(PD).- Pedrojota insiste con pedir ayudas a su «amiga» Fernández de la Vega para salvar a la prensa. Tanto pontificar con la libertad de expresión y acuñar frases en letras de molde para que, a las primeras que vienen mal dadas, suplicar por un salvataje con dinero público. Los editores de la prensa preguntan «¿Qué hay de lo mío?» mientras sanean sus números rojos echando periodistas a la calle. Y es que hay mendigos de esmoquin y chequera.
Llevan meses pidiendo apoyo del Ejecutivo para salir del paso. Quizá inspirados en las generosas ayudas ofrecidas a las televisiones privadas, los editores de prensa exigen un trato similar, si no mejor, que alivie sus maltrechas economías. Y para ello abogan por la calidad del periodismo, por la cualidad casi romántica del periódico frente a la amenaza de «los piratas y la tecnología». Pero ni una palabra de la estrategia de expansión de los grandes grupos de comunicación que ha condenado a la profesión a la más absoluta precariedad.
En su columna dominical, Pedrojota adorna con datos precisos y palabras certeras las súplicas de siempre: se nos ha ido la mano durante los años de bonanza y ahora necesitamos al Gobierno para salvar los trastos. El director de El Mundo se pregunta -realmente lo hace a los padres de Internet- «qué harían con esos 21 millones de usuarios para que nuestros accionistas fueran un poco más felices. O para evitar tener que reducir nuestra plantilla en un 9%».
Sin duda, pocos sectores se han visto tan afectados por la crisis como el de los medios de comunicación. En lo que va de año, la inversión publicitaria ha caído casi un 30% y la cosa va en aumento. Ante estos datos, los grandes grupos, viendo peligrar sus beneficios, no han tardado en reducir costes a partir de sus plantillas. Prisa, Vocento, Zeta, Joly… todos han tenido que presentar eres o reajustes para cuadrar sus cuentas. Hasta Unidad Editorial se ha visto en la necesidad de reducir plantel para ahorrar 30 millones de euros.
¿Por culpa de la crisis? Sí, pero también a raíz de los 1.100 millones de euros que tuvo que desembolsar para adquirir Recoletos. O la millonada pagada por Prisa para hacerse con Recoletos. O la estrategia de Vocento de mantener activos en todos los soportes pese a la falta de rentabilidad…
Ya lo recordaba hace apenas unos días el nuevo presidente del FeSP, Dardo Gómez, en una entrevista para PD: «Ninguna empresa periodística puede negar que acaba de vivir los diez años más dichosos de la historia de la comunicación gracias a los ingresos por publicidad».
Ahora esa inversión de los anunciantes ha caído y las empresas, para evitar pérdidas, quieren hacer ahora las rectificaciones que no hicieron cuando debieron.
Gómez señalaba que, además de no tomar medidas, los grandes grupos entraron en proyectos «bastante alocados» como si nadie hubiera previsto que «ese desmadre tenía corto recorrido».
Ayudas para la prensa
Por eso choca ahora ver a Pedrojota culpar a agregadores y tecnología del desastre del papel. El director de El Mundo renuncia por un lado a «recurrir a fondos benéficos para mantener equipos trabajando en proyectos especiales», mientras que pide, a través de la AEDE, ayudas para la prensa.
Según cuenta El Confidencial, esta asociación está precisamente muy enfadada con el Gobierno por haber olvidado las promesas de hace tan sólo unos meses, cuando De la Vega se comprometió a estudiar el modelo que ha implantado Sarkozy con la prensa gala.
Hay una cierta resignación –explica el representante de uno de los principales grupos-. Existe el convencimiento de que se ha perdido el momentum, que hubiera sido abril o mayo. Todo el mundo daba por seguro de que el primer trimestre de año iba a ser malo y las ayudas habrían tenido un efecto psicológico pensando en mayo y junio. Ahora, la debacle de la publicidad no encuentra freno. Hagan lo que hagan, el plan de ayudas del Gobierno ya llega tarde.
