‘El viaje a Simorgh’

Por José Catalán Deus

El estreno de una ópera española sería acontecimiento en cualquier caso. Si trata de mística y su autor tiene menos de 40 años, la expectación se calienta. ‘El viaje a Simorgh’ se estrenó en el Teatro Real. Estuvimos para contárselo.

Uno se sienta en su butaca sabiendo que se quiere comunicar algo importante, superior a lo cotidiano; se trata de mística, y la palabra siempre causa respeto y cierta sumisión. Durante casi dos horas, el misterio aletea, a veces potente, a veces alicaído. Pero ni el éxtasis, ni el descubrimiento emocional a secas, ni siquiera el contacto intelectual cómplice, aparecen. En su lugar, insinuaciones desvaídas, alusiones groseras, intentos que no perduran. El tema es el más difícil, el acierto casi imposible. Si el músico se hubiera aliado con mejor guionista quizás hubiera la obra mejor madurado. Demasiadas escenas, demasiado variadas. pero un experimento digno de hacer y digno de contemplar.

Así diríamos con toda sinceridad de este ‘El viaje a Simorgh’. Su autor cree que ‘la ópera es el auténtico laboratorio en el que se pueden plasmar los elementos más complejos y dispares de la creación artística’. Lo ha intentado empleando lo mejor de sí mismo. Felicitaciones a él y a todos los que le acompañan en esta aventura del Teatro Real.

Una instrumentación excelente, con recitativos difíciles de seguir y un libreto bien intencionado pero deficiente. Sánchez-Verdú es un gran músico y ha compuesto una gran ópera con recursos musicales imaginativos, con acento propio, con personalidad, y con una ambientación electrónica novedosa en la ópera mundial que modifica la orientación de los sonidos introduciendo sorpresa y emoción. La escenografía del artista Frederic Amat es también notable en su conjunto, aunque no sean adecuadas en mi modesta opinión las proyecciones a escenario completo, aunque haya alusiones gratuitas a los gustos del momento.

Hoy el Teatro Real presenta el estreno mundial de una ópera española actual, ‘El viaje a Simorgh’, con música y libreto de José María Sánchez-Verdú, nacido en Algeciras en 1968, con la dirección de escena y escenografía a cargo de un conocido artista plástico, Frederic Amat. El texto es una libre adaptación de la novela de Juan Goytisolo Las virtudes del pájaro solitario, con poemas y textos de San Juan de la Cruz, Ibn al Farid, Fariduddin al-Attar, El cantar de los cantares (en la traducción de Fray Luis de León) y Leonardo Da Vinci.

‘EN PLENA COMUNIÓN CON EL SUFISMO’

En palabras de su autor, “la obra traza un desplazamiento, un éxodo, una búsqueda en la que los lugares, tiempos y personajes de la novela de Juan Goytisolo constituyen las etapas o jardines que trazan las aves del relato sufí de Attar en el camino hacia Simorgh, esa ave mística, ese rey buscado. En la unión mística final la plenitud produce la revelación: cada una de las aves ha llevado el Simorgh en sí misma, el viaje ha sido un viaje interior, en plena comunión con el sufismo. En el camino está la poesía de San Juan de la Cruz, el gran poeta sufí del occidente cristiano, que convive con las voces poéticas de otros grandes poetas de las tradiciones persa y árabe”.

Este estreno, con el que el Teatro Real continúa su política de nuevas creaciones y de apoyo a la música española, quiere ser, en palabras de sus creadores, “un puente de unión entre oriente y occidente, una búsqueda en el interior de cada uno”. También se caracteriza la ópera por su novedad creativa gracias al empleo de la electrónica en vivo y a la utilización total del espacio, ya que toda la Sala funciona como una caja de resonancia en la que conviven desde la viola de gamba hasta los elementos más vanguardistas. Cantantes, actores, bailarines, músicos que salen del foso y una escenografía simbólica y creativa, configuran uno de los espectáculos más completos de la presente temporada, según los responsables del Teatro.

Se hace referencia a la música española del siglo XVI con el uso de violas da gamba, y a músicas de la tradición islámica, integradas en un lenguaje musical unificado y original. El uso total del espacio arquitectónico, junto a la danza y el movimiento, son elementos también sustanciales e imprescindibles en este viaje. El director musical del Teatro Real, Jesús López Cobos, tiene a su cargo esta nueva producción, en la que interviene un espléndido reparto encabezado por el barítono alemán Dietrich Henschel (que se presenta en el Teatro Real), la soprano Ofelia Sala, el contratenor Carlos Mena, el tenor José Manuel Zapata y el actor José Luis Gómez.

Se trata de un acontecimiento que resultará muy interesante a los que tengan la suerte de presenciarlo, en la línea siempre espectacular de este Teatro Real, que continúa así una política de nuevas creaciones que ha dado frutos como Divinas Palabras de Antón García Abril, Don Quijote de Cristóbal Halffter, La señorita Cristina de Luis de Pablo o Dulcinea de Mauricio Sotelo.

Coincidiendo con este estreno, la editorial Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores publica una nueva edición de la novela de Juan Goytisolo Las virtudes del pájaro solitario, que incluye una veintena de ilustraciones de Frederic Amat. Un texto clave en la obra de su autor, y que supone un esfuerzo por enlazar, bajo un escenario apocalíptico, la mística de San Juan de la Cruz de Cántico espiritual —la figura del pájaro solitario como símbolo del alma contemplativa— con la tradición sufí, en un texto que aúna erotismo, poesía, misticismo e innovación en opinión de la editorial.

‘POESÍA Y CONOCIMIENTO DE LA MANO’

Sánchez-Verdú cree que la voz (”el supremo misterio del hombre” para Lévi-Strauss, «aúna el alma y el diafragma» para G. Steiner) puede ir más allá del modelo apegado a la tradición por caminos sorprendentes y nuevos, y que la música es el sustrato sobre el que nuevos elementos interaccionan, transformándolo e incluso trascendiéndolo hacia otras formas quizá todavía por idear. ‘Viviendo tiempos en los que predomina la falta de riesgo, lo fácil, la mera repetición y la mitomanía de las estrellas o la tiranía de los directores de escena, todos jaleados por cierto público, crítica e intereses de mercado’, presenta una obra en la que ‘la sensibilidad, la aventura y la renovación de la tradición nos haga confluir en un viaje donde lo poético y el conocimiento se den la mano a partir de la música’.

Pero lo Poético resulta casi irreconocible, y el Conocimiento no aparece por ningún lado. Mística, mística cristiana y mística súfi, son cuestiones mayores que aquí se manejan con superficialidad, como el mismo hecho de considerar a San Juan de la Cruz un místico sufi, vieja polémica absurda.

Frederic Amat cree que hay que sugerir las cosas más que mostrarlas, con voluntad de síntesis y cuestionamiento; que hay que crear un espacio escénico en donde celebrar esta otra realidad y acontecimiento que reinventa el teatro en cada representación, un espacio escénico como vehículo de tránsito del mundo auditivo al mundo visual, en correlación con las diferentes expresiones en escena: poesía, coreografía, dramaturgia y expresión cinematográfica. Todos ellos dispuestos a diluir su mutua presencia con el fin de que la ópera se revele a sí misma.

Ambos han explicado abundantemente estos días su propósito. ‘El viaje a Simorgh’ se ha aproximado al objetivo. Pero para mí al menos, innovar no es empezar una ópera con una larga proyección de vídeo o dos figurantes practicando sodomía. Innovar no es convertir la palabra en ruido ininteligible, y los mejores versos de nuestra poesía en desgajados balbuceos. Innovar no es oscurecer sino alumbrar, y el siglo XXI no puede, no debe ser un estertor del siglo XX.

ARGUMENTO

ACTO I

Escena 1. Descenso al paraíso. La Muerte entra en la alhama, la sauna/burdel, descendiendo uno a uno los 33 escalones de una escalera de caracol. Con el dedo va señalando a sus víctimas, que caen fulminadas (de plaga, peste, radiación, sida…) Cae La Doña.
Interludio 1. Violín solo. Comienza el viaje de los pájaros.
Escena 2. El balneario. Terraza. Balaustrada con hortensias. El Amado, el/la Seminarista, el Archimandrita y Ben Sida y otros están, pero no se comunican.
Escena 3. Memoria del agua. La escena transcurre bajo el agua, o eso parece. San Juan recrea su caída, de niño, al pozo. Al otro lado de la superficie del agua ve a la Amada, en forma de Virgen. El Amado canta “La fonte”.
Interludio 2. Continúa el viaje de los pájaros.
Escena 4. Barzaj. Se ha declarado una plaga, o epidemia, en el balneario. El servicio ha desaparecido. Hay sensación de cuarentena y de amenaza inconcreta. Los altavoces dan instrucciones incomprensibles. El Amado trata de establecer conversación con el Archimandrita, pero éste lo impide, porque se trata de una conversación no autorizada. Ben Sida canta “Rosa de alquimia” de Adonis.
Escena 5. Sulamith. El coro celebra a la Amada cantándole elogios del “Cantar de los Cantares”. Ella busca al Amado: «¿Adónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con gemido?»
Escena 6. La celda. El Amado está escribiendo el “Tratado de las virtudes del pájaro solitario”, en el que se reconoce la “Llama de amor viva”. Se ve obligado a comerse los pliegos, para eliminar pruebas, porque llegan Don Blas y Doña Urraca. El Amado es azotado mientras un coro de Calzados canta “Miserere mei Deus”.
Interludio 3. Pájaros, perseguidos, acorralados, muriendo en el camino.
Escena 7. La peste. El balneario se ha convertido en hospital policial o militarizado. El/la Seminarista está en una cama rodeado de médicos y policías y muere de muerte horrible.

ACTO II

Escena 8. La biblioteca. En una biblioteca, el Joven Señor Mayor y el Amado coinciden en sus apreciaciones, pero se les impide comunicarse. Lo hacen, sin embargo, y acaban unidos, como en éxtasis. Ben Sida, canta un verso mestizo, hijo de San Juan y de Ibn al Farid.
Escena 9. Kitab al-Isra. En la cárcel, asistimos a una huida mística, tipo “Noche oscura”: «por la secreta escala, disfrazada». El Amado está escribiendo las condiciones del pájaro solitario. La Amada canta y se le acerca un poco más que antes. El Coro recuerda el estudio del vuelo de los pájaros de Leonardo da Vinci.
Escena 10. Elogio del aire. El pájaro solitario, encarnado por el bailarín y el violinista.
Escena 11. Auto de fe. En la biblioteca se desarrolla un auto de fe. Se queman libros y se leen índices de títulos prohibidos. El Joven Señor Mayor muere, al ser rodeado y silenciado por el coro.
Escena 12. Memoria del fuego. El coro danza en torno a la hoguera de los libros. Del fuego salen letras de distintos alfabetos. Al pronunciarlas el coro —como en las “Lamentaciones” de Jeremías (Aleph, Beth, Ghimel…)— ellas danzan y se esparcen con el humo.
Escena 13. La rosa y el ruiseñor. Dúo de amor entre la Amada y el Amado. Entra cada uno por una parte y se van acercando poco a poco, hasta encontrarse.
Escena 14. En las galerías superiores, una fanfarria toca una música circular que parece girar sobre las cabezas de los espectadores. En escena giran bailarines derviches. Los pájaros han llegado a Simorgh. En el centro del escenario, como sobre una montaña, ocurre la transfiguración final: La Muerte / Simorgh.

DATOS TÉCNICOS

‘El viaje a Simorgh’
Ópera en dos actos
Estreno absoluto
Encargo del Teatro Real
Nueva producción del Teatro Real
4, 6, 7, 9, 10, 12, 15 y 17 de mayo de 2007
Duración aproximada: 1’45 horas
será transmitida el 15 de mayo por Radio Clásica

Equipo artístico:
Dirección musical: Jesús López Cobos
Direccíón de escena y escenografía: Frederic Amat
Figurines: Cortana
Coreografía: Cesc Gelabert
Iluminación: Vinicio Cheli
Dirección del coro: Jordi Casas Bayer
Reparto:
Amado: Dietrich Henschel (4, 7, 10, 12, 15, 17)
Amado: Lucas Meachem (6, 9, 13)
Amada: Ofelia Sala (4, 6, 7, 9, 10, 12)
Amada: Ksenija Lukic (13, 15, 17)
El / la seminarista: Carlos Mena
Archimandrita: José Manuel Zapata
Ben Sida: Marcel Pérès
Don Blas: Jesús Castejón
La muerte: Paola Dominguín
Joven Señor Mayor: Josep Ribot
Doña Urraca: Celia Alcedo
La Doña: Itxaro Mentxaka
Kirguís: Oswaldo Martín
Camarera: Sara Moros
Pájaros solitarios: Cesc Gelabert
Pájaros solitarios: Ara Malikian
Saxofón: Andrés Gomis Mora
Música electrónica a cargo de Experimentalstudio für akustische Kunst e. V., Freiburg
Gelabert-Azzopardi Companyia de Dansa y los actores Jesús Castejón y Paola Dominguín.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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