Época: «Aquí no se ha fraguado ninguna operación contra la Monarquía»

(PD).- Después de la polvareda levantada, Época ve la luz este jueves con un editorial en el que se defiende de los que les achacan querer perjudicar a la Monarquía por su información sobre Marichalar y la cocaína. Eso sí, el semanario político dirigido por Carlos Dávila ha decidido guardar en la nevera la anunciada segunda parte. «Nadie puede achacarnos oscuras maniobras y sofisticados ejercicios de intriga contra la Corona y sus Personas».

EDITORIAL DE LA REVISTA ÉPOCA

Cuando dos fuentes de máxima solvencia, dos, informan a una periodista acreditada
como pocos en esta profesión tan zoológica de un suceso, una revelación por más señas;
cuando ésta exige garantías de veracidad y aquéllas se las acreditan; cuando la publicación afina la información hasta el límite, hace lo debido, es decir, llamar, por ejemplo y en este caso a la Casa del Rey y publicar su versión, y dirigirse también al Tribunal Eclesiástico de Madrid para conocer si en esta entidad existe alguna causa de nulidad abierta respecto al todavía matrimonio Elena de Borbón-Jaime de Marichalar, no es lo más correcto, ni desde luego aceptable, atribuir a nuestro semanario las siguientes, redundantes y agresivas intenciones: primero, escribir una mentira a sabiendas con el objeto de acelerar el posible divorcio de la pareja (atribución realizada por un directivo de un periódico que ha hecho del periodismo de investigación su santo y seña); segundo, utilizar una falsedad con el único fin de vender ejemplares de una “revista residual” (afirmación manifestada por colegas cuyas biografías están repletas de fracasos, a pesar de haber usado en su trabajo la más nociva artillería que se pueda imaginar); tercero, propalar una insidia con la única intención de desprestigiar a la Corona (aseveración repetida hasta el asco por quien está condenado en firme por una calumnia innoble dirigida contra la Asociación de Víctimas del Terrorismo). Todo esto se nos ha dicho.

Aún podríamos añadir una relación perversa y más completa de las pérfidas intenciones que se nos han atribuido. Pocos, creemos, de los que han vertido contra ÉPOCA y el periódico digital digital de Intereconomía, lanacion.es, tales infundios han recordado las mil intervenciones suyas realizadas con profusión en Prensa, Radio y mil televisiones, en las que han defendido -esta vez con razón- los dos principios elementales sobre los que se basa el Periodismo
de investigación: el dato y el testimonio.

Y algo más, el secreto de las fuentes. ¿O es que ahora se nos exige a nosotros que desvelemos quiénes han sido los agentes activos de nuestra información? ¿Los alguacilados quieren
ser ahora alguaciles? Pues bien, no pensamos contravenir esa orden sagrada del Periodismo.
Y sí vamos a hacer otras cosas. Explicar asimismo que nosotros, pese a lo dicho enfáticamente en un programa de televisión, NUNCA anunciamos en nuestro pasado número que la reseña entonces publicada era la primera de una serie de tres. Mentira: dijimos -lo escribió el propio director-, en la página 3 del semanario, que insertábamos “tres informaciones comprometidas”: la antedicha, la generosidad económica con que el Gobierno de Zapatero ha tratado a los etarras del PCTV y ANV, y la recensión del homenaje tributado
por los socialistas en Mérida al que fuera alcalde Nieto Carmona, un individuo sanguinario que asesinó sin pestañear nada menos que a 46 de sus hombres en la Guerra Civil.

Decimos también que las fuentes de que hablamos no han cesado de manar. Sea porque sus relaciones con los afectados, muy afectados desde luego, no son las mejores, sea porque conviene a una determinada estrategia de defensa (o de ataque en el caso que nos ocupa), las fuentes ni se han secado, ni nos han dejado sin agua. Sucia además en algún sentido.

ÉPOCA, desde luego, marcará responsablemente los tiempos de la información; ni nadie nos va a presionar para que sigamos su ritmo, ni nadie va a obtener de nosotros las confirmaciones, los datos que precisan, para continuar con el caso.

Por lo demás, una de las representaciones jurídicas nos ha solicitado con el
correspondiente requerimiento notarial que no publiquemos las que ella juzga “informaciones atentatorias contra los derechos de la personalidad de su defendido”. Y en este momento,
atendemos la solicitud. Por prudencia cronológica y rectitud informativa; no hay otra razón. Tiempo hay para regresar a lo escrito, siempre y cuando consigamos idénticas garantías que las existentes.

Y finalmente: nuestro respeto, cariño y adhesión a la Corona continúan en los mismos perfiles de sinceridad de siempre. Lo mismo decimos de nuestro compromiso con la libertad de expresión.
Aquí no se ha fraguado ninguna operación contra la Monarquía, ni se ha engordado estrategia alguna contra la Institución. Nadie puede achacarnos oscuras maniobras y sofisticados ejercicios de intriga contra la Corona y sus Personas, a quienes tanto hemos defendido
pertinazmente.

Casi siempre, y hasta cuando han venido mal dadas. Con patriótico silencio.

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