El empresario Miguel Iglesias ofrece su jet privado para traer a España a Julián Lago y la familia trata de localizarlo

Para poder traer de vuelta a Madrid a Julián Lago, tras la avería en el navegador del avión Global Express XRS de Francisco Hernando “El Pocero”, la familia del periodista está tratando de ponerse en contacto con el empresario español afincado en São Paulo, Miguel Iglesias.

Iglesias, que posee en Brasil un negocio dedicado al maíz, ofreció en su día su jet privado para trasladarlo. El empresario, al conocer el caso de Julián, llamó a los doctores José Eugenio Guerrero y Juan Abarca a los hospitales Gregorio Marañón y Montepríncipe y ahora, mediante la ayuda de la embajada de España en Brasil, la familia de Lago trata de localizar a Iglesias.

Hernando, a través de Urdaci, tras la imposibilidad de trasladarlo en su avión –incompatible con las máquinas médicas–, se ha ofrecido de nuevo a la familia para apoyar con sus medios a Lago en ese traslado.

Lo ideal sería que, junto al doctor Abarca, se llegara a un acuerdo entre todos para hacerlo regresar sano y salvo a Madrid. Incluso la Asociación de la Prensa de Paraguay se está movilizando para ayudar en lo posible a Julián Lago., en coma desde el pasado 14 de mayo.

Mientras, la crónica rosa yerra en sus comentarios. Ayer, en el nuevo programa de las sobremesas de Antena 3, “Vaya par”, la periodista María Patiño comentó que la actual pareja y tutora legal de Julián Lago, Yolanda Franco, que no se ha movido de su lado desde el accidente ocurrido en Coronel Oviedo, mantenía un enfrentamiento con la segunda ex mujer del periodista, cuando esta información no es cierta. Su compañero de tertulia, Jesús Mariñas, que ha trabajado durante años en varios medios dirigidos por Lago, puso en duda la información de Patiño.

En contra de lo afirmado por Patiño, no existe ninguna disensión familiar en la actualidad ni ninguna lucha por la herencia: todos están de acuerdo en la necesidad de traerlo cuanto antes y de dedicar el capital de Lago a su recuperación. El periodista, que lleva ingresado en el hospital privado de Asunción desde el 14 de mayo, ya abre los ojos varias veces al día y hace algunos movimientos a estímulos verbales.

La periodista incurrió en una segunda afirmación errónea cuando comentó que “la familia quiere ingresarlo en un hospital público”, aserto que nada tiene que ver con la realidad, ya que ha sido voluntad de todos sus allegados el que continuara con el tratamiento indicado en el costoso hospital privado Centro Médico Bautista, puesto que los enfermos se exponen a un gran riesgo de infección en uno público.

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