Los Juglares se dan un homenaje, por J.C.Deus

Albert Boadella goza de nuestra simpatía por lo que significa su figura en la España de hoy, por su valentía en la denuncia de la injusticia en que se basa el régimen vigente en la comunidad autónoma catalana, y por su prolongada presencia en el teatro aunque debamos reconocer que desconocemos la mayor parte de su obra. Le recibimos con optimismo cuando se hizo cargo de los Teatros del Canal. Le defenderemos siempre frente a la caterva de descerebrados inquisidores que quieren cerrarle la boca. Pero ‘2036 Omena-G’, autodenominado ‘el primero de los actos del cincuentenario de Joglars, la compañía privada más longeva de Europa’, no nos gustó nada. Nos pareció vulgar, improvisado, carente de toda virtud literaria y teatral, y un tanto tramposo. Ni nos hizo reir ni nos hizo pensar. Es un auténtico borrón en la historia de esta compañía que hace buenísima a ‘La Cena’, su bastante regular obra anterior con la que inauguraron los teatros que Boadella gestiona y en los que estos días su compañía repite.

Pecado de vanidad, en primer lugar, anticipar su 75º aniversario del año 2036: con que lo hubieran dejado en el 55º de 2015 ya podían haber realizado la parodia de artistas jubilados. Pecado de soberbia, también: dicen estar realizando un “anti homenaje”, pero dictan doctrina teatral, política y social sin reparo alguno. Pecado de pereza finalmente: su espectáculo es una improvisación intolerable, un conjunto de retales unidos con pespuntes improvisados, una sucesión de chistes malos, un recurso permanente al grito, al taco, a la gesticulación, a los peores trucos del escenario.

Estos célebres Juglares presentan su último trabajo de esta forma: ‘En el año 2036 una importante entidad bancaria del momento, junto a unas relevantes empresas, patrocinan el homenaje a los supervivientes de la que fue en el pasado una insigne compañía de cómicos que viven en el desvencijado “Hogar del Artista”. El homenaje está conducido por unos jóvenes artistas del año 2036, cuya relación con los viejos cómicos pone de relieve mundos muy divergentes… Joglars se lanzan así a la compleja pirueta de narrar lo divertida que resulta la propia tragedia si conseguimos aceptarla con humor. Para ello, no hay que rechazar la crueldad en igual proporción a la ternura. El payaso que imita al niño es el humor blanco y el que imita al viejo es el humor negro. Su representación se llama tragicomedia’.

Pero el lícito -aunque confuso- planteamiento, llevado a la práctica se convierte en hora y media de ridiculización de la vejez extrema, de la decrepitud física y mental con que termina la edad anciana. Al público le gustó si atendemos a los aplusos espontáneos y a las risotadas colectivas. Nuestro sentido del humor no coincidió en absoluto, salvo en un sólo momento de la obra, la reunión de izquierdosos de salón firmantes compulsivos de manifiestos gremiales. Las alusiones a Ramón Cin, Maruja Torreón, Juan Luis Ciprián, y demás fauna oficial provocan la risa fácil de la alusión simplona. Las escenas se suceden aleatoriamente. La escenografía es deplorable. La pareja que representa a las nuevas generaciones es lo peor de todo, supuestamente hablando en una ‘neolingua’ muy graciosa que resulta cargante e incomprensible. De acuerdo, los actores hacen de viejos terminales estupendamente; tiemblan, balbucean, se arrastran y convulsionan en un completo catálogo de los problemas de senectud. Pero, para qué, por qué, a cuento de qué.

‘Imaginemos que en 2036, en el 75 aniversario, se realiza un acto de homenaje a la compañía. ¿Qué será de Joglars por aquel entonces? ¿Vivirán aún los actores? ¿Y el director? ¿Qué harán? ¿Como será la sociedad en 2036? ¿Qué será de todos nosotros?’: ésta es la propuesta teórica, pero en la práctica todo se queda en un sistemático ataque a la imagen corporativa de La Caixa, algunas alusiones a Pujol, descalificaciones del actual gobierno con su presidente al frente y muchos de sus ministros aludidos. Pero aunque compartamos el fundamento de muchas de las críticas, se formulan con el tono tabernario propio de la vida política española que tanto nos desagrada. Boadella critica a la izquierda, y hace falta, pero lo hace de la misma forma que la izquierda denigra a la derecha. Y por eso ni nos gusta ni nos solaza.

El habitual equipo artístico de Joglars -Jesús Agelet, Ramón Fontseré, Pilar Sáenz, Jordi Costa, Minnie Marx, Xavier Sais, Dolors Tuneu y Lluis Olivé- realiza una patochada colectiva en la que toca la peor parte a la Tuneu, y resulta ser el más interesante el Olivé. Si no fueran Els Joglars y Albert Boadella, y no estuvieran celebrando su medio siglo en las tablas, seríamos más benévolos. Pero su prestigio levanta lógicas expectativas. Y éstas resultaron totalmente defraudadas por una compañía que se autodefine con estas ínfulas: ‘Desde 1961 el teatro de Joglars ha compaginado dos tendencias que rara vez aparecen juntas: la investigación fuera de cualquier convencionalismo y la popularidad. Estamos acostumbrados a ver las más interesantes experiencias de investigación reducidas siempre a un público minoritario, de la misma forma que cuando un teatro se distingue por una notable popularidad, lo es muchas veces a través de fórmulas que expresan una cierta sumisión hacia los gustos más zafios del público. Conseguir, pues, un alto índice de audiencia con obras innovadoras desde el punto de vista del estilo y los contenidos, ha sido la pirueta más singular de la compañía’. Desgraciadamente, ninguna innovación esta vez, ni de estilo ni de contenido: no hubo fusión de investigación y popularidad. Sólo banalidad y sal gorda.

Más información:
Teatros del Canal
Els Joglars

2036 Omena-G
JOGLARS

FICHA ARTÍSTICA
Dramaturgia, espacio escénico ydirección: Albert Boadella / Actores: Jesús Agelet, Jordi Costa, Ramón Fontserè, Minnie Marx, Lluís Olivé, Pilar Sáenz, Xavi Sais, Dolors Tuneu

FICHA TÉCNICA
Ayudante de dirección: Xavier Vilà /Asistente a la dirección: Martina Cabanas / Escenografía: Antiqua Escena / Vestuario: Dolors Caminal / Infografia: Jan Codina / Iluminación: Bernat Jansà / Sonido: Guillermo Mugular / Pantalla: Joan Farrerons / Atrezzo: Jesús Agelet / Prensa y comunicación: Cristina Ferrández / Coordinación giras: Alba Espinasa / Producción ejecutiva: Josep M. Fontserè /

FECHA: del 4 de marzo al 4 de abril
LUGAR: Sala Roja de los Teatros del Canal
HORARIO: de martes a sábados a las 20.30h y domingos a las 19.30h
PRECIOS: butaca de platea, 24€; butaca de anfiteatro, 18 €

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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