¡¡Por la igualdad y la justicia, derogación de la Ley de Violencia de Género ya!!

La información sobre la inicua ley de violencia de género es básica, pero hay que pasar a la acción. Eso no significa que ahora nos tengamos que echar a la calle, entre otras cosas porque carecemos de los medios humanos y materiales necesarios, y de la capacidad de movilización imprescindible para convocar y organizar una gran manifestación nacional contra la execrable ley de violencia de género. (Art.1 Ley de Violencia de Género. Objeto de la Ley)

Una ley que establece como axioma el insólito -y antijurídico- concepto de «discriminación positiva» hacia la mujer, un auténtico oxímoron que consagra, por tanto, la asimetría penal en nuestro ordenamiento jurídico; una ley que determina que la violencia intrafamiliar es unidireccional -donde la víctima es siempre la mujer y el hombre siempre el agresor, e ignora -absolutamente- a los hombres, ancianos y niños como víctimas posibles de maltrato doméstico-; una ley que presume, conforme a los dogmas «de género» del feminismo radical, que la violencia de los hombres sobre las mujeres que sean, o hayan sido, sus cónyuges, o que estén, o hayan estado ligados a ellas por relaciones similares de afectividad, aun sin convivencia, ejerce en todo caso, como “manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres”.

Una ley que, con la mera denuncia de la mujer -aunque no haya el menor indicio de comisión de delito, ni investigación policial alguna que lo avale-, automática y preventivamente, detiene cada día en España a 400 varones y les trata como al peor de los criminales: les esposa, les abre ficha policial, les toma huellas dactilares y muestras de ADN, les fotografía de frente y perfil, les incluye en diferentes bases de datos de delincuentes sexuales, y finalmente, les encierra en un calabozo infecto hasta 3 días a la espera de un «juicio sumarísimo” (juicio rápido le llaman), a cargo de tribunales de excepción -los Tribunales de Violencia sobre la Mujer- creados ad hoc por la abyecta Ley Integral de Violencia de Género (LIVG).

Una ley, por tanto, profundamente injusta por discriminatoria, arbitraria e inconstitucional, que vulnera derechos fundamentales como los de a igualdad (Art. 14 CE), presunción de inocencia (Art. 24 CE) o de legalidad penal (Art. 25.1 CE), pilares básicos de un Estado democrático y de Derecho. Una ley, en fin, de «autor», brutal y totalitaria, que vulnera los derechos humanos de todos los ciudadanos (varones) por el mero hecho de serlo, algo solo posible en regímenes totalitarios como el nazismo alemán o el estalinismo soviético.

Una ley que, para mayor escarnio, atenúa las penas por parricidio, como expone la penalista Julia Flórez Sarmiento en un brillantísimo y demoledor artículo contra la LIVG titulado La otra cara de la moneda: «Sorprende que los paradigmáticos casos mediáticos de violencia de género sean auténticos parricidios, figura tradicionalmente agravada en atención a la relación conyugal o análoga entre sujeto activo y pasivo, y que dicha clásica categoría haya desaparecido del Código penal de 1995 y no se encuentre en absoluto contemplada por la Ley 1/2004. Es decir, que en rigor, los supuestos más graves de «violencia de género», esto es, destruir la vida de la cónyuge o compañera sentimental han sido atenuados respecto del viejo Código denominado franquista«.

Basta pues de relacionar los viles y miserables asesinatos de mujeres con la denominada «violencia de género» -sangrante desatino verbal y jurídico-, y sus perversas derivadas contra los derechos humanos de los españoles (varones), por el mero hecho de serlo. Los parricidios, como todos los crímenes en general por horrendos que sean, se castigan con el Código Penal en la mano -sean sus autores hombres o mujeres-, sin necesidad de tribunales de excepción, ni juicios sumarísimos.

Teniendo en cuenta que los intereses particulares, por muy respetables que puedan ser, siempre han de quedar subordinados al interés general, la movilización ciudadana contra la LIVG y sus derivadas perversas (ruina moral y económica, denuncias falsas, penas de destierro, supresión del derecho de sufragio activo y pasivo, alejamiento de los hijos de sus padres y de sus abuelos, «inexistencia» del Síndrome de Alienación Parental -SAP- o la imposibilidad real y efectiva de la custodia compartida) deben ser objetivos indisolublemente unidos, al ser éstas consecuencia directa de la aplicación de la LIVG. Por pura lógica y coherencia, intelectual, moral y estratégica, o nos unimos y nos movilizamos contra todas ellas como objetivo común, haciendo valer nuestra VOZ y nuestro VOTO, o estaremos condenados al fracaso. Es mala táctica dejar que el objetivo se disperse y se camufle. Tampoco es nuevo: Divide y vencerás.

Por tanto, mientras que no se derogue la LIVG y con ella sus derivadas perversas, o no se modifique sustancialmente eliminando el concepto «de género» de nuestro ordenamiento, de forma que incluya y penalice el maltrato en el ámbito familiar y doméstico, sin distinción de sexo, y que, con todas las garantías legales, ampare por igual a hombres, mujeres, ancianos y niños, se seguirán vulnerando los derechos humanos de la población española (masculina).

En base a estas consideraciones, mi propuesta estratégica para lograr la derogación, o modificación sustancial, de la execrable Ley de Violencia de Género es la siguiente:

PRIMER PASO.- Campaña de divulgación.
Conseguir que la sociedad española conozca en detalle la verdad sobre esta ley infame -en último término un meditado y elaborado proyecto de ingeniería social para terminar de destruir a la familia y crear un «nuevo orden social»-, y el genocidio que está provocando su aplicación, para que la sociedad en su conjunto se solidarice y movilice contra una ley monstruosamente injusta, que viola los derechos humanos.

Todos somos víctimas potenciales de esta ley medieval. El problema es que la sociedad, mediatizada por la propaganda oficial y los medios de comunicación afines -o inmersos en la corrección política- desconoce hasta qué punto esta ley es bárbara y atentatoria con los derechos humanos de todos los ciudadanos (varones). Conociéndola, estamos seguros que cualquier persona de bien, hombre o mujer, repudiará una ley tan execrable como la denominada Ley Integral de Violencia de Género (LIVG)

Es necesario, pues, que todos (somos casi un millón de víctimas directas) nos preocupemos de explicarlo. A nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo. Y hacerlo de todas las formas posibles, incluidos nuestros blogs y redes sociales. Sin olvidar, por supuesto, los medios de comunicación: prensa, radio y TV. (cada uno según sus posibilidades: ruedas de prensa, cartas al director, llamadas a programas de radio y TV, etc.)

SEGUNDO PASO.- Campaña de abstención electoral.
La vía política es el único medio real -y posible-, para derogar esta execrable ley «política», que al tener carácter de orgánica esta «blindada» y no admite siquiera la posibilidad de que pueda plantearse una Iniciativa Legislativa Popular (500.000 firmas) para su derogación. Es imprescindible hacer valer nuestro voto de cara a las próximas elecciones locales (en 8.000 pueblos de toda España), en las autonómicas (17 Comunidades) y en las generales de 2012.

La campaña de abstención electoral debe empezar ya. Cada uno debe contactar por escrito con todos los partidos políticos para preguntarles cuál es su postura oficial sobre la LIVG (de la que todos son cómplices, pues fue aprobada el 28 de diciembre de 2004 por la unanimidad entusiasta de todos los grupos políticos del Congreso) y anunciar que no votaremos a ninguno que no lleve la derogación en su programa electoral.Y publicar nuestra petición, y las respuestas de los partidos -o sus silencios-, en nuestros respectivos blogs y redes sociales.

TERCER PASO.- Unión en torno a la Plataforma Ciudadana por la Igualdad.
Tercer paso, aunque no el menos importante. Agruparnos desde ahora mismo en nuestra lucha contra LIVG, pues dispersos carecemos de una mínima capacidad de organización, presión y convocatoria. Yo sugiero asociarnos en la Plataforma Ciudadana por la Igualdad del juez Serrano, que concita el apoyo unánime de todos los afectados. Y desde esta asociación, si la engrandecemos con miles de socios, tener la suficiente capacidad de movilización, de organización y medios para, sin prisa pero sin pausa, convocar a medio plazo una gran manifestación nacional contra la Ley de Violencia de Género y sus derivadas perversas.

La cuestión es ¿somos capaces de hacer todo esto? ¿Lo intentaremos? Si, por ignorantes, por cómodos, por ingenuos o por cobardes, somos incapaces de unirnos y organizarnos, hacer oir nuestra voz, y valer nuestro voto, tendremos exactamente lo que nos merecemos.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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