A la brutal y totalitaria LIVG (ley integral de medidas contra la violencia «de género»), execrable expresión de violencia institucional contra el varón por el hecho de serlo, le viene como anillo al dedo la reflexión que nos legó Montesquieu en El espíritu de las Leyes: «No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de la Ley y bajo el calor de la Justicia»