles, sobre todo porque, además, puede hacer suponer que el autor de la obra está de acuerdo con ello. Yo prácticamente no sabía nada concreto sobre la revolución rusa, pero mi modesta experiencia en el invierno de 1918 como soldado enfermero me permitía ya sentir que una fuerza de combate nueva, completamente diferente y a gran escala, había entrado en escena: el proletariado revolucionario. Aparentemente, mis conocimientos no eran suficientes para tener conciencia de la total seriedad de la rebelión proletaria del invierno de 1918/19; solamente tuve conciencia de la falta de seriedad de la participación de mi “héroe” alborotador. Si los que iniciaron la lucha fueron los proletarios, él fue el usufructuario. Ellos no necesitaron perder nada para sentirse indignados, él en cambio pudo ser indemnizado. Ellos eran las figuras trágicas, él la cómica. En esa época, aún no disponía de la técnica del efecto de extrañamiento’. Añadiendo: ‘Al leer los Actos III, IV y V de Tambores en la Noche, sentí una insatisfacción tal que llegué a pensar en suprimir esta obra. Lo único que me impidió echarla a las llamas fue el considerar que la literatura pertenece a la historia’.

La puesta en escena de Nuno Carinhas nos recordó tantas mediocridades frecuentes en España tan sólo hace unos años. Una escenografía pobre centrada en un desagradable disco rojo que quiere ser la luna sirve de marco a una interpretación desabrida con movimientos erráticos, declamación ampulosa y muchos gritos.

Carinhas y Pais fueron las dos caras de la oferta portuguesa. Varios de los intérpretes actuaban en ambas obras facilitando la comparación del trabajo de ambos directores y confirmando que los actores dependen mucho de quien les toca en suerte. En conjunto, un buen trabajo aunque discutible en ambos casos.

NAVES DEL ESPAÑOL
MATADERO

TAMBORES NA NOITE
Trommeln in der Nacht (1922 – versión de 1953)
De Bertolt Brecht
Dirección: Nuno Carinhas
Del 10 al 13 de junio

Ficha artística y técnica
Emília Silvestre Amalie Balicke, madre de Anna; Una jornalera
Fernando Moreira Babusch, periodista
Joana Manuel Auguste, prostituta; Una criada
João Castro El borracho; Un hombre burgués
Jorge Mota Karl Balicke, padre de Anna; Laar, un campesino
José Eduardo Silva Bulltrotter, un distribuidor de periódicos; Un hombre burgués
Luís Araújo Manke del bar Picadilly, camarero; Manke Pasa-deuva, su hermano, camarero
Marta Freitas Marie, prostituta
Paulo Freixinho Andreas Kragler
Pedro Almendra Friedrich Murk, novio de Anna; Un hombre
Pedro Frias Glubb, tabernero
Sara Carinhas Anna Balicke
Pedro Jorge Ribeiro Un operario; Un hombre

Dirección y Escenografía Nuno Carinhas
vestuario Bernardo Monteiro
diseño de luz Rui Simão
diseño de sonido Joel Azevedo
preparación vocal y elocución João Henriques
colaboración musical António Sérgio
ayudante de dirección Pedro Jorge Ribeiro
Traducción Claudia J. Fischer
Producción TNSJ
duración aproximada 2 horas 15 con descanso

TURISMO INFINITO
De António M. Feijó
a partir de textos de Fernando Pessoa y tres cartas de Ofélia Queirós
Dirección: Ricardo Pais
Del 17 al 20 de junio

Ficha artística y técnica
João Reis, Álvaro de Campos
Emília Silvestre Maria José, Ofélia Queirós
Pedro Almendra, Fernando Pessoa
José Eduardo Silva, Bernardo Soares
Luís Araújo, Alberto Caeiro

dirección Ricardo Pais
con la colaboración de Nuno M Cardoso
espacio escénico Manuel Aires Mateus
vestuario Bernardo Monteiro
diseño de luz Nuno Meira
espacio sonoro Francisco Leal
voz y elocución João Henriques
consultoría literaria Fernando Cabral Martins
clases de movimiento Né Barros

improvisaciones y versiones libres de Rui Massena (piano), Bernardo Couto
(guitarra), Diogo Clemente (guitarra portuguesa) de los siguientes temas:
Fado “Foi na Travessa da Palha”, de Frederico de Brito
Un Soir à Lima, de Félix Godefroid
La banda sonora incluye también temas tratados a partir de los originales:
Daybreak Express, de Duke Ellington
Creole Love Call, de Bubber Miley/Duke Ellington/Rudy Jackson
Tánc a Hóban, de Szarka Tamás
Pásztornóták Hosszúfurulyán, música tradicional húngara

Una producción del TNSJ
duración aproximada 1 hora 30 minutos sin descanso
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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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