Las alforjas del filósofo

J.C.Deus

El que piensa debe revisar a menudo sus basamentos, de lo contrario no piensa, recita. La Fundación Juan March (www.march.es) organiza en su sede de Madrid martes 11 y jueves 13 de diciembre, a las 19,30 horas, el XIII Seminario de Filosofía, a cargo de Víctor Gómez Pin, catedrático de Filosofía de la Universidad Autónoma de Barcelona, Premio Anagrama de Ensayo (1989) y Premio Espasa de Ensayo (2006). Estas dos sesiones son públicas y en la mañana del viernes 14 se celebrará un encuentro cerrado en el que el profesor Gómez Pin debatirá sobre el tema del seminario con Javier Echeverría, director del Instituto de Filosofía del CSIC, junto con un grupo de especialistas. El seminario tiene un título sugerente: “Las alforjas del filósofo. Interrogaciones que a todos conciernen e instrumentos para su abordaje”.

Explica Gómez Pin: “Es una situación embarazosa la de alguien que, al ser preguntado por su profesión, ha de responder “filosofo” o incluso “profesor de filosofía”. Y el problema no reside tanto en que el interlocutor no sepa en que sector del conocimiento o de la técnica encasillar tal respuesta, como en el hecho de que, probablemente, el propio filosofo tampoco lo sabe. Un filósofo es desde luego una persona cuya tarea es pensar, pero esto también caracteriza a Ramón y Cajal, Einstein, Gauss…, a los que nadie (al menos de entrada) califica de “filósofos”. El embarazo del profesional de la filosofía se acentuará además por una sospecha de lo que, ante su respuesta, el interlocutor empezará a barruntar. Pues si se hiciera una encuesta en la calle sobre el tema, la gran mayoría de los interrogados haría suya una opinión del tipo siguiente: “Los filósofos son tipos que hablan sobre asuntos que sólo a ellos interesan y en una jerga que sólo ellos (en el mejor de los casos) entienden”.

Difícil es para el filosofo convencer (tanto a los demás como a sí mismo) de que la evocada imagen es una burda caricatura y que, en realidad, filósofo es exclusivamente aquel que habla de cosas que a todos conciernen y lo hace en términos, de entrada, elementales y que sólo alcanzan la inevitable complejidad respetando esa absoluta exigencia de transparencia que viene emblemáticamente asociada al nombre de Descartes. Si se postula que un filósofo habla exclusivamente de asuntos que a todos conciernen, entonces el que la filosofía llegue a ser una práctica generalizada, se convierte en una exigencia democrática, tanto más urgente cuanto más alejado se halla el ciudadano de tal práctica. Este presupuesto tiene una consecuencia inmediata sobre el instrumento de la filosofía, que no es otro que el lenguaje inmediato e inevitablemente equívoco del que se nutre la vida cotidiana: en el hablar ajeno a la jerga filosófica ha de encontrar la filosofía no sólo arranque, sino tensión e impulso para sus objetivos. Mas, precisamente por lo ambicioso de éstos, la filosofía acaba exigiendo un grado de tecnicidad y hasta de erudición que incluye, por supuesto, la historia misma de la filosofía: el filósofo ha de determinar cuál es su objetivo, qué tipo de interrogaciones le caracterizan en el seno de aquellos cuya función es plantear interrogaciones.

Una vez realizada esta tarea, una vez delimitado el objetivo, el filósofo (como toda persona razonable) ha de valorar si se encuentra en condiciones de afrontar dicha tarea, es decir: si reúne tanto la potencia de pensamiento que el asunto requiere como los instrumentos sin los cuales tal potencia sería inoperante. El filósofo, en suma, como todo aquel que se propone alcanzar un objetivo, ha de estar provisto de alforjas, y ha de revisar periódicamente las mismas, por si algún instrumental exigido por un imprevisto obstáculo no estuviese disponible.

Víctor Gómez Pin, nacido en Barcelona, en la Sorbona obtuvo el grado de Docteur d’Etat con una tesis sobre el orden aristotélico. Tras años de docencia en Francia obtuvo una cátedra en la Universidad del País Vasco con un trabajo de investigación sobre las implicaciones filosóficas del cálculo diferencial. Más tarde obtuvo una cátedra en la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente es Profesor Invitado en la Venice Internacional University. Es coordinador del Congreso Internacional de Ontología, cuyas ediciones, desde 1993, se han venido realizando bajo el patrocinio de la UNESCO.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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