Con mis mejores deseos para el millón de hombres de buena voluntad, y sus familiares y amigos, víctimas propiciatorias de la execrable, brutal y totalitaria Ley de Violencia de Género y de sus más aguerridos portavoces gubernamentales -la doctora Pajín y Rasputin Rubalcaba-, por su decisiva contribución a amargarnos, aún más, las próximas Navidades alejándonos, cautelar e injustamente, de nuestros hijos.