‘Sí, pero no lo soy’, ó no, pero sí lo soy, por J.C.Deus

Esta obra teatral de muy difícil título, es una aportación bien interesante al teatro español actual. Con una puesta en escena arriesgada, un texto de primerísima calidad, unos actores bien buenos, una duración adecuada y una modestia de agradecer, es una de las mejores aportaciones de la temporada: una hora de inteligente y divertida exploración de lo que tienen en la cabeza y entre las piernas los jóvenes adultos de nuestros días, esa gente en los cuarenta que se enfrenta a las preguntas de la existencia con notable impericia y sorpresa.

Te sientas en una discoteca como el famoso Bocaccio del inicio de la transición. Los actores ya andan por allí bailando y bebiendo; y empieza la función como si nada. Son monólogos y diálogos variados de la vida corriente: una actriz angustiada que después de cuarenta años de carrera recibe el premio a la revelación; una madre angustiada intentando comprender a su hija; un homosexual angustiado saliendo del armario… He repetido tres veces angustiado/a y no ha debido ser casualidad. Pero es una angustia corriente, la que da risa, la de andar por casa, nada afortunadamente de existencialismo del pasado siglo.

Pues sí. Y luego aparecen las dos amigas soñando con los vecinos que hacen ruido para atraerlas a una orgía; los cuatro hermanos argentinos que mantienen un partido político; la pareja navarra que no puede vivir sin los sanfermines; así hasta 38 personajes, encarnados por cinco actores, dos mujeres y tres hombres. Para elaborar estas historias, Sanzol ha utilizado la técnica que ya usó en su anterior obra, ‘Risas y destrucción’ (2006). «Metí ‘sí, pero no lo soy’ en Google y a partir de los resultados escribí los ‘sketches. A través de lo que encontré en el buscador canalizo mis conflictos. La obra es un diario de mi vida y de lo que le pasa a la gente a mí alrededor».

Porque no se crean que los personajes varían de época, de escenario, de edad, de vestuario. No, son siempre los mismos; los mismos perros para distintos collares. El mismo Alfredo y sus actores favoritos, ellos con traje y corbata, ellas con permanente y tacones. Personajes diferentes pero el mismo. El espectador que a estas alturas se ha relajado, y se divierte. Actores y espectadores se rozan.

Alfredo Sanzol es un madrileño de 35 años que estrena en el Centro Dramático Nacional por sus muchos méritos en siete años de carrera profesional. Primero quiso ser abogado, y ahora compatibiliza su licenciatura jurídica con la dramática: ‘Todo aporta algo, sí. En Derecho hubo momentos que los pasé muy mal, sabía que no estaba donde tenía que estar, pero me ha ayudado a leer entre líneas. El teatro, como el derecho, es un trabajo sobre textos jurídicos, nunca pone lo que pone, siempre tienes que hacer una interpretación.Lo interesante es el subtexto, lo que hay detrás’, declaraba al Diario de Navarra.

‘Sí, pero no lo soy’ es la segunda parte de ‘Risas y Destrucción’. De hecho, ha sido la última frase de su anterior obra la que ha dado título a su nueva creación. «Un personaje le dice a otro que si fuera perro habrían sido felices. Le contesta: ‘Sí, pero no lo soy'». La tercera parte se va a llamar ‘Días estupendos’, conectando con la canción con la que termina ésta, ‘Les Jours Magnifiques’; pero como en español «días magníficos» no suena bien, me quedé con estupendos, que lo decía mi abuelo».

Dice Sanzol que ‘Sí, pero no lo soy es una historia de historias. Una historia formada por varias historias que protagonizan personajes que intentan saber quiénes son y quiénes son los demás, una historia de la personalidad fragmentada, de la saturación del yo, una historia del intento de conseguir algo que parece imposible: saber quiénes somos y saber quiénes son los demás’.

Podría asustar al que está pensando si merecerá la pena ver la obra. Yo no entendí tal enrrevesada búsqueda y creo que la reflexión está prefabricada a posteriori. Aquí tenemos teatro auténtico, bien escrito y bien representado. Cosas de la vida sin más importancia. Una selección aleatoria de situaciones que uno ya ha vivido en parte y con las que puede toparse en cualquier momento. A mí me gusta su trascendencia intrascendente. Es un misterio difícil que sólo algunos dominan y parece que a Sanzol se le da bien esto. Ha puesto a sus conocidos con atuendos de los sesenta, en una discoteca de los ochenta para hablar de cosas del aquí y del ahora.

‘A lo largo de una vida una persona es muchas personas, sin embargo no aceptamos esa realidad. Nos resistimos a aceptar la mutabilidad en nosotros, y en los demás. Esta resistencia produce monstruos, máscaras, hipocresías, mentiras, frustraciones, secretos, nostalgias… Un material humano que da vida a treinta y ocho
personajes.’ Alfredo Sanzol se licenció en Derecho en la Universidad de Navarra, y en Dirección de
Escena en la Real Escuela Superior de Arte Dramático. En 1999 dirige Como los griegos, de Steven Berkoff, y nominado en la IV edición de los premios MAX de las Artes Escénicas a Mejor Espectáculo Revelación. Desde entonces a su irrupción plena en el Centro Dramática Nacional tiene una carrera plena de trabajos de éxito.

SÍ, PERO NO LO SOY

Texto y dirección
Alfredo Sanzol

Reparto
Paco Déniz
Natalia Hernández
Juan Antonio Lumbreras
Lucia Quintana
Pablo Vázquez

Escenografía y vestuario
Alejandro Andújar
Iluminación
Baltasar Patiño
Música y espacio sonoro
Fernando Velázquez
Producción
Centro Dramático Nacional

Teatro María Guerrero / Sala de la Princesa
calle Tamayo y Baus, 4, Madrid
Del 27 de marzo a 4 de mayo.
Martes a Sábados a las 19.00. Domingos: 18.00.
Precio: 15 euros.
Duración del espectáculo: 1 hora sin descanso.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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