Una pieza irregular, con notables aciertos y gruesos defectos, esta La Cena. Entre los primeros, la idea original, la escenografía, la interpretación y la primera media hora de la obra; entre los segundos, el texto -improvisado y plagado de parrafones insulsos-, las incongruencias del guión, la excesiva duración, los chistes facilones, las alusiones a El País y Suso del Toro, y el personaje principal, el excesivo Maestro Rada. Entre la brillante primera escena del grupo de estudiosos tras una mariposa, y la no menos brillante -pero totalmente sobrante- última escena de los cardenales de la santa madre iglesia rodeando a Galileo Galilei, hay demasiadas cosas. Quien mucho abarca, poco aprieta, y la sensación es que Els Joglars se conforman esta vez con aprovechar su fama e ir tirando. Maestría formal e impotencia conceptual.
Esta sátira del gourmet ecologista nos recuerda al burgués gentilhombre de Molière. Lo presentan como ‘cuento medioambiental con aliños de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi’, y es eso, un vodevil, una parodia, que prescinde de toda profundidad, que se queda en el chiste fácil, que confunde el oportunismo ecologista de boquilla de una parte de la sociedad, con el drama ambiental que vivimos, que mezcla la acertada crítica a la pseudo política de apariencias que sufrimos, con una parida sobre la nueva cocina, que buscando el éxito fácil es demasiado superficial, que decepciona en un director y una compañía que son un mito en la España de hoy, que tienen detrás toda una historia. Quizás es que no hay que pedir peras al olmo, y Boadella y su equipo no aspiran más que a ser esos Juglares de su sello, improvisadores, un tanto mordaces, un mucho inconsecuentes, un poco atrabiliarios, que van de pueblo en pueblo haciendo pasar el rato. Porque en eso hay que reconocerles el mérito y la aceptación: han estado 45 días seguidos en Madrid estrenando el mejor teatro de Europa y semillenando un enorme aforo de 800 localidades. Y ahora toca retomar una gira, en la que ‘La Cena’ ha pasado por 35 ciudades y va a pasar por 30 más. Im-pre-sio-nan-te.
Els Joglars dicen que la cena es una sátira que se desarrolla en distintos ámbitos centrados en el tema del medio ambiente y el cambio climático. La obra se inicia a través de la preparación de una cumbre internacional sobre cuestiones climáticas, en la que la anfitriona ministra de medio ambiente española quiere deslumbrar a los asistentes con una cena de clausura que pase a los anales del género. Para ello encarga el menú a un supuesto genio gastronómico, que aúna la cocina vanguardista con las creencias ecologistas en una empanada alucinante. Y cuya fórmula mágica son unos solomillos especiales de sabor exótico.
‘Siempre nos quedará la sátira como respuesta civilizada a la impostura’, dicen, y hay que reconocer que mientras otros, -la inmensa mayoría-, adaptan obras extranjeras y/o consagradas, y/o evitan cualquier pronunciamiento sobre el aquí y ahora que no sea néctar para los oídos oficiales, ellos se meten en la boca del lobo, reparten cierta leña a los majaderos que forman la nueva clase dirigente, y en fin, algo arriesgan aún de forma inconsistente y amable. Estos veteranos, que llevan 48 años en las tablas, son un ejemplo para tanto joven y maduro acomodaticio, son mejores que la mayoría, y nunca ganan un premio Max porque no están -espero no equivocarme- en la despreciable pomada del compadreo.
Pero La Cena nos supo a poco en marco tan extraordinario y tras tanta expectación. Mejor la crítica política que el recurso a los fogones, mejor la reunión ministerial que las interminables lecciones gastronómicas, mejores la ministra y la directora general del patrimonio que la imposible estrella de la restauración, flojo el juez y el absurdo personaje forofo/denunciante, buenos el cocinero tradicional y su equipo. Se han juntado dos cosas diferentes, la ecologitis bobalicona con el pánfilo gourmet, y están mal encajadas. Pero Boadella y sus juglares muestran una buena dosis de esa escasa cualidad que antes se definía como ‘edad, saber y gobierno’.
La compañía presenta un vídeo de la obra en la portada de su sitio. Y su director, Albert Boadella, intervino hace poco públicamente en el Foro de la Nueva Sociedad para explicar sus opiniones sobre el desatroso momento cultural actual, y justificarse (¿por qué?) por su nuevo puesto como director de los Teatros del Canal. Un discurso con muchos aciertos pero en el que no aborda el problema de su pluriempleo, que nos tememos pueda afectar a su compañía y lo que es más grave a su fuerza creadora para dotar a los nuevos flamantes teatros de un contenido deslumbrante y desbordante como merecen.
LA CENA
COMPAÑÍA ELS JOGLARS
DIRECCIÓN: ALBERT BOADELLA
DEL 26 DE FEBRERO AL 12 DE ABRIL
Duración: 1,50 h. (sin descanso)
Dirección, dramaturgia y escenografía / Albert Boadella
Actores y personajes:
Ayudante de cocina A. Balaguer / Jesús Agelet
Ayudante de cocina / P. Mányez & Xavier Boada
Chef / Jordi Blas & Jordi Costa
Maestro Rada / Ramón Fontserè
Pastelera Aneth Spiess / Minnie Marx
Slym / Lluís Olivé
Ministra de Medioambiente / Pilar Sáenz
Juez / Xavi Sais
Directora general de Paradores / Dolors Tuneu
Ayudante de dirección / Xavier Vilà
Asistente a la dirección / Martina Cabanas
Asesoría artística / Dolors Caminal
Vestuario/ Elisa Echegaray
Colaboración coreográfica / Anna Briansó
Coordinación escenográfica / Jordi Costa
Sonido / Carlos Nàger
Iluminación / Fer Lázaro
Regiduría / Jesús Díaz-Pavón
Coordinación técnica / Francesc Picola
Atrezo / Jesús Agelet
Producción ejecutiva / Josep M. Fontserè
Producción / Els Joglars
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