Nueva entrega de «Filtraciones Maleni» y las razones del «cautivo» navarro de ZP

Afirma Manuel R. Ortega en su magnífica Brújula de los Medios del Semanal que dos son dos los personajes de la semana. Una es mujer, el otro hombre. Presuntamente socialista ella, presuntamente conservador él. La dama, de origen andaluz; el caballero, navarro. Pese a tanto disparidad, hay algo en común: el gusto por calentar el sillón del despacho y no dolerles prendas a la hora de hacer lo posible por continuar con ello.

La primera, como ya sabrán, es la ministra más zote del gabinete Zapatero, la déspota de Fomento, esa que, como una mala copia de Saturno, devora jefes de prensa y directores de comunicación ministeriales a ojos vista.

Su lista de damnificados, sólo en ese terreno, sería tan equivalente como la de sus pifias ministeriales. Está visto que, con la excusa de la cuota andaluza en el Ejecutivo de ZP, Manuel Chaves ha aprovechado para quitarse los paquetes y endosárlos a nivel nacional. Y si les parece que no es así, otro día hablamos de la pintoresca titular de Igualdad, ex directora general de Promoción del Flamenco.

El caso es que, dicen algunas lenguas, y no sólo de ámbitos populares, que el día en que Chaves y su Rasputín de bolsillo, Gaspar Zarrías, colocaron a doña Maleni en Madrid, rejuvenecieron unos cuantos años.

La señora en cuestión consiguió que una operación político-financiera como las de las cajas de ahorros –que se antojaba un paseo militar– estuviese a punto de caerse por el precipio. ¡Ella es así!

De hecho, suele decirse que la cabra tira al monte, y doña Maleni, a farruca, no la gana nadie. Sobre todo cuando se trata de mantener el puesto. Entonces arrambla con todo. Por eso, que Fomento haya estado filtrando documentación sobre el accidente de Barajas –la mayor parte, anoten, a medios considerados afínes al Gobierno– no salta de ojo. Al fin y al cabo, ese diario ahora beneficiario llamado El País publicaba el 1 de mayo de 2003 que «El PP y Caja Sur cargan contra Álvarez por revelar las retribuciones de Castillejo». Que era presidente de dicha entidad y uno de los que se resistían como gato panza arriba a pasar por el aro. Para muestra un botón. Se ve que, pese a haber cambiado de despacho, doña Maleni no cambia de prácticas y juego sucio con tal de mantenerse en la poltrona.

El otro que no le anda a la zaga en ese asunto es ese peculiar personaje llamado Miguel Sanz, a la sazón presidente de Navarra, ahora reconvertido en el muy mejor amigo del PSOE.

Justo es señalar que lo hace, más que nada, porque los socialistas le tiene cogido por salva sea la parte. Pero hay maneras y maneras, don Miguel.

No venda burras, que usted ha llegado a amparar ediciones regionales de publicaciones muy de derechas. Hable con quien quiera, por supuesto. Pero córtese un poco, que hay memorias y hemerotecas. ¡Con lo que usted ha sido!

Dicen que en ese cambio de chip hay un factor no desdeñable: los consejos del señor de los hoteles, también conocido como Antonio Catalán –sí, sí, el de AC– que ha hecho de Sanz su marioneta. ¿Será verdad que los susurros al oído del poderoso empresario, amigo hoy de ZP, mañana de quien haga falta y siempre de los dineros, han hecho mella en su amigo y paisano de Corella?

Lo cierto es que esa relación no siempre fue tan estrecha. Más allá de los juegos en el pueblo, en la niñez y tal, el hijo del chófer del capitoste falangista José Luis Arrese tuvo una etapa de despreciar a Sanz.

«Es un pueblerino», dicen que era su forma de tildarle. Vayan ustedes a saber. En todo caso, aquello cambió cuando Sanz tocó poder. Y comenzaron los consejos, las camisas traídas tras cada viaje a Italia y los contactos, vía el correo del zar empresarial, con los que parten el bacalao en el PSOE en Madrid. El resto ya lo han escuchado ustedes. Y si no ya se encargará Sanz de hacer alguna declaración.

Como por esta semana ya tenemos demasiados recordatorios, dejaremos para más adelante los líos de la CEOE, donde otro señor muy muy muy de derechas le ha hecho el caldo gordo al Gobierno y ha armado el Belén en su propia casa. ¿Tal vez por lo de Marsans, Aerolíneas Argentinas y demás calderilla? Quí lo sá.

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