(PD).- Aún escocidos con el nombramiento de Carlos Dívar como presidente del CGPJ, «El País» aprovecha para descargar su munición mientras la aludida intenta defenderse de los ataques.
Si hace unos meses José Luis Rodríguez Zapatero desvelaba en la cadena SER que él también tenía una hipoteca (aunque no se aclaraba sobre si era a interés fijo o variable), este domingo los ciudadanos se han enterado de que su vicepresidenta no es menos.
La propia María Teresa Fernández de la Vega así lo afirma en una entrevista en El País en la que asegura que en el último año la mensualidad le ha subido «cincuenta y tantos euros». Y otro secreto de alcoba: también en su familia hay paro. «Tengo algún familiar joven, que es uno de los sectores más afectados», señala.
José Manuel Moreno y Luis Aizpeolea reconocen en la introducción a la entrevista que tuvieron que recortarla generosamente porque durante su transcurso la vicepresidenta se hartó de repetir que el Gobierno ha actuado «desde el primer día tomando las medidas necesarias». La primera: acelerar la licitación de obras previendo que podía haber un parón en la construcción.
La elección de Carlos Dívar como presidente del Consejo General del Poder Judicial le ha valido a José Luis Rodríguez Zapatero infinidad de críticas por parte de Prisa, cuyos mandamases han dejado claro que no les gusta ese hombre por su religiosidad. Así que, teniendo enfrente a Fernández de la Vega, el director de El País y su redactor no desaprovecharon la oportunidad de meterle el dedo en el ojo.
«¿Sabe quién ha elegido a Carlos Dívar como presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Supremo?»;
«¿Y a quién se le ha ocurrido el nombre?»;
«¿Está segura de que no han sido Zapatero y Rajoy los que han decidido el nombramiento de Dívar?»;
«¿Un juez que suspende un interrogatorio para ir a misa puede presidir el Consejo?»;
«¿No teme que Dívar, que hace gala de sus creencias religiosas y que se opone al aborto, pueda votar en función de sus creencias cuando llegue al Consejo el proyecto de ley de ampliación del aborto?».
Cinco preguntas, cinco cañonazos seguidos para intentar acorralar a la vicepresidenta mientras ésta trata de sortear el fuego amigo con expresiones como «desconozco ese tema que me plantea».
Tampoco en una entrevista de El País podían faltar sus otros tres caballos de batalla: el aborto, la Ley de la Memoria Histórica y los acuerdos entre el Estado y la Iglesia. «Muchos consideran que la situación económica de la Iglesia ha mejorado con el Gobierno socialista», intentan chinchar a la número dos de Zapatero. «No comparto esa consideración», responde ella.
De la próxima entrevista del presidente con Mariano Rajoy la vicepresidenta dice esperar que salga una posición «más comprometida y responsable» del Partido Popular. ¿Y de la «obstinación del Gobierno» -así se lo preguntan sus entrevistadores- en evitar pronunciar la palabra crisis? De eso mejor no hablar. «No quiero entrar en ese debate», zanja.
