Vergonzosa sentencia la de la Audiencia de Sevilla por el asesinato de Marta del Castillo, y no menos indignante el comunicado del CGPJ en apoyo de la sentencia. Una muestra más de la corrupción del gobierno de los jueces, vendido a la casta política. Ya lo dijo Guerra, el compadre de Felipe González: Montesquieu ha muerto. Lo que no llegó nunca a decirnos es que habían sido ellos, la casta política, quienes lo habían matado.
Es de perogrullo, pero sin independencia de la Justicia no hay estado de derecho. Y así vamos como vamos: ningún partido político está por la labor de renunciar a su más preciada conquista. La «casta» nombra a la cúpula judicial (Constitucional, Supremo, Fiscal General del Estado…) y punto pelota. De esta forma se aseguran su impunidad, presente y futura. Y la de su clan.
Mucho Urdangarín…¿y de ellos, jueces incluidos, qué?