El País llama «irreflexivos y primarios» a los que proponen reformar la Ley del Menor

(PD).- «Proponer en caliente y bajo los efectos emocionales del hecho constituye una forma de actuar irreflexiva y primaria …» El País se descuelga de nuevo con un editorial para recortar y guardar. El periódico de PRISA se agarra a las dos últimas violaciones aberrantes de menores para decir que no se puede legislar «en caliente», que eso es «carnaza social». Pero bien saben los cabezaspensantes del diario global en español que no se trata de hechos aislados. Es una serie imparable. Un fraude de editorial.

En las últimas semanas las televisiones se han hecho eco de dos terribles hechos: la violación de dos adolescentes de 13 años, en Córdoba y Huelva, por varios menores de edad, tres con sólo 13 y 12 años. Desde la política pero, sobre todo, desde la sociedad civil, se insiste en la necesaria reforma de una vergonzosa Ley del Menor. Por recordar sólo los últimos casos de violaciones, aparte del horrible asesinato de Marta del Castillo, se puede enumerar:

– Almería, marzo de 2008: Cuatro menores violaron a un niño de diez años, lo sodomizaron con un palo y lo obligaron a practicarles felaciones.

– Motril, 17.04.09: Un niño de ocho años es violado por un menor de 15 mientras su pandilla graba la agresión en vídeo.

– Baena, 16.07.09: Cinco menores y un adulto violan a una niña de trece años a plena luz del día en una piscina pública.

– Isla Cristina, 19.07.09: Siete menores violan a una niña de trece durante las fiestas del Carmen.

Dice el engañoso editorial de El País:

«Algunos se han apresurado a pedir que se aplique la Ley Penal del Menor a los menores de esas edades y no sólo a los de entre 14 y 17 años. De paso también piden -¿cómo desaprovechar la ocasión de hacer carnaza social?- un nuevo agravamiento de las penas de internamiento en general, obviando u ocultando que hace dos años esas penas fueron agravadas para ajustarlas mejor a delitos tan graves, aunque excepcionales, como el asesinato y violación de Sandra Palo en Madrid. ¿Otra reforma de la reforma; otro agravamiento del agravamiento, pues?»

«Lo lamentable es que el PP, padre de la actual Ley Penal del Menor, aprobada en el año 2000 tras una laboriosa y reflexiva elaboración, se apunte al frenesí reformista de una obra básicamente suya, muy valorada por los expertos en la materia, y además con maneras que están en las antípodas de las usadas entonces. La sociedad, el Gobierno y las fuerzas políticas que la representan, deberían pensárselo dos veces antes de dar su visto bueno a una rebaja de la edad penal a niños de 12 y 13 años, lo que supondría un peligroso estrechamiento del concepto de infancia. De momento, y a pesar de los hechos gravísimos de Córdoba y Huelva, los delitos habituales de menores de 12 y 13 años, hurtos sobre todo, no justifican esa reforma».

La realidad es bien distinta. «Algunos» no se «han apresurado» a nada. Desde antes de su entrada en vigor son muchos los que han considerado que la Ley del Menor es una desgracia jurídica que encaja perfectamente en el sistema penal español, siempre con la vista puesta en el delicuente y olvidando a las víctimas de los criminales.

Ya en el momento de su elaboración, la Ley del Menor fue objeto de muchas y diversas discusiones durante su elaboración. Uno de los informes más críticos fue el que a finales de diciembre de 2005 elevó el Consejo Fiscal al Gobierno en el que exponía todas las objeciones que suscitaba la ley. Para empezar los fiscales advertían del limbo jurídico en el que quedaban los delincuentes menores de 14 y proponían aplicar la ley penal a chavales de 12 y 13 años. El razonamiento que siguieron los fiscales es que ya hay menores de 12 y 13 años que con esa edad han comenzado el camino de la delincuencia grave y hay que dejar una puerta abierta para que en esos casos la Justicia pueda intervenir.

Los fiscales además ofrecían otra alternativa que pasaba por realizar un tratamiento adecuado en estos casos pero concluían que esto no era posible fundamentalmente por carecer de herramientas procesales mínimamente operativas.

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