5-N: Contra el miedo

Me gusta la gente honesta y comprometida. Y más si es valiente. Claro que, bien pensado, ésto no deja de ser un pleonasmo. A la honestidad y al compromiso le sigue, indefectiblemente, el valor, como la luz acompaña a la sombra.

Uno de esos casos ejemplares -y ejemplarizantes-, de honestidad, compromiso y valor en defensa de la libertad y de los derechos cívicos de todos nosotros es el Foro de Ermua. Por sus hechos los conoceréis, dice el Evangelio. ¿Y quién no conoce a Mikel Buesa, a Iñaki Ezkerra o a Gotzone Mora?

Fieles a sus compromisos, el Foro de Ermua y una docena de colectivos cívicos de toda España han convocado una concentración para las doce del próximo sábado, 5 de noviembre, en la Puerta del Sol de Madrid, en la que se leerá el Manifiesto «Por la Unidad de España, por la igualdad y la solidaridad de todos los españoles».

De nuevo, como el pasado mes de junio, la sociedad civil -esa mayoría menos silenciosa cuanto más puteada y perpleja- saldrá a la calle a secundar la convocatoria, a defender lo que es justo, a alzar su voz contra quienes pretenden enfrentar a los españoles, desmembrar nuestra nación, pisotear nuestras libertades y, con un trágala grosero, hacernos olvidar que la soberanía reside en el pueblo.

De nuevo tendrá que ser la sociedad civil, y no el Rey de España, ni el Gobierno de la nación, ni los partidos políticos, ni los sindicatos, la que salga a la calle para, atronadoramente, decir a quienes deberían ampararnos, gobernarnos o representarnos: ¡¡Basta ya!!

Para conocimiento público acompaño el artículo de Iñaki Ezkuerra, a modo de llamamiento al Manifiesto del próximo 5-N, en la Puerta del Sol de Madrid.

5-N: Contra el miedo
Por Iñaki Ezquerra

Se está repitiendo estos días a la manera de tópico que «ya está bien de que se nos meta miedo con la desmembración de España, con el regreso del terrorismo, con el cambio climático, con la gripe aviar…» Se está queriendo, en fin, meter todos esos miedos de naturaleza tan distinta en el mismo saco como si fueran producto de un mismo artífice conspirador.

Para evitar los delirios paranoicos y demagógicos lo sano -y lo científico- es clasificar dichos miedos. A veces se le llama miedo a la pura sensatez, a la prudencia, a la advertencia de que hay un peligro real que debemos evitar si está en nuestra mano. Una cosa es el miedo real a una amenaza de muerte (el del empresario al que se le exige el llamado «impuesto revolucionario»), otra el miedo gratuito al coco o a Nosferatu y otra es el miedo que la gente cuerda debe tener a conducir a gran velocidad o al consumo de alcohol continuado que no deja que el hígado se recupere y se esponje.

Al empresario al que ETA extorsiona incluso en estos días en los que algunos creen que esa banda «ya no existe» le encantaría que todos sus miedos en la vida fueran el miedo que le da el cine de terror o el que le inspira el exceso de alcohol y de velocidad. Ese empresario incluso se conformaría con sentir sólo el miedo sensato que a los ciudadanos cabales de otras partes de España les deben producir unos nacionalismos que proponen aventuras secesionistas o «parasecesionistas» como la del Plan Ibarretxe o el Estatut así como un Gobierno que ha alentado esas iniciativas y que hoy estigmatiza antes a quienes se oponen a ellas que a quienes tratan de imponerlas.

¿Pero quién mete miedo aquí? ¿Mete miedo el que avisa del peligro de la velocidad y la borrachera estatutarias en el País Vasco y Cataluña o quienes llevan tres décadas asesinando, utilizando a los que asesinan o amenazando con la desestabilización social y la guerra civil si no se atienden sus demandas de autogobierno?

El Foro Ermua y más de una docena de colectivos cívicos de toda España han convocado una concentración para las doce del próximo sábado, 5 de noviembre, en la Puerta del Sol, en la que se leerá un manifiesto «por la igualdad y la solidaridad de todos los españoles».

No es un manifiesto para meter miedo a nadie sino para lo contrario. Es un manifiesto contra el miedo que las gentes que lo hemos elaborado llevamos desde hace años con la elegancia que podemos. El miedo que da haber aparecido en las listas de ETA, el miedo a necesitar escolta para proteger tu vida, el miedo a tener que exiliarte porque esa amenaza o un nuevo estatuto que «legalice» la ciudadanía de primera y de segunda ya existentes te haga insoportable la vida en el lugar donde naciste, el miedo a perder el trabajo y el poco prestigio social que te queda…

Eso sí que da miedo y no la advertencia de Rajoy de que el Estatut es un «corsé económico inadmisible para una de las sociedades más dinámicas de España». Eso sí que es miedo y no el que de lejos da la gripe aviar ni siquiera esta pandemia nacionalista que nos asola ni la prudencia básica para no hacer tonterías ni con tu nación ni con tu hígado ni con el coche.

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Autor

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

Antonio Cabrera

Colaborador y columista en diversos medios de prensa, es autor de numerosos estudios cuantitativos para la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) y la Secretaría de Estado de la Defensa (SEDEF) en el marco del Comercio Exterior de Material de Defensa y Tecnologías de Doble Uso y de las Relaciones Bilaterales con EE.UU., así como con diferentes paises iberoamericanos y europeos elaborando informes de índole estratégica, científico-técnica, económica, demográfica y social.

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