¿Custodia compartida o «tapadera-trampa»?

La capacidad camaleónica de muchos de nuestros gobernantes, maestros de corrección política a la caza y captura del voto perdido, es para nota. Son capaces de mantener una cosa y la contraria con un aplomo asombroso.

Un caso paradigmático en estas complicadas artes es el de Ruiz-Gallardón, D. Alberto, alcalde de Madrid. Nuestro ínclito regidor, faro y guía de la progresía madrileña, no podía desperdiciar la ocasión de hacer un brindis al tendido de sol -los hombres masacrados por la infame Ley de Violencia de Género-, pese a su inmaculada trayectoria como aguerrido paladín de las doctrinas «de género» y de su inicua ley. Por ello, hierático y torero, plantado en los medios del Pleno del ayuntamiento de Madrid, el pasado 28 de septiembre brindó en nombre del equipo de Gobierno esta moción, para su debate y aprobación:

«Instar al Gobierno de la Nación a promover las oportunas modificaciones legislativas con el objeto de considerar la custodia compartida como régimen preferente en los supuestos de separación o divorcio, siempre en defensa del interés superior del menor y del derecho de los hijos a disfrutar de una adecuada relación paterno-filial con ambos progenitores»

Desgraciadamente decisiones como ésta solo contribuyen a alimentar falsas esperanzas y a incrementar la confusión, porque en la España de hoy -con el Código Penal y el Derecho de Familia existente, impregnados por las doctrinas «de género» y convenientemente modificados por la inicua Ley Integral de Violencia de Género (LIVG)-, son meras ilusiones, baldías e inalcanzables. Lo dicho: brindis al sol.

En este sentido, siento el jarro de agua fría que pueden suponer mis comentarios, pero por motivos éticos, por honradez intelectual y por respeto a la Ley me considero en la obligación moral de hacerlos.

Y es que la custodia compartida -una utopía mientras subsista la LIVG- obstaculiza, además, la visión de la cruda realidad. Porque los artífices de una ley monstruosa(todos los partidos políticos con representación parlamentaria que la aprobaron por unanimidad, excepto UPyD que entonces no existía); la que criminaliza al hombre por el hecho de serlo; la que automática y preventivamente lo encierra en un calabozo, lo destierra y lo aleja de sus hijos, sin más «prueba» que la mera denuncia de su pareja (mujer), esos mismos legisladores, ahora, en un alarde de “corrección política” nos proponen como «tapadera-trampa» la custodia compartida.

Con ello pretenden impedir, o dividir, o canalizar, la lógica repulsa de las víctimas (varones) para que no se organicen y no expliquen a la sociedad el genocidio social que están sufriendo; para que no se movilicen y así frenar el creciente clamor social que pide la derogación de una ley tan atroz y totalitaria. Para hacerles creer, arteramente, que «el problema está solucionado»; que ellos, de verdad son «buenos y benéficos», como en las Cortes de Cádiz; que defienden la equidad y la no discriminación hacia el varón, tanto, que hasta son «partidarios» de la custodia compartida.

El engaño y la incoherencia son evidentes: los que ahora abogan por la custodia compartida y pretenden su legislación, todos ellos, son los mismos que ayer aprobaron, y hoy aplauden y aún potencian la LIVG. Algo metafísicamente imposible. No se puede estar a la vez en misa y repicando.

Por el contrario, sin el compromiso activo y el sacrificio de todos los afectados contra una ley tan execrable como la LIVG, nunca cambiará la triste realidad que estigmatiza a cientos de miles de varones y padres de familia en España. Y sin ello nunca será realidad la ansiada custodia compartida. Solo será un papel mojado, un brindis al sol, un cambio para que todo siga igual. Porque bastará una denuncia falsa de la mujer y la prevalencia de la LIVG -por su carácter de ley orgánica-, para que se derrumbe la estudiada utopía de la custodia compartida.

El nudo gordiano pues, es siempre el mismo. La custodia compartida lógica y jurídicamente es incompatible con la existencia de la ley de «violencia de género», una ley profundamente injusta, sexista, discriminatoria, arbitraria e inconstitucional. Una ley que establece la discriminación “positiva” y la detención “preventiva” del varón, sin más prueba que la mera denuncia de su pareja (mujer); una ley que vulnera derechos fundamentales, como el principio de legalidad y los de presunción de inocencia e igualdad ante la ley, pilares básicos de un Estado democrático y de Derecho.

Por tanto, mientras que no se derogue la LIVG, o no se modifique sustancialmente, eliminando el concepto «de género» de nuestro ordenamiento de forma que incluya y penalice el maltrato en el ámbito familiar y doméstico sin distinción de sexo y que, con todas las garantías legales, ampare por igual a hombres, mujeres, ancianos y niños, se seguirán vulnerando los derechos humanos de la población española (masculina), entre otros a la custodia compartida de sus hijos, tras la separación o el divorcio.

Bastará, insisto, con una denuncia falsa -y el concepto de discriminación “positiva” hacia la mujer que auspicia la LIVG-, para dar al traste con todas las leyes, nacionales o autonómicas, que sobre custodia compartida haya o pueda haber en el futuro. Las casas no se pueden empezar por el tejado.

Son ganas de marear la perdiz y seguir engañando al pueblo soberano, eludiendo el mal de fondo. Se nota que se acercan las elecciones.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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