Definitivamente me voy a hacer de izquierdas

Abogaré sin desmayo por la protección de los sapos parteros, las viejas casas de piedra, el derecho al aborto, los vientres de alquiler, la eutanasia, el arco iris y los «otros» modelos de familia, menos el «tradicional» que ya nos hemos cargado

Definitivamente me voy a hacer de izquierdas

Definitivamente me voy a hacer de izquierdas. Así, de un plumazo, me convertiré en un tipo honrado, progresista, justo y solidario durante cien años. Y en un feminista que te cagas.

Simularé luchar con ardor contra la injusticia y la pobreza, y me indignaré muchísimo, pero no haré nada para remediarlas.

Defenderé con mi vida -es un decir- el laicismo, la sanidad, la empresa y la enseñanza públicas, que para algo soy funcionario.

Lucharé hasta el último aliento contra Franco -ahora que lleva 40 años muerto-, la Iglesia católica -para luchar contra las otras confesiones, especialmente la islámica, no tengo huevos-, el heteropatriarcado, la homofobia (la heterofobia es justicia social), la banca y el capital -me refiero al ajeno-, todas las dictaduras de derechas -las otras son democracias populares-, y todas guerras -salvo las que apoye mi partido y sus aliados, ya sea en los Balcanes, el Líbano, Afganistán, Siria o el Golfo Pérsico-, porque esas sí que son justas, necesarias y legales.

Apoyaré, caiga quien caiga, a mi partido -mi nueva religión, que para eso soy ateo-, los nacionalismos, los refugiados -cualquiera que sean sus actividades y estatus legal-, la II República española, el himno de Riego, la lucha contra el cambio climático -real o imaginario-, las subvenciones públicas, el feminismo feroz, las leyes de «género», la memoria histórica selectiva, las energías alternativas -por ruinosas que sean-, las muñecas chochonas y demás productos de nuestra fina artesanía popular, eso sí que es I+D+I.

Abogaré sin desmayo por la protección de los sapos parteros, las viejas casas de piedra, el derecho inalienable de la mujer al aborto -nosotras parimos, nosotras decidimos-, los vientres de alquiler, la eutanasia, el arco iris, los «otros» modelos de familia y el matrimonio homosexual, bisexual y transexual -a la familia y el matrimonio «tradicionales» ya los hemos liquidado con las leyes de «género»-, los renacidos sindicatos verticales y, sobre todo, la igualdad, la libertad y la fraternidad entre todos los hombres y mujeres… de mi cuerda política, naturalmente.

Además, siempre tendré razón, miraré a los demás por encima del hombro y, si me apuran, hasta iré al cielo. Un chollo, oye.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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