The New York Sun echa el cierre asfixiado por la crisis económica

(PD).- No ha sido, ni mucho menos, una sorpresa. El pasado 4 de septiembre, Seth Lipsky, presidente y editor de ‘The New York Sun‘, ya informaba en las páginas de su propio periódico que a menos que obtuviera nueva financiación, el diario saldría a la calle por última vez a finales de mes. Y así ha sido.

Hoy, la página web del periódico abre con un artículo firmado por el propio Lipsky en el que informa a sus lectores de que tanto él como sus «socios han llegado a la conclusión de que ‘The Sun’ interrumpirá su publicación».

«Nuestro último número saldrá con fecha de 30 de septiembre, el primer día de Rosh Hashanah [año nuevo espiritual judío]. Quiero que sepáis que Ira [Ira Stoll, vice presidente] y yo, y nuestros socios, hemos recurrido a todos los medios posibles para evitar la interrupción de la publicación», añade.

De hecho, la semana comenzaba con una reunión en la que Lipsky explicó a editores y periodistas del diario que el cierre es «una decisión lógica tomada a raíz de una ardua evaluación de las posibilidades de cumplir nuestro objetivo de que la publicación fuese rentable en el futuro cercano».

El 16 de abril de 2002, ‘The New York Sun’ salía a la calle por ver primera, gracias a Seth Lipsky, que antes había pasado por ‘The Wall Street Journal’ y ‘The Forward’, y los 15,9 millones de dólares (unos 10,5 millones de euros) que traía consigo, aportados por una serie de patrocinadores, en su mayoría pertenecientes al mundo de las finanzas y la banca.

Ahora desaparece. La vieja redacción del diario, ruinosa y más bien propia del siglo XIX, según ‘The New York Times’, será abandonada por sus 110 empleados «de manera ordenada»: cobrarán hasta el mes de noviembre y su seguro de salud no expirará hasta el 31 de diciembre.

El «heroísmo» de los patrocinadores

La crisis económica se ha cobrado de esta forma su primera víctima en el mundo mediático. El propio Lipsky explica que uno de los principales problemas que ha tenido que afrontar ‘The New York Sun’ «es el hecho de que este mes, por no hablar de esta semana, ha sido uno de los peores del siglo para tratar de reunir capital», refiriéndose a las bruscas e históricas caídas de Dow Jones.

Sin embargo, ni así se tiró la toalla. En este sentido, el presidente y editor quiso mencionar en su artículo «el heroísmo» de los patrocinadores del diario, para después recordar que éstos seguirían invirtiendo millones de dólares en el caso de que el periódico encontrase nuevos socios.

«No hemos escuchado un solo lamento de alguno de ellos, lo que pone de relieve el hecho de que no esperaban únicamente beneficios por su inversión en este periódico. También tenían otros ideales», añadió.

Admirado por sus enemigos

¿Qué ideales? ¿En qué creía ‘The New York Sun’? «En la idea de que la noticia es el espíritu de la democracia y en los principios que hemos mantenido en nuestros editoriales: un gobierno limitado y honesto, la igualdad en virtud de nuestra Constitución y de la ley, los mercados libres, una gestión responsable del dinero y una fuerte política exterior en apoyo de la libertad y la democracia», explica Lipsky en su despedida.

‘The New York Sun’, que tenía la intención de ser una alternativa a ‘The New York Times’, era un diario de clara tendencia neoconservadora, defensor a ultranza del derecho de Israel a defenderse y conocido por el apasionado relato de los asuntos judíos.

Por su comprometida narración de la vida neoyorquina y la calidad de sus páginas culturales, así como por su carácter, ‘The New York Sun’ recibió elogios incluso de sus peores enemigos. Mark Malloch Brown, ministro británico de Asuntos Exteriores para África, Asia y las Naciones Unidas, lo comparó con «una espinilla en el trasero».

Tras el anuncio del cierre, R. Bloomberg, alcalde de Nueva York, y con quien el diario mantenía grandes diferencias, lamentó la pérdida de un periódico «inteligente, reflexivo y provocativo».

Sólo en 2002, a raíz de una entrevista a Ahmad Chalabi, favorito de los neoconservadores y de la administración Bush para el nuevo Gobierno iraquí, su etiqueta de periódico neoconservador fue cuestionada. En el texto, Chalabi aseguraba que Estados Unidos no estaba preparado para la posguerra y que auguraba caótica.

La publicación de esa idea desmentía la idea de que era «un incondicional órgano probélico sediento de sangre, que creo que en algunos círculos era nuestra reputación», dice ahora Stephen Miller, redactor de obituarios, al gran rival, ‘The New York Times’.

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