Hitler «resucita» y se agota en los quioscos alemanes

Hitler "resucita" y se agota en los quioscos alemanes

(PD).- En rigurosa tipografía gótica ‘Frakturschift’ y en la portada del diario se anuncia a cuatro columnas que Adolf Hitler, jefe del Partido Nacionalsocialista (NSDAP), ha sido designado canciller de Alemania.

Un editor inglés levanta ampollas con un coleccionable de diarios de los años 30. El notable éxito de la primera entrega inquieta incluso a los vendedores de prensa.

Porque no me negarán que las palabras de Joseph Goebbels, el jefe de propaganda de Hitler, vuelvan a ocupar la portada de un periódico que puede comprarse en los quioscos alemanes es, sin duda, algo sorprendente. Y si se vende como rosquillas, además de soprendente, polémico.

Ceunta Paola Alvarez en El Periódico que Peter McGee es el responsable de Zeitungszeugen, una colección de prensa de los años del nacionalsocialismo cuyo objetivo es, según la propia editorial, ofrecer una perspectiva histórica de la época a aquellos que no quieran consultar un libro de texto sino tener acceso directo a lo que se decía, pensaba y publicaba en los días que van desde la llegada de Adolf Hitler al poder hasta el fin de la segunda guerra mundial y el derrumbe de la Alemania nazi.

«¡Hitler canciller del Reich!», dice el primer titular que ha levantado la controversia.

El número 1 de los 51 de los que pretende componerse el coleccionable Zeitungszeugen incluye tres periódicos fechados el 30 y el 31 de enero de 1933 que aportan otras tantas visiones distintas de la llegada de Hitler a la cancillería: desde la euforia del diario fundado y editado por Goebbels, Der Angriff (El Ataque), a la consternación del comunista Der Kämpfer (El Luchador), pasando por la cautela del conservador Deutsche Algemeine Zeitung.

Todos se publican en ediciones facsímiles que reproducen su formato original, con los textos íntegros hasta la última letra y acompañados por un cartel propagandístico y comentarios de historiadores y analistas del nazismo, además de un repaso esquemático al contexto histórico-político.

¿EL FIN DE LA PROHIBICIÓN?
Pero por más que el formato pretenda aproximarse a un fin educativo, a muchos alemanes les resulta difícil enfrentarse a la idea de que los periódicos nazis vuelven a los quioscos.

Desde diversos medios de comunicación se han repetido cuestiones como si el coleccionable será capaz de mantener el equilibrio entre la diversidad de visiones a medida que avance hacia la fase más oscura del nazismo y si no será un triunfo para la extrema derecha que un editor haya obtenido permisos especiales para imprimir la esvástica y difundir propaganda nazi, cosas completamente prohibidas en Alemania.

Todavía es pronto para saber cómo ha encajado la sociedad este experimento. La editorial planeó una tirada de 300.000 ejemplares para el primer número, algo que el semanario Der Spiegel tachó de excesivo.

Pero, aunque aún no existen cifras definitivas, lo cierto es que el viernes era casi imposible encontrar un ejemplar en Berlín, algo que no parecía satisfacer ni a los quiosqueros que se benefician de esas ventas. Cuando se le preguntó a uno de ellos cuántos ejemplares había despachado, se limitó a responder «demasiados» y a devolver el cambio con la mirada fija en el suelo.

PARA TODOS LOS GUSTOS
Opiniones sobre el asunto las hay para todos los gustos. De hecho, el coleccionable recoge en su última página las declaraciones de varios personajes de distintos ámbitos de la vida alemana, desde el deporte a la política y la cultura, que se muestran favorables al proyecto. Pero en la web de Zeitungszeugen se pueden leer también algunos comentarios críticos con esta iniciativa.

Destaca entre ellos el de Charlotte Knobloch, presidenta del Consejo Central de los judíos alemanes, que, tras poner en duda la utilidad de la publicación, asegura:

«Estos textos son para mí mucho más que interesantes documentos históricos. Son parte de una realidad terrible de la que yo tuve que escapar, algo que no pudieron hacer otros millones de judíos».

Son también numerosas las voces que advierten del peligro de difundir cierto tipo de ideología en plena crisis económica mundial y en plena ofensiva militar de Israel en Gaza.

En cualquier caso, la curiosidad de los alemanes por unos documentos que han sido tabú durante décadas y han estado reservados a una minoría investigadora parece, por ahora, más fuerte que los recelos.

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