La crisis, ¿excusa perfecta para ocultar negligencias en la gestión de los medios de comunicación?

La crisis, ¿excusa perfecta para ocultar negligencias en la gestión de los medios de comunicación?

Ha sido la excusa perfecta. Una crisis económica sin precedentes en un sector donde la precariedad y los despidos están a la orden del día. La guerra del fútbol, la TDT, una mala expansión corporativa o una gestión desastrosa… todo borrado de un plumazo gracias a la situación económica.

Quien peor lo está pasando es PRISA. Sus acciones siguen en caída libre y acumula una deuda de 5.000 millones de euros. Además está la guerra del fútbol; la compra de los derechos por parte de Mediapro ha dejado al grupo sin uno de sus principal activos y ya le están buscando novia a la su plataforma audiovisual. Cebrián asegura que no regalaría Digital+; pero casi, porque de los 3.800 millones que pedían inicialmente se han plantado en 2.000. Y bajando.

Ante la dramática situación, el grupo ha puesto sus ojos en Localia, que ya se ha cobrado las primeras víctimas.

La arbitraria y vergonzosa adjudicación de licencias en toda España dejó a una cadena con experiencia y contenidos sin posibilidad de emisión ante el ‘apagón analógico’.

Pero de eso hace ya casi cuatro años y durante este tiempo poco o nada se ha hecho por los trabajadores. Tan sólo cuando la situación económica ha sido la excusa perfecta para abrir la veda se han tomado decisiones: se bajó el telón el pasado 31 de diciembre y 300 empleados a la calle.

Fue el mismo Cebrián quien disparó las alarmas al insinuar una «refundación» en El País. Nadie podía imaginar que el consejero delegado se atreviera a meter mano en el buque insignia de PRISA y convocaron varias huelgas que de poco han servido. Los propios trabajadores de El País reconocían a este periódico que desconocían «cómo va a afectar esto en despidos, que los va a haber» al tiempo que aseguraban que mantendrían las huelgas.

Lo apuntaba Jesús Cacho en su columna en El Confidencial:

«Ejemplo de la loca burbuja especulativa que hemos vivido, en el sector se han hecho cosas como pagar 1.100 millones de euros por el grupo Recoletos, o 130 millones por el gratuito Que, dos operaciones que despiden un tufo que apesta. Hoy, la deuda de Unidad Editorial más que dobla el valor de RCS Media Group en la bolsa de Milán. El diario El Mundo está en venta. Misión imposible».

No van mejor las cosas en Unidad Editorial. La pasada semana convocaba a los representantes de los trabajadores a una reunión extraordinaria para dejar las cosas claras: hace falta ahorrar 30 millones de euros en salarios. Según estimaciones de los sindicatos, este recorte podría afectar a cerca de 400 trabajadores, principalmente de las publicaciones ‘ex Recoletos’.

Los trabajadores no se explican esta decisión. Hace poco más de un año que Unidad Editorial se fusionó con el grupo Recoletos y ahora los trabajadores consideran que van a pagar por la mala planificación de la directiva.

Y en parte no les falta razón; tras la fusión con el grupo que presidía Castellanos, Unidad Editorial ya llevó a cabo un reajuste que afectó a más de cien empleados.

Agonía de los gratuitos

Entre los diarios gratuitos, el cierre de Metro ha hecho cundir el pánico. Las pérdidas que año tras año había ido acumulando el diario unido al descenso de ingresos por publicidad no han dejado alternativa. Ni siquiera el ERE presentado a finales del pasado año ha reconducido la situación.

Carlos Salas, ex director de Metro y uno de los afectados por el mencionado Expediente de Regulación de Empleo, explica a PD que el mercado no da para cuatro gratuitos en el mercado.

Hace dos o tres años quizá podíamos sobrevivir, pero cuando la publicidad comienza a caer entre un 30 ó un 40% estaban claro que las cuentas no cuadraban.

Todos nos preguntábamos cuándo iba a pasar; hubo intentos de fusión pero no se llegó a nada. Sólo me pregunto cómo se habría deteriorado para llegar al cierre.

El periodista explica que en el caso de los diarios gratuitos, hubo varias intentonas para reducir costes radicalmente, desde el recorte en una pulgada del tamaño del periódico hasta intentos de fusión entre varios medios. «Como última salida se recurre a los despidos», continúa Salas, «pero en el caso de los gratuitos, la situación se ha deteriorado».

Para el también ex director de El Economista, «nadie podía haber previsto el golpe» aunque, a día de hoy, los propietarios de los diarios «están intentando salvar el máximo número de trabajos». «Estamos ante un cambio en el modelo periodístico lo que obligará a abrir nuevas vías y buscar diferentes caminos», concluye.

El cierre más extraño

Fue ADN el que más sorprendió a propios y extraños. Paradójicamente, fue la edición digital del diario gratuito quien no sobrevivió a la crisis. A diferencia del resto de medios, la edición digital del diario de Planeta era independiente a la versión en papel. Sin embargo, el grupo que preside Lara ha optado por echar el cierre y mantener sólo una página sustentada por los contenidos de la edición impresa.

Con más de un millón y medio de lectores al mes, la edición digital de este diario contaba con unos resultados más que aceptables. Por ello, desde la redacción se apunta a una «sobredimensión en la previsión de visitas y los beneficios a obtener» como el motivo de su cierre.

Juan Varela, principal impulsor y director durante el primer período de vida del diario explica que es una consecuencia de la política de recortes del grupo Planeta aunque discrepa con que el cierre haya sido la mejor solución.

La situación había cambiado y era necesaria una restructuración, pero desde luego no el cierre. ADN.es era un proyecto a largo plazo y evidentemente lo han considerado así.

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