Arabia Saudí, contra las televisiones por satélite

El aluvión de críticas provocado por las declaraciones de un ciudadano que se jactó de sus proezas sexuales contándolas en televisión, algo insólito en Arabia Saudí, ha hecho crecer los temores de un endurecimiento de la censura en el reino ultraconservador a medida que se aproxima el Ramadán, un periodo de alto consumo televisivo.

Desde la difusión en julio de este testimonio en la cadena libanesa LBC, varias voces se han alzado para protestar por «la mala influencia» de las televisiones que emiten por satélite acusándolas de corromper la sociedad saudí con su programación ecléctica y diversa, que combina telecomedias árabes, talk-shows, y películas extranjeras permisivas o atrevidas para las autoridades saudíes.

«No hay ninguna duda que ciertas cadenas procuran crear problemas y escándalos», escribía el martes el editorialista Amel Zahad en el periódico Al-Watan.

«La sociedad saudí es el mercado principal de la televisión por satélite (…) Esto es debido a la ausencia de otras fuentes de diversión en el país. Es un problema al cual debemos responder».

Zahad se ha felicitado por la decisión del gobierno de cerrar las oficinas saudíes de la LBC después de la difusión a mediados de julio de una emisión del programa ‘Línea roja’ en el cual el ciudadano Mazen Abdoul Jawad, aparece sentado en su cama en su apartamento de Yeda, mientras cuenta sus conquistas sexuales.

«MBC, Al-Arabiya, ARTE y la cadena Rotana son todas unos instrumentos que destruyen el Islam y los musulmanes», ha declarado a la cadena religiosa Al-Dalil Cheikh Youssef al-Ahmad, un emimente religioso.

El abogado de Abdoul Jawad, que fue arrestado por sus declaraciones, también ha cargado contra la LBC. «El problema, son las cadenas que se dirigen a la juventud. Gracias al cierre de las oficinas en el país de la LBC, la gente sabrá que este canal ha difundido cosas malas».

Sin embargo, para el editorialista Tourki al-Dakheel, cerrar las oficinas de la LBC, lo cual no impide en la práctica a los saudíes ver los programas de la cadena, ésta es una decisión desproporcionada y una amenaza para el funcionamiento del conjunto de los medios de comunicación.

«La gente expresaba sus sentimientos en este programa. ¿Por qué cerrar las oficinas de una cadena, prohibir la aparición de un periódico o la distribución de un libro?», ha declarado en Al-Watan.

Las salas de cine están prohibidas en Arabia, país donde la expresión teatral y musical se encuentra estrechamente controlada. En este contexto, las televisiones que emiten por satélite se muestran como la forma de la distracción más fácil y apreciada por los ciudadanos.

Estos canales suelen difundir programas realizados en países con costumbres más liberales, como Líbano, Egipto o Emiratos Árabes. La recepción de estos canales es posible gracias a grupos controlados por hombres de negocios saudíes que conocen las apetencias televisivas de sus conciudadanos.

«Arabia es uno de nuestros primeros mercados», declara Mazen Hayek, director comercial de la MBC, canal con base en Dubai pero con capital saudí. El 98% de los hogares saudíes disponen de una antena parabólica, y pasan, por término medio, cuatro horas y media al día delante de su televisión.

Este tiempo suele verse aumentado en dos horas durante el Ramadán que, este año, comienza alrededor del 20 de agosto. En los canales crecen los temores por si la reciente ofensiva realizada por los conservadores tuviese más consecuencias para sus futuras emisiones.

«Los telespectadores deben poder escoger los programas que quieren ver», opina Hayek. Para ciertos conservadores saudíes, los hechos recientes han creado una nueva ocasión para atacar al príncipe Alwalid ben Talal, multimillonario saudí propietario de la LBC, y su grupo multimedia Rotana que abiertamente desafía la censura saudí.

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