«Intentaremos entrevistar a Rosa Díez antes de las elecciones porque, si el resultado de las elecciones es el que yo creo que va a ser, después no va a tener mucho interés». Lo decía semanas antes de los comicios de marzo Javier Moreno, director de El País. Y se equivocó. Pero sigue en sus trece. En este caso, tirando de tijera.
La fotografía inferior fue publicada por El País para informar a sus lectores de la reunión celebrada en el Congreso de los Diputados para la firma de un comunicado conjunto condenando el asesinato del brigada Luis Conde:
Esta otra, de la agencia Efe, fue publicada por muchos otros periódicos con la misma intención que el Diario Global en Español: informar gráficamente de un hecho.
Tal y como cuenta Carlos Martínez Gorriarán en su blog:
Ahora, un sencillo ejercicio de agudeza visual: examina la imagen y señala las diferencias entre ambas (solución: es solo una ausencia). A continuación, un no menos sencillo ejercicio de reflexión: explica la diferencia e interpreta el porqué de la misma.
Nota: NaBai (Nafarroa Bai), la coalición nacionalista vasca, está representada en ambas imágenes mediante la agraciada efigie de su diputada, Uxue Barkos, a pesar de que la coalición se negó a apoyar un comunicado parecido en el Parlamento Navarro, es decir, se negó a condenar el asesinato de Luis Conde y los demás atentados de ETA, con las excusas de costumbre. Es posible que sea la fuerza de la costumbre –la burra siempre va al trigo- la que ha liado al poderoso Redactor Gráfico en Jefe de El País, ya saben, la costumbre de “informar” sobre las poses abertzales y de “informar” sobre la inexistencia de UPyD, pese a la nada dudosa y muy agraciada presencia de Rosa Díez en el acto y en la foto respetuosa con el realismo epistemológico (la realidad no es un invento subjetivo).
Periodismo recreativo contra la realidad, como la política de su hombre en la Moncloa. Noticia como ocultación y falsedad, como la política de su hombre en la Moncloa. Tergiversación y manipulación como trato diario con los hechos, como el hábito de su hombre en la Moncloa.
No tienen vergüenza ni sospechan qué pueda ser.