¿Por qué en España no se publican las estadísticas de los varones asesinados por sus parejas femeninas? Hace muchos años que ni el ministerio de Interior, ni el de Justicia, ni Instituciones Penitenciarias, ni el CGPJ, ni el INE publican las estadísticas de los varones asesinados por sus parejas, o ex parejas, femeninas.
Hoy 25 de noviembre, gobierno, oposición y casta política en general, acompañados por los medios de comunicación como palmeros de lujo, se rasgan las vestiduras y claman en llanto universal por las víctimas del «machismo» y la violencia de «género», conmemorando así el día internacional contra la violencia «machista».

En lo que va de año, los citados organismos elevan a 40 el número de mujeres asesinadas por varones con los que mantenían -o habían mantenido- una relación de pareja. Terrible. Pero, ¿tenemos estadísticas, siquiera oficiosas, de los hombres -y ancianos y niños- asesinados por sus mujeres, madres o familiares en ese tiempo? ¿Por qué las ocultan? Al parecer no hay niños, ni ancianos, ni hombres víctimas de mujeres desalmadas y de una ley execrable. ¿Hasta cuándo ignorar que la violencia, el maltrato y el crimen no tienen «género», ni sexo, ni credo, ni raza?.

Por eso un día como hoy quiero darle la máxima publicidad a esas otras víctimas anónimas, miserablemente olvidadas y escondidas en favor de lo políticamente correcto y del suculento negocio «de género», y neutralizar así, en lo posible, la feroz manipulación de estas tragedias por parte del Estado y sus palmeros.

La presión política, mediática y social del fascismo de género se ha vuelto abrumadora. Su sectarismo desvergonzado no conoce límites. Con hechos tan ignominiosos y bárbaros como la condena y apartamiento de la carrera judicial del heroico juez Francisco Serrano Castro, mientras el resto de la Judicatura -y la totalidad de los grupos políticos, sindicatos y asociaciones profesionales miraba hacia poniente-. Así, la nueva censura y atropello de sus derechos fundamentales, boicoteando la presentación -mañana, 26 de noviembre- de su nuevo libro «La dictadura de género» en el Colegio de Abogados de Valencia, es sólo una espina más en su largo calvario por defender la verdad, la justicia y la libertad. Incluso de los varones.

En el fondo todos somos culpables. Es sabido que en este puñetero país quien da la cara se la parten.