La abigarrada habitación de Isabel, por J.C.Deus

Isabella’s Room es un gran despliegue de creatividad alrededor de una trama mediocre: la característica definitoria de la mayor parte de los espectáculos de nuestro tiempo, desde las películas de Hollywood a esa meca teatral europea creada hace dos décadas en los pequeños, florecientes y caducos Países Bajos. La forma se ha comido el fondo, el medio al mensaje, la imagen a la palabra. Pero eso no quita para descubrirse ante un espectáculo de enorme calidad y numerosas sorpresas, una habitación con magníficas vistas interiores a lo que es una compañía teatral polifácetica en la vanguardia de nuestro tiempo.

Jan Lauwers (Amberes, Bélgica, 1957), no sólo es fundador y director de la compañía belga Needcompany desde hace quince años, sino que ha ideado, escrito y puesto en escena la obra, y además la presenta desde el escenario y la supervisa frente al público, todo él elegantemente vestido de blanco, con la humildad arrogante del triunfador. Ha demostrado ser un espíritu innovador y ecléctico, uno de los artífices de la simbiosis de géneros que vive la actual escena occidental protagonizada por compañías internacionales, multilingües y pluridisciplinares como esta Needcompany, que fundara junto a Grace Ellen Barkey en el ya lejano año de 1986. Ha firmado piezas que difuminan los límites entre las disciplinas artísticas con un lenguaje propio y gran intensidad visual, y ha aplicado esta vez su enorme saber a una historia personal que suena a prefabricada y autocomplaciente desde el principio, y que apenas es débil hilo conductor para mostrar las excelencias de este excepcional grupo de nueve actores-bailarines-cantantes-músicos-gimnastas que son un dechado de virtudes.

En 2004, la enorme colección de objetos arqueológicos que su padre deja en herencia, le da la idea primigenia para esta obra, la historia ficticia de Isabella Morandi, a cargo de la veterana Viviane De Muynck en un papel que se parece mucho, mucho, al que creara Juan Mayorga en La tortuga de Darwin, estrenada en 2008.

Así resume él la trama: una mujer ya invulnerable, que ha aprendido a amar la vida, nos exhorta a reír y ser amables con lo desconocido. La habitación de Isabella guarda un secreto. Es el espacio de una mentira. Esta mentira es una imagen, una imagen exótica, la imagen de un príncipe del desierto. Isabella es la hija de un príncipe desaparecido en una expedición. Al menos, eso es lo que sus padres adoptivos, Arthur y Anna, le han dicho. Isabella es ahora vieja y ciega. Vive en su habitación de París, rodeada de miles de objetos exóticos robados del antiguo Egipto y del África negra. Su vida abarca casi todo el siglo XX: la Primera y la Segunda Guerra Mundial, Hiroshima, el colonialismo, el desarrollo del arte moderno, incluyendo a figuras como Joyce, Picasso y Huelsenbeck, los viajes a la
luna, el Ziggy Stardust de David Bowie, las hambrunas de África…

Así la resumiríamos nosotros: el padre de Lauwers, como todos los belgas, se dedicó a expoliar la parte de África que le tocó a su país en el reparto colonialista de finales del XIX. Abandonó a su hija en manos de unos padres adoptivos que a su muerte la hicieron conocedora de su verdadera identidad y lucrativa herencia, dentro de la que una fabulosa colección de arte africano llena la escena, y nos es presentada pieza a pieza. Isabella es ese personaje buenista que tanto gusta a los públicos actuales, de buen talante y mejor rollete, dispuesta a gozar a tope, amante consumada, abuelita liberal que se enrrolla con su nieto cometiendo no ya incesto sino un pecado al que ni la iglesia ni puso nombre de inusual que lo veía. La abuelita salida está rodeada en escena de sus padres adoptivos, de sus dos hemisferios cerebrales representados por dos chicas asiáticas, de su amante oficial, de su último novio, de
un narrador simpático, de una figura ambivalente que es su padre convertido en supuesto príncipe del desierto, y del director de la obra que anda de acá para allá satisfecho con el efecto que su majín produce sobre los espectadores.

Todo esto da lo mismo, son disculpas para un despliegue actoral de primera magnitud, para magníficos bailes y canciones plenos de espontaneidad y viveza que son el auténtico corazón del espectáculo, lo que convierte el mejunge en obra de arte. Porque el director Lauwers ilumina su escenario abigarrado y su trama irrelevante con una puesta en escena de frescura y originalidad memorables, de versátiles actores que parecen improvisar continuamente, en un camarote donde groucho, harpo y mudito se han metamorfoseado en esta troupe realmente admirable.

Lauwers estudió Pintura en la Academia de Arte de Gante. En 1979 asienta los cimientos del grupo Epigonenensemble que más tarde pasaría a llamarse Epigonentheater zlv y con el que toma posiciones en el movimiento para el cambio radical en el Flandes de los años 80. Cree que la música en realidad lo domina todo hoy día y determina nuestras emociones. Y yo le doy la razón tras dos décadas de no escuchar más que clásica. Y la necesidad cada vez mayor de música en las puestas en escena teatrales le da la razón.

Su formación ecléctica le ha permitido, -con la inestimable ayuda de un ambiente propicio- cultivar un idioma teatral propio tanto en sus proyectos teatrales como en los de arte visual y cinematográfico. Entre los últimos trabajos de la Needcompany se encuentran The Porcelain Project (2007), de Grace Ellen Barkey y la trilogía SAD FACE|HAPPY FACE, de Jan Lauwers compuesta por las piezas Isabella’s Room (2004), -la estrenada en Madrid- The Lobster Shop (2006) y The Deer House (2008), las que sería buena idea programar en la próxima edición de primavera del Festival de Otoño que se está despidiendo.

Este artista e intelectual flamenco no es nada tonto y declaraba a un periódico hace ya tiempo que el teatro plantea distintas preguntas que el arte, que en el arte, lo que te preocupan son tus propias preguntas. Creas un espacio mental propio. Un
refugio. Y que sin embargo en el teatro, su evolución muestra que en el pasado los límites del teatro se exploraban en las pequeñas salas experimentales, mientras que las grandes salas se orientaban exclusivamente al teatro burgués. Así que en ese momento todavía era posible sorprender al público. Ahora las cosas son completamente diferentes… Hagas lo que hagas, es difícil provocar la conmoción. Así que, ¿qué tipo de códigos tienes que poner en marcha para que las cosas sigan evolucionando?

Bueno, él lo intenta con este cóctel de arte, imagen, palabra, música y danza sobre el escenario. Un cóctel efectivo, porque es original y auténtico, aunque tras él no haya un sólido mensaje, sólo florituras y superficialidades. Quizás Lauwers se da cuenta y por eso nos recuerda: ¿Es verdad -como dijo Louise Bourgeois- que el aplauso es una forma de terrorismo para la mente?

Lauwers representa una época de oro artística en la región de Flandes a partir de los años 80 del pasado siglo. Una explosión de cuyos ecos lejanos está todavía viviendo medio mundo, incluida la edición de este año del Festival de Otoño, donde la Needcompany coincide con la Rosas de Keersmaeker, con Les Ballets C de la B, y hasta con la incursión de Sidi Larbi Cherkaoui en el flamenco. Una auténtica movida intelectual y no lo que tuvimos por estos lares. ¿Qué diferenció a la ‘fórmula Gantes’ de la ‘fórmula Tierno’? La respuesta sería la aportación sesuda escondida tras esta superficial y efervescente Isabella’s Room.

ISABELLA’S ROOM
ESTRENO EN MADRID
Teatro Español
11, 12, 13 y 14 de noviembre a las 20 horas
Duración aproximada: 2 horas (sin intermedio)

Jan Lauwers & Needcompany
Dirección: JAN LAUWERS
Interpretación:
Isabella VIVIANE DE MUYNCK
Anna ANNEKE BONNEMA
Arthur BENOÎT GOB
Alexander HANS PETTER DAHL
Frank MAARTEN SEGHERS
El príncipe del desierto JULIEN FAURE
Hermana YUMIKO FUNAYA (sustituye a LOUISE PETERHOFF)
Hermana SUNG-IM HER (sustituye a TIJEN LAWTON)
Narrador MISHA DOWNEY (sustituye a LUDDE HAGBERG)

Texto: JAN LAUWERS (excepto el Liar’s Monologue: ANNEKE BONNEMA)
Música: HANS PETTER DAHL y MAARTEN SEGHERS
Danza: JULIEN FAURE, LUDDE HAGBERG, TIJEN LAWTON y LOUISE PETERHOFF
Vestuario: LEMM&BARKEY
Escenografía: JAN LAUWERS
Iluminación: JAN LAUWERS y KEN HIOCO
Diseño de sonido: DRÉ SCHNEIDER
Director de producción: LUC GALLE

Producción NEEDCOMPANY
Coproducción Festival d’Avignon, Théâtre de la Ville (París), Théâtre Garonne (Toulouse), La Rose des
Vents (Scène Nationale de Villeneuve d’Ascq), Brooklyn Academy of Music (Nueva York), welt in basel
theaterfestival.
Con la colaboración del Kaaitheater (Bruselas).
Con el apoyo de las Autoridades Flamencas.

Más en
www.needcompany.org
www.janlauwers.be

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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