El rap de Moragas

(PD).- No tiene desperdicio. Después de que Jorge Moragas, en su blog de Periodista Digital, dijera aquello de que «el ecualizador del mensaje del PP se fijó democráticamente en el Congreso de Valencia, y el DJ político que votamos se llama Mariano» la rechifla le ha llovido. Pero la palma se la lleva Tomás Cuesta en ABC, con su «rap de Moragas y el DJ Mariano«.

Por su interés, reproducimos a continuación la columna «Hay Motivo» de Tomás Cuesta en ABC:

Me llamo Moragas, escúchame hermano, soy el mochilero del diyei Mariano. Llevo en la mochila rimas muy potentes y al que rompa filas le rompo los dientes. Van por ahí largando que estoy en pecao, que a veces soy carne y otras pescao. Digan lo que digan no me importa nada, ríase la gente y saque yo tajada. Nací en BCN en una «casa bona», «Visca Catalunya!» si la «bossa sona». Quise hacer carrera en la diplomacia pero al del bigote fui a caerle en gracia. Estuve en Moncloa con Aragonés que mandaba un huevo y ahora ya no es «res». Toma nota «brother», así son las cosas, tú sabrás qué eliges, si cardos o rosas. Él va de pureta y de consecuente y se come el tarro por inteligente. ¿Mas de qué le sirve tanto cavilar si en Génova, 13, lo quieren pelar?

Disienten, disienten, venga a disentir. ¡Que se sienten, coño, y dejen de sufrir! Porque luego ocurre que al que se entromete le toca el escaño junto al retrete.

Lo mismo que Espe y Josemari Aznar, que si abren el pico es para graznar. Estos todavía no se han enterao de que el verso suelto está contraindicao. Piensan que mi jefe, el diyei Mariano, lleva a todas horas un lirio en la mano. Que es un boquiflojo y un moderantista y que ni borracho llenará la pista. E incluso insinúan que es tan anticuao que con Zapatero baila el agarrao. Pero somos muchos, muchos y muy duchos, los que le asistimos en los arrechuchos. No hablo de mí, que, siendo el rapero, entre los que mandan no estoy el primero. Tenemos a Camps, el héroe hortelano, que a los zaplanistas les dio por el guano. Contamos también con Núñez Feijóo que fala galego que uno exclama ¡jo! Con Javier Arenas que metido en danza es Curro Romero en La Maestranza. Con un Basagoiti que tire de ofidio y borre las huellas del sangilicidio. ¿Metemos en nómina a Ruiz Gallardón? «Non comment», colegui. O sea, chitón.
Disienten, disienten, venga a disentir. ¡Que se sienten, coño, y dejen de sufrir! Porque luego pasa que el que alza la cresta estas Navidades se queda sin cesta.

Hazme caso tronco, corta por lo sano con los que cuestionan al diyei Mariano.

Mi nombre es Moragas, lo repetiré por si me confunden con Benny Moré. «My name is Moragas, je m’appelle Moragas», no hay ninguna lengua que me coja en bragas. Escribo a voleo y a salto de mata, allí donde hay crema yo pongo la nata. Agarro el petate, doy gas a la burra y paso de carcas y caspa cazurra. Sus alfilerazos me tocan un pie en vez de tocarme lo que yo me sé. Lluevan los puyazos y los improperios, que eso te da puntos pa los ministerios. Y aunque la estrategia resulte servil, a Arriola le mola el bajo perfil. El diyei Mariano, cambiando de tema, nos ha sorprendido con un nuevo lema. El míster ordena que hay que convencer y no obsesionarse con querer vencer. Pues si los rivales te dan masculillo la mejor pomada es un buen carguillo. Pegando viajes a la Iberia-Plus, hoy zampo frijoles, mañana cuscús. Y al morisco Arístegui me lo zamparé, en árabe clásico, me lo j-Ala-ré.

Disienten, disienten, venga a disentir. ¡Que se sienten, coño y dejen de sufrir! Porque luego llega quien llena las listas y sólo se acuerda de los arribistas.

Ábrete de orejas, óyeme compay, no le des más vueltas, esto es lo que hay. Pásate a la banda del centrismo «pop», gallea, gallea, en clave «hip-hop». Estás en la onda, estás enchufao, estás que lo tiras, estás inspirao. Baja los agudos y afloja la cincha que aquí el bacalao lo corta el que pincha. El diyei Mariano, un hombre de Estao, el gran timonel que guía la nao. Suyo es el futuro, él es nuestro faro y al que no le guste que se vaya al paro.

Disienten, disienten, venga a disentir. ¡Que se sienten, coño, y dejen de sufrir! Y porque el asunto no termine mal, pongámosle un punto. Un punto y final.

ARTÍCULO VÍA ABC

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído