El Rey Lear prejubilado, por J.C.Deus

Decrepitud y arrogancia, traición y lealtad, ambición y mesura, con razón nos presentan esta versión de El rey Lear, escrita entre 1605 y 1606 en cinco actos en verso y prosa por William Shakespeare, como una enciclopedia de lo humano. Las pasiones más altas y las más bajas, las formas más luminosas del amor y las más oscuras del egoísmo, todo lo humano está en el microcosmos que construye Shakespeare ‘en la más bella y terrible de sus piezas’. Otros disentirán de considerarla la más bella, pensando en Hamlet; otros disentirán de considerarla la más terrible, recordando Tito Andrónico. Pero en todo caso, sí que es verdad que ofrece esta tragedia una colección de personajes extraordinarios y algunas de las mejores escenas jamás escritas para el teatro.

Está basada en una leyenda que tiene motivos comunes con la de la Cenicienta: la figura de Cordelia, hija del rey Lear, es una de tantas encarnaciones del tipo de muchacha virtuosa perseguida, y desarrolla dos historias familiares semejantes, simultáneas y entrecruzadas: la desgracia del rey Lear al repartir su reino entre sus dos hijas mayores y repudiar a la pequeña; y la trampa urdida por el hijo bastardo del conde Gloucester para hundir al hijo legítimo del mismo.

‘En una obra así, hay que entrar como se entra en un templo’, dice el responsable de esta versión, Juan Mayorga: ‘Lo que toca al adaptador es ayudar a que el viaje del texto desde la lengua y el tiempo en que fue escrito hasta nuestro idioma y nuestra época, se haga con la menor merma de su extraordinaria riqueza. Aproximarlo sin empequeñecerlo. Ojalá mi versión haya conseguido custodiar el alma de la genial obra shakespeareana’.

Digamos que sin poder profundizar en comparaciones, la versión de Mayorga funciona en todo momento y en ninguno chirría. Y digamos que a la dirección de Vera le pasa lo mismo. Por tanto, sinceras felicitaciones por el resultado final. Este descomunal, tremebundo y trágico Rey Lear es un pedazo de espectáculo de los que no abundan y tiene sitio de honor en la cartelera madrileña. Ningún amante del teatro -por autor, por texto y por representación- debería perdérselo. Y afortunadamente aún hay tiempo para verlo. Más de un mes.

Shakespeare era un irremediable sensacionalista, un fanático de la tragedia griega, un fabricante de ‘best seller’ tremendos, rezumantes de sexo y sangre, pero escritos con una de las más fabulosas prosas de la historia por una de las mentes más observadores y agudas sobre la condición humana. Así que, qué importa que el argumento tenga absurdeces, lagunas y defectos varios, si vamos a oír decenas de juicios acertados, hermosas metáforas, relampagueantes descripciones, filosofía y poesía a raudales.

Gerardo Vera ha montado una representación perfecta en fondo y forma. Así que, qué importa que recuerde algunas otras, que ambientaciones parecidas sean frecuentes en los escenarios del mundo, que su vestuario se haya convertido en el vestuario oficial de todo clásico en tono intemporal, que ruidos y luces recuerden otros ruidos y otras luces semejantes.

Los actores están a la altura. Todos y en conjunto. Puede disentirse de algún matiz en algún personaje, del tono lento general de la disertación que colabora a alargar la duración de la obra, pero se les debe dar un sobresaliente general.

El Centro Dramático Nacional hace de este Rey Lear probablemente el punto culminante de su actual temporada -aunque queden aún seis incógnitas por llegar al escenario-, pues ese punto debe serlo una producción propia, una obra de calado y un rico montaje. Y éste a fe que lo es, con un par de extraordinarios detalles en iluminación, con una ‘banda musical’ muy buena, en fin, con detalles de alta producción que tanto nos gustan a los que, decadentes, nos gusta el Espectáculo. Ya vimos mucho experimento de pequeños, mucho escenario vacío y mucha pobretona cosa, para que ahora no gocemos de escenarios llenos de actores y de recursos que nos maravillen frente al cine.

A estas alturas, no les he contado nada del argumento, que podría ser del Quintin Tarantino en sus inicios. Un rey fatuo y mandón, que decide tomarse la jubilación anticipada, reparte su reino entre sus dos hijas aduladoras y deja a la tercera sin herencia por ser parca y sincera. Pronto se arrepentirá, maltratado por las dos ingratas, mientras el hijo bastardo de su hombre de confianza decide malmeter al padre contra el hijo legítimo para quedarse él con toda la hacienda. El ex rey termina vagabundo y desnortado por los caminos, donde se topa con el hijo fugitivo y enloquecido de su fiel vasallo. Mientras, el bastardo se alía con las dos hijas malvadas, que arrancan los ojos a su padre con u consentimiento, y se enamoran de él, dándole todo el poder. El bastardo dirige las tropas bretonas contra las tropas francesas que apoyan a la hija buena. El bastardo gana la batalla, el rey francés muere, la hija buena es hecha prisionera y ahorcada. El hijo bueno y legítimo desafía al hijo malo y asesino, y lo mata en duelo. Triunfa finalmente el bien, pero lo hace muymaltrecho. No hay moraleja clara. Sólo que la vejez no es envidiable, que la ambición y la traición mueven el mundo, y que la verdad si alguna vez vence, lo hace demasiado tarde.

En fin, desearía ver más clásicos españoles tratados de esta forma. El teatro shakesperiano lleva siglos de cultivo y abono, de innovación en las raíces. Abundemos nosotros más, mucho más, en ello. De Lope de Vega a Jacinto Benavente, siglos a disposición de miradas inteligentes.

REY LEAR
de William Shakespeare
Versión de Juan Mayorga
Dirección de Gerardo Vera
Producción: Centro Dramático Nacional
Del 14 de febrero a 20 de abril de 2008
De martes a sábados a las 20.30 h
Domingos a las 19.30
Teatro Valle-Inclán
Plaza de Lavapiés, s/n
28012 Madrid
Teléfono de taquilla: 91 505 88 01
http://cdn.mcu.es/

Reparto (por orden alfabético)
Lear, Rey de Britania, Alfredo Alcón
Oswald, caballero de Gonerill, Chisco Amado
Soldado, Luis Arrasa
Bufón, Luis Bermejo
Criado, caballero, soldado, médico, Juanjo Cabrera
Conde de Kent, Pedro Casablanc
Gonerill, hija de Lear, Carme Elias
Criado Antonio de la Fuente Arjona
Cordelia, hija de Lear, Miryam Gallego
Rey de Francia, Marc Garcia Coté
Capitán, Alberto Huici
Regan, hija de Lear, Cristina Marcos
Médico, Tino Martínez
Curan, criado de Gloucester, Ignacio Medina
Criado, caballero, soldado, médico, Pablo Menasanch
Conde de Gloucester, Juli Mira
Edmond, hijo bastardo de Gloucester, Jesús Noguero
Criado, Humberto Orozco
Duque de Albany, Víctor Pi
Criado, Andrés Ruiz
Duque de Cornwall, Chema Ruiz
Duque de Borgoña, Sergio Sánchez
Criado, caballero, soldado, médico, Juan Pedro Schwartz
Edgar, hijo legítimo de Gloucester, Albert Triola
Kerrigan, caballero de Lear, Abel Vitón

Equipo artístico

Versión Juan Mayorga
Dirección Gerardo Vera
Escenografía Gerardo Vera | Ricardo Sánchez Cuerda
Vestuario Alejandro Andújar | Gerardo Vera
Iluminación Juan Gómez-Cornejo
Música Luis Delgado
Espacio sonoro Pepe Bel
Vídeo y creación multimedia Álvaro Luna
Movimiento escénico Mar Navarro
Maestro de lucha Carlos Alonso
Caracterización Joel Escaño
Efectos especiales de maquillaje Antonio P. Cabrera
Maestro de voz Vicente Fuentes
Ayudantes de dirección Ángel Ojea | Iñaki Rikarte
Ayudante de escenografía Liv Ö
Ayudante de iluminación David Hortelano
Ayudante de vestuario Carmen Mancebo

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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