(PD).- La Tribuna de Cuenca salió este domingo por última vez a la calle y 25 trabajadores, a partir de ahora, pasan a engrosar las listas del paro.
Cuenca no ha perdido un mero centro de trabajo, sino que pierde una dosis muy importante de libertad, pluralidad, cultura y educación; un instrumento para la mejora de la vida de sus ciudadanos. Es cierto que no se trata de valores tangibles que vayamos a echar en falta mañana, como si se hubieran llevado la estación de tren o el monumento a la Constitución, pero sin lugar a dudas se trata de cuestiones esenciales para la convivencia, el desarrollo y el progreso. Valores que no se pueden importar en AVE o por autovía.
Sin embargo, nada de esto ha sido suficiente. La Tribuna de Cuenca desaparece, y ahora debemos empezar a pensar en cómo vamos a explicar a los alumnos de la futura Facultad de Periodismo de Cuenca por qué dejamos que nos arrebataran uno de nuestros periódicos.