¿Están en crisis los grandes «anchors» televisivos?

)PD).- La pregunta del titular se las trae, pero la respuesta todavía más: si. Cuenta Pedro Rodríguez en ABC que las 1.300 estaciones locales de televisión en Estados Unidos, en búsqueda de ahorros en sus presupuestos de operación, están empezando a prescindir de forma desproporcionada de sus más veteranos y costosos presentadores de telediarios.

El «anchorman» -expresión derivada del ancla o última parte de una carrera de relevos- es casi todo un género de la televisión en Estados Unidos. Son tradicionalmente periodistas de cierta edad, voz de barítono, bastante aplomo, cierta elegancia y buen pelo con el encargo de presentar los telediarios de máxima audiencia en la tradición acuñada por el mítico Walter Cronkite para la cadena CBS.

Sin embargo, la actual crisis está resultando especialmente nociva para estos privilegiados de la pequeña pantalla.

LOS SUELDAZOS

Los significativos salarios de los «anchors» -que pueden fácilmente cobrar al año varios cientos de miles de dólares o incluso uno o dos millones- se han convertido en un tentador filón para hacer realidad los ajustes de cuentas obligados por la recesión y el descenso en inversión publicitaria. Hasta el punto de que toda una generación de veteranos bustos parlantes están siendo sustituidos por rostros más jóvenes y menos costosos.

Como explicaba recientemente al «New York Times» Ernie Bjorkman, uno de estos despedidos presentadores en Denver pese a una carrera televisiva de 36 años, «no creo que vayamos a seguir viendo a los anchors hacerse viejos ante la audiencia». Algunos se quejan del tremendo sacrificio en experiencia, como es el caso de John Beard, cesado tras presentar durante 26 años las noticias en una estación de Los Ángeles, para el que «básicamente, se está reemplazando a alguien que por ejemplo conoce perfectamente el gobierno municipal con alguien que empieza por no tener ni idea de dónde está el ayuntamiento».

Al mismo tiempo, estas estaciones de televisión locales representan la fuente de información más importante de noticias en Estados Unidos, con vínculos muy personalizados en los que ciudades enteras se llegan a identificar con un determinado presentador.

De acuerdo a las estimaciones del Centro Pew, a pesar de la erosión sufrida durante los últimos diez años, casi más de la mitad de la población estadounidense sigue a diario las noticias locales de televisión. En comparación, sólo un 34 por ciento lee un periódico o un 29 dedica su tiempo a ver el telediario de las grandes cadenas nacionales de televisión.

Las cuentas de estos medios de comunicación locales se están resintiendo especialmente de los brutales recortes en la publicidad de fabricantes de automóviles y concesionarios, capítulo que normalmente representa su principal categoría de ingresos. Fuentes del sector proyectan para este año una media de retroceso de publicidad del 7,1 por ciento y de hasta un 11 para 2009. Aún así, los telediarios suelen ser los programas que concentran más anuncios, hasta representar casi un 40 por ciento de los ingresos de estas estaciones.

Este panorama resulta especialmente preocupante para los presentadores con más de cincuenta años de edad pero también para toda clase de periodistas menos cualificados. Estaciones locales de la Fox y de la NBC se están poniendo de acuerdo pese a su rivalidad para compartir grabaciones de vídeos y coberturas con ayuda de helicópteros, una costosa herramienta típica de la oferta televisiva local en EE.UU.

Pero el gran problema es que tampoco existe un gran margen para recortes sin afectar negativamente a los contenidos.

Por ahora estos ceses se concentran en las estaciones con menos audiencia. Robert Papper, profesor de periodismo de la Universidad Hofstra a las afueras de Nueva York, ha documentado 360 despidos durante este año en canales locales que ya de por sí operan con menores plantillas en comparación a periódicos.

Según el profesor, «si yo fuera un presentador bien pagado en una estación sin grandes índices de audiencia, estaría en estos momentos realmente nervioso».

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