Mapa de la discriminación sexual en España

Bibiana Aído promovió el «Mapa de la excitación sexual del clítoris». Su digna sucesora, Ana Mato, apuesta por incrementar las medidas de «discriminación positiva» en favor de la mujer y promete elaborar un «Mapa de la Discriminación en España».

Además la señora ministra, como desagravio al lobby rosa y morado -ofendidísimo por la audaz alusión de la ministra a la violencia doméstica en su toma de posesión -una referencia intolerable por «machista y reaccionaria» según el colectivo multicolor-, echa marcha atrás y proclama la máxima contundencia en la lucha contra la violencia «de género». Para ello duplicará los recursos humanos y presupuestarios y creará un «Plan Personalizado contra la Violencia de Género», así como una «Red Nacional de Unidades de Violencia» para su coordinación y seguimiento.

Tras esta inequívoca declaración de intenciones, y como colofón de su comparecencia, la señora ministra enarboló con entusiasmo el art. 14 de la Constitución en defensa del concepto de Igualdad: «tanto entre mujeres y hombres como entre todos los seres humanos, sea cual sea su raza, su religión o su lugar de nacimiento». Magnífico.

Pero resulta de un enorme cinismo, un clamoroso oxímoron y un sarcasmo, que la señora Mato invoque tan ardorosamente el art. 14 de la Constitución cuando precisamente ella, y su partido, aprobaron sin reservas primero, jalearon su endurecimiento después y pretenden «potenciar» ahora, la ley integral contra violencia «de género» (LIVG), una ley totalitaria y de autor que obvia la violencia ejercida por la mujer sobre el varón, que vulnera sus derechos fundamentales (no discriminación, igualdad, presunción de inocencia…) y que ha llevado a un millón de hombres inocentes al calabozo.

Precisamente cuando el Tribunal Supremo acaba de condenar al juez Garzón a 11 años de inhabilitación porque en un estado de derecho el fin nunca puede justificar los medios, ¿cómo se entiende la vigencia de la inicua LIVG? ¿O es que en asuntos de violencia «de género» ese principio jurídico universal no es aplicable?

Además de seguir apostando por la «discrimación positiva» mientras proclama solemne la igualdad de todos los ciudadanos, doña Ana nos sorprende con un nuevo hallazgo antropológico y semántico: ahora resulta que hay hombres, mujeres… y seres humanos.

¿Hay quien de más? A este paso añoraremos a su impresentable antecesora, la ex ministra Aído.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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