(PD).- Los trabajadores de Prisa están desconcertados. El grupo se desangra lentamente y apenas reciben explicaciones por parte de la empresa mientras se quitan los móviles a los empleados y recorta las colaboraciones y los corresponsales. En la plantilla son conscientes de que los despidos son inminentes.
Hay mucha confusión en torno a la situación económica del grupo. No se han anunciado recortes pero los trabajadores saben que antes o después tendrán que llegar. Tan sólo se ha prescindido de algún trabajador de las ETT y en las próximas semanas se espera que otros compañeros contratados mediante empresas de trabajo temporal le sigan.
La situación preocupa sobre todo en la cabecera deportiva As. Y es que los sindicatos están negociando la firma de un nuevo convenio colectivo y no quieren tensar la cuerda. Eso sí, Prisa ha presumido siempre de que mantiene saneadas las cuentas de sus principales cabeceras así que no temen que la empresa se atreva a presentar un ERE.
Así todo, los recortes han llegado al material de redacción, taxi y teléfono. De hecho, la empresa va a trasladar a los trabajadores del diario deportivo y de Cinco Días a la calle de Miguel Yuste en Madrid, hasta ahora sede de El País y vendido a Longshore.
Tampoco habrá en el As viajes al extranjero de los enviados especiales. Ni Fórmula 1, ni tenis, ni los viajes de la selección fuera de las fronteras. A partir de ahora la cobertura se hará por televisión o mediante teletipos.
Uno de los primeros afectados por el nerviosismo dentro de As ha sido Enrique Ortego, que ha dejado el diario deportivo apenas siete meses después de su llegada. Pero no ha sido por su sueldo, sino por sus problemas con Relaño. Y es que la paciencia no es una virtud en estos momentos dentro del grupo Prisa.
