El Estatuto de Cataluña, esencia del pensamiento reaccionario

Sorprende el espeso silencio mediático que ha rodeado la presentación del Manifiesto «Por la unidad de España, por la igualdad y solidaridad de todos los españoles», convocado por el Foro de Ermua en la Puerta del Sol de Madrid. Sobre todo teniendo en cuenta la gravedad del envite del Gobierno socialista contra la sociedad española, patrocinando una propuesta tan reaccionaria y tan insolidaria como el nuevo Estatuto de Cataluña, y su posterior toma en consideración por el Congreso de los Diputados.

Pero más que la falta de apoyo del PP -acorde con sus atávicos complejos y sus inverosímiles equilibrios políticos-, o del PSOE -el que se mueva no sale en la foto- o de las burdas descalificaciones del Manifiesto por parte de algunos descerebrados, lo que no deja de preocuparme -en política no existen las casualidades-, es el silenciamiento mediático del mensaje del Manifiesto en asunto de tanta trascendencia, y el ocultamiento del éxito de una convocatoria ejemplar. Un llamamiento que, por encima de ideologías políticas, consiguió reunir a miles de ciudadanos que abarrotaron la Puerta del Sol de Madrid en defensa de Nación y de la Constitución española. Y eso sin contar con ningún apoyo político, ni institucional, ni mediático -salvo alguna cuña radiofónica, de pago, naturalmente- y de estar promovido por un modesto colectivo, vasco por más señas, en la capital de España.

La organización, magnífica. La Puerta del Sol era una fiesta de color, alegría y banderas nacionales, escoltadas por las de todas las Autonomías. El acto, presentado por la periodista Carmen Gurruchaga, que hace unos años tuvo que abandonar el País Vasco, contó con la participación de Jon Juaristi, catedrático de Filología y Presidente de Papeles de Ermua, que leyó el Manifiesto.

Tomaron también la palabra Gustavo Bueno, catedrático de Filosofía, Francisco Caja, presidente de Convivencia Cívica Catalana, y Conchita Martín, viuda del coronel Blanco, asesinado por ETA tras la última tregua. Cerró el acto Mikel Buesa, presidente del Foro Ermua.

Centenares de catedráticos y profesores universitarios, escritores, periodistas, profesionales y ciudadanos de toda España, han suscrito ya el Manifiesto “Por la unidad de España, por la igualdad y la solidaridad de todos”, al que se puede acceder en www.foroermua.com.

Una representación ocupó el estrado en la Puerta del Sol. Entre los firmantes del Manifiesto se encontraban Consuelo y Miguel Blanco Garrido (padres de Miguel Ángel Blanco), Ana Vidal-Abarca, María del Carmen Lasheras (viuda de Fernando Múgica, concejal del PSE de San Sebastián asesinado por ETA), Gabriel Albiac, Antonio Mingote, Fernando García de Cortázar, Jesús Laínz, Iñaki Ezkerra, Hermann Tersch, Iñaki Arteta, Tomás Cuesta, Mikel Azurmendi (de las Comisiones de la Diáspora Vasca), Benigno Pendás, Jesús Zarzalejos, César Alonso de los Ríos, Carlos Bustelo, César Vidal, Juan Ignacio Hernaiz, Pío Moa, Agapito Maestre y el ex-párroco de Maruri (Vizcaya) Jaime Larrínaga y Alfonso Ussía, entre otros.

Asimismo, mezclados entre los manifestantes asistieron a la concentración el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, con diversos concejales de la Corporación municipal, Ana Botella y Ángel Cobo entre otros. También pudimos ver a la eurodiputada del PP, Loyola de Palacio.

A continuación transcribo el texto íntegro del Manifiesto, del que tengo el honor de ser firmante.

MANIFIESTO:

«POR LA UNIDAD DE ESPAÑA, POR LA IGUALDAD Y SOLIDARIDAD DE TODOS LOS ESPAÑOLES”

“España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Constitución española. Artículo 1”

Desde la Transición democrática los nacionalismos vasco y catalán han constituido la vanguardia de una ofensiva continuada y sistemática contra la unidad constitucional de España. Esos nacionalismos, lejos de aceptar la autonomía regional que en su día reclamaron, se han servido deslealmente del régimen autonómico diseñado en la Constitución de 1978 para romper el consenso y trabajar en la destrucción de España como ámbito político común de actuación, legalidad, historia y convivencia.

Desde finales de la década de los noventa esa ofensiva se ha radicalizado. El nacionalismo identitario en su conjunto, con ETA como punta del iceberg, viene coordinando sus estrategias para debilitar el Estado, romper las normas constitucionales y disolver la Nación española, tratando de imponer a sus ciudadanos un proyecto de raíz etnocultural y esencialista que sería la antepuerta de un nuevo totalitarismo. Así lo prueban el Pacto de Estella – Lizarra, el Pacto de Perpiñán o la antidemocrática Declaración de Barcelona. El Plan Ibarretxe y el acuerdo del Parlamento de Cataluña para impulsar un estatuto inconstitucional han sido sólo los primeros hitos de este proceso que tiene un calado que no nos podemos arriesgar a ignorar.

Por estos motivos, los firmantes de este manifiesto, como parte del movimiento cívico opuesto al nacionalismo identitario, queremos hacer llegar a todos los ciudadanos y a la clase política que:

1. Somos muchos los ciudadanos que creemos en España y que, en este momento histórico, nos vemos impelidos a reclamar una vez más el cumplimiento de la Constitución y la unidad de la nación española como garante de la igualdad y la solidaridad de todos los españoles.

2. Sentimos como una inadmisible y delirante tergiversación que se identifique como reaccionaria la unidad de los españoles o la propia idea de España y se considere progresista la Cataluña o la Euskal Herria insolidarias e independientes con las que sueñan los nacionalistas.

La realidad es precisamente la contraria: la esencia del pensamiento reaccionario desde el Siglo XIX son esos sueños totalitarios que anteponen la supuesta patria a las personas y a sus libertades individuales; esos sueños que reclaman la limpieza etnocultural, el privilegio, la desigualdad ante la Ley; esos sueños que se fundamentan en un concepto de la Historia como fuente mítica e inapelable del derecho (los falseados y denominados «derechos históricos») oponiéndose así a los fundamentos democráticos de la sociedad moderna y de nuestro sistema constitucional.

3. La racional descentralización del Estado y el reconocimiento de las peculiaridades de todas sus comunidades autónomas –signo inequívoco de la voluntad integradora de todas las identidades en nuestra Constitución de 1978- no pueden ser confundidos con la glorificación del egoísmo, la insolidaridad y la mezquindad como valores legítimos sobre los que se pueda construir una sociedad democrática.

4. Creemos que existe un riesgo cierto de acostumbrarnos a debatir, como si fuera algo normal, proyectos que van contra la noción de España y en contra de la igualdad de todos los ciudadanos, que ponen en entredicho los pilares de nuestro sistema de libertades y que dinamitan el consenso constitucional básico. Por esto no aceptamos que el debate sobre la reforma del Estatuto catalán o cualesquiera otras propuestas semejantes se convierta en un tema exclusivo de juristas, en el que se oculte o minusvalore su gravedad intrínseca en cuanto al impacto que sobre la estructura política de España y la vida de los españoles tienen estos proyectos.

5. Consideramos que la reforma, en todo caso, razonable de los Estatutos sería la que se orientarse a que el sistema autonómico trate equitativamente a unas regiones con otras, eliminando las asimetrías competenciales y, sobre todo, los privilegios fiscales y financieros que aún existen. Asimismo, los gobernantes deben plantearse la reforma del sistema electoral para corregir la sobrerrepresentación que actualmente logran los partidos nacionalistas en el Congreso de los Diputados y, de esta manera, evitar su excesiva influencia en la gobernación de España.

Nos oponemos a que los debates sobre la estructura del Estado se planteen sólo en una dirección. No resulta razonable que se pueda estar constantemente poniendo en entredicho la nación española y no se pueda cuestionar el nivel de autogobierno de las Comunidades Autónomas en orden a asegurar el bienestar y la seguridad del conjunto de los españoles.

6. Esperamos y deseamos que el Partido Socialista, como responsable máximo del gobierno de España, sepa poner fin a los proyectos y a las actitudes que amenazan con romper la unidad nacional y que ya han causado alarma, desconfianza y dolor a tantos que deseamos seguir siendo españoles. Pedimos al Gobierno, a las Cortes Generales y a las fuerzas políticas constitucionalistas que se opongan frontalmente a cualquier proyecto que pretenda debilitar España como ámbito de decisión común, de convivencia, de igualdad y de solidaridad.

7. Nuestro futuro dependerá de lo que hagamos en el presente. Es necesario comprender que el proyecto que el nacionalismo trata de llevar adelante es una agresión directa hacia la Constitución y hacia España como ámbito de solidaridad, igualdad de derechos y de acción común. El proyecto nacionalista es radicalmente hostil e incompatible con la idea de España que tenemos la inmensa mayoría de los españoles. Por todo esto hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía para que tome la iniciativa, no permanezca ajena a los acontecimientos y trabaje por defender, desde el respeto estricto a la legalidad, este proyecto común que es España.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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